El momento en que sus ojos se encontraron, Lu Nanze sintió como si algo golpeara su corazón, provocando que sus pupilas se encogieran. Se quedó paralizado y congelado en el lugar.
Habían pasado ocho años.
Pero nada sobre la chica que estaba frente a él parecía haber cambiado, aparte de una figura más afilada, más distinta.
No, eso no era del todo cierto. Algo había cambiado.
Había perdido peso.
Algo de la grasa de bebé que solía llenar su rostro ahora había desaparecido.
Su frágil figura parecía como si fuera a flotar y llevarla el viento con una ráfaga fuerte.
¿Cuánto había sufrido en estos últimos años?
Mientras Lu Nanze estaba allí parado, sintió un deseo abrumador de correr hacia ella y estrecharla en su abrazo. Pero también tenía miedo... Miedo de que la escena ante sus ojos no fuera más que una ilusión.
Después de todo, la persona frente a él llevaba un traje tradicional amarillo. Quizás era solo su imaginación.
Pero en el siguiente momento…