NOTA 1: Todos los derechos de la serie Neón Génesis Evangelion pertenecen a Gainax/Khara, o quienes les sucedan legalmente en el futuro. Esta historia fue escrita sin fines de lucro, solo como medio de esparcimiento. No me demanden.
NOTA 2: Este capítulo contiene escenas de tipo LEMON (descripciones explicitas de contenido sexual) por lo que no es apto para menores de 18 años.
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Unos agotados Shinji y Maya finalmente pudieron dejar las instalaciones de NERV, luego de un largo y ajetreado día en que habían pasado de todo. Bueno, casi de todo. Y es que pese a la espectacularmente excitante y deliciosa mamada de Maya, Shinji seguía siendo "técnicamente virgen". Precisamente en eso iba pensando el susodicho mientras su mente lo llevaba una y otra vez a lo que pasó con Maya en el ascensor. Cómo Maya se lo había mamado, la deliciosa sensación de sentirse deslizándose dentro de su caliente y húmeda boca; pero por sobre todo, el sabor de Maya, que aún podía sentir en su boca.
— Dulce — dijo Shinji, con ojos soñadores y un hilillo de baba escurriéndosele por la comisura de los labios.
— Perdón. ¿Dijiste algo? — preguntó Maya, que también iba perdida en sus propios pensamientos.
— No, nada — respondió el Tercer Elegido, bajando el rostro sonrojado y tratando de ignorar la erección que no se le había bajado en ningún momento, pese a la mascada que le dio Maya y el accidente con el cierre del pantalón.
La joven mujer asintió con la cabeza y bajó la cabeza, continuando su camino junto a Shinji, para tomar el autobús que los dejaba a una cuadra del edificio donde vivía Maya.
La mujer seguía decaída por lo que había ocurrido. Su encontrón con Shinji no era algo que tuviera planeado. Si ocurrió, fue única y exclusivamente porque en ese momento estaba enferma de caliente, y sentir la lengua de Shinji pasando por entre los pliegues de su concha mientras la saboreaba con desenfreno, era algo que necesitaba con urgencia. El problema es que su deseada Ritsuko la había descubierto; y nada menos que con la evidencia del delito escurriéndole por una mejilla.
"¿Ahora qué pensará ella de mí?" se preguntó Maya, enojada por su mala suerte. Y como si eso fuera poco, seguía tan caliente como antes. El recordar lo que hizo Shinji en su entrepierna solo aumentaba su calentura.
Maya miró a Shinji al mismo tiempo que él la miró a ella. Con la cara de calientes que ambos tenían, bastó una sola mirada para que supieran que aún estaban con ganas de seguir con la fiesta. Se sonrojaron visiblemente.
Sí, eran un par de calientes viciosos.
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Ninguno de los dos supo cómo fue que habían llegado frente a la puerta del departamento de Maya, ya que todo el camino habían estado más pendientes de meterse mano mutualmente, que de ver por dónde iban.
El paseo en autobús había sido particularmente agitado y excitante para ambos. Mientras Shinji se divertía explorando con una mano bajo la falda de Maya, ella tenía una mano metida dentro del pantalón de Shinji, entretenida jugando con su pene, que agradecía con una gran erección las atenciones de la mujer de cabello corto.
El camino hasta el edificio fue algo más relajado, ya que estaban en un espacio público, y se vería mal que ella caminara con una mano dentro del pantalón de un chico, y que este a su vez, tuviera una mano debajo de la falda de ella. Además que técnicamente hablando, sería muy difícil caminar de esa forma. Esto cambió radicalmente cuando llegaron al edificio donde vivía Maya. Apenas entraron al ascensor, se fueron uno contra el otro, besándose y metiéndose mano como si el mundo se fuera a acabar. Salieron del ascensor dando tumbos y caminaron así hasta la puerta del departamento de Maya, donde Shinji tuvo que soltarla para que ella buscara las llaves.
Y aquí estaban ahora, ante la puerta del departamento de Maya. Shinji sabía lo que pasaría una vez cruzada esa puerta. Al fin podría tener sexo. Simple, ardiente y desenfrenado sexo, hasta que ya no diera más de cansancio. Tragó sonoramente. Estaba un poco asustado, sí; pero por sobre todo, caliente.
Nada más Maya abrió la puerta de su departamento, la pareja ingresó dando tumbos entre besos y agarrones.
— Al fin llegas, Maya.
— ¿Qué te retrasó tanto?
