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—¿Acaso el mundo se había vuelto del revés? —Oliver Charles miró a Anthony Charlie con sorpresa. A pesar de haber dormido durante tres días con esos ojos de panda, ¿cómo es que Anthony le mostraba tanta amabilidad?
—Dada una elección, echó la cabeza hacia atrás y se rió:
—¡Olla caliente! —Eve Thompson no esperaba que el hombre le pidiera pacientemente su opinión.
Su risa era pura y satisfecha, brillante pero sin complicaciones, pero la persona detrás de la risa seguía siendo discreta y misteriosa...
—Justo coincidió con el tiempo en que ella había ido al baño... —Cuando Oliver Charles estaba resolviendo el problema, claramente alguien más estaba controlando el ordenador. Anthony Charlie sutilmente retiró su mirada, seguro de que ella le había ayudado. —Esta chica, que estaba en último lugar en este curso profesional, en realidad era una experta en informática.