Habían empezado apenas su búsqueda, pero ella había decidido abandonarla.
En ese momento, él sintió como si hubiera sido abandonado por todo el mundo.
Comenzó a preguntarse para qué había sido todo, pasar por tales dificultades.
Estaba molesto y dolido. No podía superar a Xiao Qiao.
Aún recordaba que en ese tiempo, fue Luchador del Alma quien llevó consigo dos botellas de licor al club que habían alquilado. Todavía era escaso. Trajo consigo los cacahuates que había comprado en el supermercado y simplemente se sentaron en el suelo, bebiendo vasos de licor.
La sensación ardiente y picante calmaba de alguna manera las emociones.
—¡Hermano, si te consideras un hombre, tienes que reponerte! —le dio una palmada en el hombro y gritó en voz alta.
