—¿? —Lin Jing pulsó las teclas con impaciencia.
Pii, pii, pii.
—Ella colgó.
Además de unas cuantas otras empresas y personas, ¿quién más podría desembolsar 200 mil millones? Al menos, Lin Jing, que dependía de sí misma para ganar dinero y nunca aceptó dinero malhabido, ¡no podía!
…
Universidad Huaxia.
En el piso 19 del edificio de actividades.
Mientras miraban las propinas de otras personas que valían decenas o incluso cientos de millones, la cara de todos se tornaba aún más sombría.
Agua no pudo evitar decir:
—Resulta que la Hermana Xi tiene tantos amigos ricos. Cualquiera de ellos podría regalar más que lo que hemos ahorrado con esfuerzo. No es de extrañar que dijera que no necesitaba nuestro dinero.
¡Bang!
Justo cuando dijo esto, Yu Da cerró de golpe la computadora, haciendo que la mesa de la habitación temblara.
Todos se volvieron a mirarlo.
—Yu Da se burló:
