La caída de un dios, el inicio de una traición, envidia, celos, matanza, el fin de varias especies se acerca; todo esto se avecina en esta historia.
Unos días han pasado desde que TEZCATLIPOCA fue echado del trono solar. Nos vamos a una habitación hecha de piedra y oro, con un gran balcón donde está un trono hecho de oro puro y ahí está sentado Quetzalcóatl sumergido en sus pensamientos, cuando de repente entran al trono real del sol dos personas muy conocidas, HUITZILOPACHTLI y XIPETOTEC.
HUITZILOPACHTLI: Wajajajajaja, bien hecho, Quetzalcóatl, pensar que ese debilucho no fue rival para ti; la pelea debió ser muy interesante para que lo mandaras volando al plano mortal. (Se apega a Quetzalcóatl.) Vamos, hermano, dime cómo le ganaste.
Quetzalcóatl, un poco incómodo, no le dice nada.
XIPETOTEC: Vamos, hermano, no seas muy molestoso con nuestro hermano Quetzalcóatl; debe estar viendo cómo mejorar a los mortales. Dejémoslo trabajar.
HUITZILOPACHTLI: (caminando hacia la salida) Está bien, me retiro; a diferencia de ustedes tengo que seguir con los sacrificios. Ese maldito pez no quiere morir, por más que padre le absorba sus poderes todos los días. A este ritmo faltarán más de mil noches para dejarlo seco. En fin, (abre la puerta) nos vemos. Quetzalcóatl gobierna bien estas tierras, no me hagas venir a bajarte como lo hiciste tú, jeje (cierra la puerta).
XIPETOTEC: No le hagas caso, Quetzalcóatl, sé que tú puedes, pero ten cuidado; nuestro hermano Tezcatlipoca no se quedará tranquilo. (Le agarra el hombro y se retira.) Nos vemos.
Una vez que la noche llega al plano mortal, Quetzalcóatl se levanta de su trono para dejar descansar el plano mortal y se va a la habitación continua que tenía su cama. Vemos cómo se tambalea y se tira a su cama y ahí dice unas palabras para él mismo.
QUETZALCÓATL: Maldita sea qué hago, todos piensan que gané a mi hermano limpiamente; si supieran que lo agarré de improviso (suspiro), no sé si lo que hice está bien, pero cómo me hervía la sangre verlo muy glorioso en ese trono y cómo me desesperaba ese maldito, se cree más fuerte que yo. No hay de otra, tendré que hacerme más fuerte. (Cabizbajo) Maldición, quisiera volver el tiempo atrás para hacer mejor las cosas con mi hermano, no sé, quizás...
Mientras Quetzalcóatl está sumergido en sus pensamientos, gritos desesperados se escuchaban fuera del balcón del trono solar. Rápidamente, Quetzalcóatl sale a ver qué es lo que está pasando y, mientras Quetzalcóatl sale al balcón del trono solar, entran sus otros hermanos para avisarle lo que pasaba y juntos salen a ver. Grande es su sorpresa cuando en el plano mortal una gran lluvia daba lugar, pero no una lluvia normal; era una lluvia de jaguares que destrozaban todo a su paso.
Los primeros humanos que habitaban esas tierras estaban siendo salvajemente despedazados. Quetzalcóatl, con sus poderosos ojos, logra ver que muy al fondo en un bosque se encontraba su hermano Tezcatlipoca con un gran poder invocando la lluvia de jaguares. A Quetzalcóatl no le quedó de otra que solo ver impotente cómo la primera creación estaba siendo asesinada; los dos hermanos solo tomaron el hombro de Quetzalcóatl y lo consolaron mientras Quetzalcóatl pronunciaba algunas palabras.
QUETZALCÓATL: (furioso) Hermano, veo que tú no te detendrás, así que juro que morirás algún día por mis manos.Los hermanos quedan un poco sorprendidos por las fuertes declaraciones de Quetzalcóatl, pero no dicen nada. Los 3 hermanos hablan del futuro un par de minutos y luego proceden a retirarse del lugar, dejando a Quetzalcóatl en el trono para que medite. Luego de que los dos hermanos se marchen, Quetzalcóatl procede a crear a los siguientes humanos. Al ver cómo crearlos, Quetzalcóatl agarra una mazorca de maíz que tenía en su mesa y se le ocurre la brillante idea de crear a los humanos a base de ese material.
Los años han pasado y los nuevos humanos son más pequeños pero listos y también algo arrogantes, ya que ellos no se postran ante los dioses debido a que, por su intelecto, se creen superiores, y debido a esto se produjo una reunión de algunos dioses donde, después de tiempo, se encuentran los 4 hermanos principales.
