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Los ojos de Eve Thompson se abrieron de par en par, incrédulos, mirando la cara que estaba tan cerca.
Su mente estaba en blanco.
La forma en que él la besó fue feroz y brutal, sus labios y dientes chocaban dolorosamente con los suyos. Ella quería decir algo, pero cuando abrió su boca ligeramente, algo se deslizó dentro...
Un fuerte olor hormonal invadió su boca mientras la dominante fuerza de su beso era similar a la de una bestia salvaje avistando a su presa. Parecía que estaba a punto de devorarla en el siguiente instante.
El cuerpo de Eve se tensó. Era como si todo el aire en su pecho hubiera sido succionado, causándole olvidar cómo respirar.
Una mano grande y cálida sujetaba con fuerza la parte trasera de su cabeza, haciendo imposible la escapatoria...
—¡Iris! —De repente, una voz la devolvió a la realidad.