Tirada en un charco de sangre durante cuatro horas... ¿y nadie la encontró?
Eve Thompson sintió su mente quedar en blanco, su corazón apretadamente constreñido, mientras agarraba ansiosamente el brazo del doctor preguntando—¿Qué le pasa a mi madre? ¿Puede salvarla?
Al ver a su madre cubierta de sangre, se sintió al borde de la locura.
Desde la fiesta de cumpleaños, su relación con su madre se había fortalecido día a día. Eran como dos guisantes en una vaina, y su madre era la persona más cercana a ella en este mundo...
Estaba al borde de un colapso emocional.
El doctor estaba ocupado preparando la cirugía y dijo—¡Necesito operarla de inmediato!
Sólo entonces Eve soltó la mano del doctor, su voz temblorosa—Por favor, se lo suplico, ¡salve a mi madre!
Cuando el doctor entró en el quirófano, Eve se quedó junto a la puerta, apoyada en la pared y se deslizó hacia abajo sin fuerzas.