En algún lugar de TOMOANCHAN.
En una gran mesa están sentados grandes divinidades, y en el medio de esta mesa se encuentra Quetzalcóatl y a sus lados están sus dos hermanos, HUITZILOPACHTLI y XIPETOTEC, ambos en diferentes lados, mientras que en otra silla más al fondo vemos cómo Tezcatlipoca está con una capucha cubierto y la reunión empieza y rápidamente se para TEZCATLIPOCA.
TEZCATLIPOCA: ¿Qué tal, hermanos? Su hermano mayor los saluda; hoy quiero hablar de los humanos arrogantes que Quetzalcóatl ha creado.
Este comentario molestó un poco a Quetzalcóatl.
HUITZILOPACHTLI: ¡Tú!, tú no deberías estar aquí; gracias a ti las primeras formas de vida murieron de una forma muy trágica.
XIPETOTEC: Espera, hermano, no peleen, estamos aquí para hablar, no para pelear.
QUETZALCÓATL: Sé que fue mi culpa por crear seres así, pero les di más habilidades; por eso parece que se salieron del camino, pero no quiere decir que sean malos. Después de todo, pienso que se puede mejorar.
TLALOC: Será mejor que midas tus palabras, Tezcatlipoca, por tu culpa retrocedimos mucho en la creación.
TEZCATLIPOCA: Maldición, a ustedes solo les importa la creación, ¿verdad?, pero ¿qué hay de su hermano? Nadie se movió por mí y lo que hizo Quetzalcóatl, nadie lo castigó; me dieron la espalda y ahora que él crea una aberración para los dioses, tampoco van a decir nada.
HUEHUETEOTL: No seas arrogante, eres más débil que Quetzalcóatl. No sé por qué intentas amenazarnos; igual no eres rival para nadie aquí, así que mejor lárgate, discutiremos esto sin ti.
Todos los dioses que se encontraban en el lugar están murmurando y, de un momento a otro, le dicen que se largue a Tezcatlipoca. Él, sin ningún apoyo, resignado tiende a irse, pero antes de irse dice unas palabras.
TEZCATLIPOCA: ¿Están seguros de lo que están haciendo? Espero no se arrepientan de esto y tú, Quetzalcóatl, ¿estás seguro de que eres más fuerte que yo?
Quetzalcóatl solo lo mira muy serio y no dice nada; Tezcatlipoca lo mira decepcionado y se marcha metiéndose en una sombra. Los demás dioses discuten por unas cuantas horas lo que van a hacer con los humanos y llegan a la conclusión de que los más arrogantes serán sacrificados para mantener quieto a CIPACTLI; luego de esto proceden a retirarse.
Luego de un tiempo, unos años más adelante, un día como otro, cuando el fin del día está terminando y la noche cubre los cielos, Quetzalcóatl termina su trabajo de sol cuando siente un poder siniestro viniendo de un bosque del plano mortal. Al intentar mirar qué pasa, no puede, ya que un extraño poder le impedía ver.Debido a esto último, Quetzalcóatl decide bajar a ver qué estaba pasando y cuando llega al bosque hay una extraña cúpula de neblina negra y eso le da un mal presentimiento. Rápidamente, Quetzalcóatl entra a la cúpula y horrorizado mira cómo Tezcatlipoca estaba sacrificando a una hermana diosa clavándole un puñal en su corazón y sacándolo para ofrecerlo a Mictlantecuhtli, el cual llevaba una conversación a través de un caldero.
Tezcatlipoca, al darse cuenta de que su hermano lo había descubierto, rápidamente desaparece todo con su poder de las sombras y ataca a Quetzalcóatl. Los dos dioses empiezan a tirarse puñetes a diestra y siniestra; sin darse un respiro, pasan los minutos de pura pelea y se separan un poco para descansar y tomar un respiro.
TEZCATLIPOCA: (cansado) Maldito Quetzalcóatl… te has vuelto muy fuerte.
QUETZALCÓATL: (cansado) A diferencia de ti… he estado entrenando mucho para superarte… y no voy a rendirme, te ganaré, hermano.
TEZCATLIPOCA: (toma aire profundamente) Muy bien, basta de juegos; acabaré contigo, hermano.
Ahora vemos cómo Tezcatlipoca toma una forma de jaguar humanoide, dejando sin palabras a Quetzalcóatl, el cual, cuando está tomando conciencia de la situación en la que se encuentra, es recibido por un fuerte puñetazo de su hermano que lo devuelve a la realidad, mandándolo a volar hasta las paredes del domo de neblina que había atravesado, pero en esta ocasión no pudo salir. Ahora las paredes eran sólidas y no tenía escapatoria. Tezcatlipoca agarró a su hermano como un saco de boxeo, estampándolo contra todos lados y golpeándolo múltiples veces sin descanso. Ya por último Tezcatlipoca, en plena paliza, recuerda a su hermano alegre y confiado de la primera vez y decide dejarlo.
Tirado en el suelo con múltiples heridas y con dificultad para respirar se encuentra Quetzalcóatl, y su hermano Tezcatlipoca solo lo mira.
TEZCATLIPOCA: Te creías el mejor y mírate, no tienes nada (desaparece el domo). ¡YO SOY EL SEÑOR DE LA NOCHE! No tienes oportunidad contra mí siendo tan debilucho y estas creaciones tuyas demuestran tu falta de seriedad y poder; ahora pagarán por todo.
Tezcatlipoca, invocando todo su poder, lanza de sus manos una espesa niebla de color negro, la cual recorre todo el plano mortal y transforma a la humanidad en diferentes animales y la mayoría son monos. Con este acto, Tezcatlipoca desapareció a la mitad de la humanidad para darle una lección a los humanos arrogantes y dejarles un mensaje: "Que sirvan y adoren a los dioses".
Mientras Tezcatlipoca se marcha, pronuncia unas palabras para su hermano.
TEZCATLIPOCA: Eres débil, hermano mío; espero no volverte a ver y también espero que hagas un mejor trabajo, y con esto me despido, jajaja.Quetzalcóatl, todo herido, se logra dar la vuelta y empieza a arrastrarse y, en su mente, maldice su debilidad. Está furioso consigo mismo; tanto era su ira que apuñeteaba el suelo produciendo temblores. Su ira fue tanta que su aura empezaba a crecer y, en su frustración y resentimiento, ve pasar una enorme serpiente que escapaba de su rabieta y incontables aves que salían volando de su poder, y eso le da una idea.
QUETZALCÓATL: (furioso) Si fuera tan larga y fuerte como esa serpiente y gobernara los aires con alas como esos pájaros, quizás le ganaría a mi hermano, ¡MALDICIÓN!
De la nada, en la cabeza de Quetzalcóatl surge la figura de una serpiente emplumada y recuerda su poder de adquirir cualquier forma que desee. Unos ojos malévolos aparecen en Quetzalcóatl, haciendo temblar todo el continente y transformándose en una inmensa serpiente con alas. Ese día nació la serpiente emplumada Quetzalcóatl.
Ya con su poder y por desprecio, y cegado por la derrota y la rabia, Quetzalcóatl con su nueva forma visita todos los pueblos humanos y en ellos suelta toda su ira, destruyendo con fuego que expulsaba de su boca y matando a los pocos humanos que quedaban, extinguiendo a la humanidad por segunda vez. Después de un tiempo, Quetzalcóatl, arrepentido por lo que había hecho, renuncia al trono solar y se retira a dormir y controlar su nuevo poder, no sin antes crear a la humanidad por tercera vez.
Esta vez los 2 últimos hermanos restantes deciden no interferir en el trono solar, dejando abierta la postulación, lo cual luego se hace en una reunión nuevamente y en la cual no participa Tezcatlipoca porque nadie lo quería. El dios de la noche había sido exiliado del TOMOANCHAN; en esta ocasión el dios TLALOC ocuparía el lugar de nuevo sol y el 3.° sol fue creado.
Los humanos de este tiempo eran parecidos a los anteriores, pero esta vez eran más amables. Quetzalcóatl había aprendido de sus errores. Todo iba bien hasta que nuevamente nuestro dios de la noche, Tezcatlipoca, decide tomar acción contra el panteón nahual. En esta época, ya tenía más poder; había conseguido un artefacto mágico, el cual le daba más poder sobre la oscuridad, una especie de espejo por el cual lograba sacar más poder. Fue llamado espejo humeante, ya que del espejo emanaba niebla negra.
Mientras TLALOC gobernaba los cielos volviéndose el sol, Tezcatlipoca robó vilmente a su mujer, provocando que TLALOC se pusiera furioso y, este, al ser el dios de la lluvia, dejó de producirla por años, generando una gran sequía en el plano mortal. Luego de un tiempo, por su desesperación e impotencia, los humanos suplicaban por agua, pero luego de 4 años sin agua, las nubes se pusieron negras de nuevo. Los pocos humanos que ya quedaban se alegraron, pero grande fue su sorpresa cuando vieron que de esas nubes negras no salía agua, sino meteoros gigantescos de fuego para destruirlo todo; las inmensas bolas de fuego carbonizaron a la humanidad que quedaba. Otra vez Tezcatlipoca había matado a la humanidad.