— ¡¡WAAAAAAAA!! — gritaron Shinji y Maya cayendo aparatosamente al suelo de la sola impresión, al ver a Makoto Hyuga y Shigeru Aoba, instalados ante la mesa de comedor, con unas cervezas, una fuente de patatas fritas, fumándose un habano cada uno mientras jugaban a las cartas.
— Makoto, Shigeru… ¿¿QUÉ MIERDA HACEN EN MI DEPARTAMENTO?? — regañó Maya, entre asustada y frustrada, al ver a sus dos inoportunos compañeros de trabajo en medio de su departamento, arruinando una prometedoramente candente sesión de sexo.
— ¿Cómo que, "qué hacemos"? — preguntó Makoto sin entender — Hoy es viernes. Todos los viernes jugamos póker. ¿Lo recuerdas?
— La última vez quedamos en que sería en tu departamento — dijo Shigeru.
Maya pestañeó un par de veces en sorpresa al darse cuenta de que los hombres tenían razón. Ellos siempre jugaban póker los martes y los viernes; y por estas cosas de la vida, este viernes tocaba en su departamento.
— ¡Oh! — fue todo lo que pudo decir Maya, agradeciendo que al parecer sus compañeros no vieron nada comprometedor.
— Oye Maya. ¿Qué no es Shinji sobre el que estás sentada? — preguntó Shigeru.
Fue en ese momento que Maya recordó a Shinji, y que efectivamente había caído sobre él. Al mirar hacia abajo, se percató de que estaba sentada sobre el pecho del chico con una pierna a cada lado, mientras el susodicho estaba inconsciente, con la boca abierta, los ojos en blanco y una gran mancha roja sobre el vendaje de su cabeza.
— ¡Shinji! ¿Shinji, estás bien? ¡¡Shinji, responde!! — casi gritó una preocupada Maya, mientras zarandeaba al Tercer Elegido por los hombros, haciendo que la cabeza de este se bailaba de un lado a otro.
— ¿Por qué viniste con Shinji? ¿Quiere jugar póker con nosotros? — preguntó Shigeru.
— ¿Y por qué vistes como la doctora Akagi? — preguntó Makoto, reparando en la ropa de Maya.
— ¡¡Dejen de preguntar estupideces y ayúdenme con Shinji!! — dijo una alterada Maya, revisando la herida en la frente del joven Piloto EVA.
Nada más quitar el vendaje de la cabeza de Shinji, un chorro de sangre saltó directo a la cara de Maya, bañándola en sangre por segunda vez en el día.
— ¡¡WAAAAAAA!! — gritaron asustados Makoto y Shigeru, al ver el geiser de sangre que salía de la frente de Shinji.
— ¡¡KYAAAAAAAA!! ¡¡SE LE ABRIERON LOS PUNTOS!! — gritó una ensangrentada Maya, haciendo compresa en la frente del chico con las manos.
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Asuka estaba concentrada en el juego de video, apaleando a todo los personajes que se le aparecían por delante con su equipo de 3 luchadoras. Una que vestía como bartender, otra con pantalones de cuero, camisa blanca ajustada, suspensores y guantes de cuero. La última; con la que jugaba en ese momento, era una voluptuosa mujer que vestía un pequeñísimo y sugerente traje rojo y blanco, que cargaba dos abanicos, con los que estaba literalmente demoliendo a abanicazos a un tipo de traje de cuerpo, que cayó de espaldas para no levantarse más.
— ¡¡¡SÍ!!! — dijo Asuka, al derrotar a otro equipo, pasando a la siguiente ronda.
Hikari observaba a Asuka, sentada en su cama con algo de pena. Sabía que a su amiga le pasaba algo, y la conocía lo suficiente para saber que ese algo tenía que ver con Shinji. Pero mientras la pelirroja no quisiera hablar, no sacaba nada con presionarla. Solo le restaba esperar y estar a su lado cuando necesitara apoyo. Aunque sabía que ella nunca lo pediría.
Por su parte, Asuka no lo estaba pasando tan bien como aparentaba. La imagen de una Rei desnuda, sentada sobre un Shinji desnudo, tomándole el pene con las manos, es algo que no podía sacar de su mente. El que Misato no hubiera hecho nada al respecto, fue la gota que rebasó el vaso.
Estaba furiosa con Misato, por lo que nada más llegar al departamento, tomó sus cosas y salió de ahí; porque si se quedaba, le gritaría a Misato hasta el año que viene, por estúpida. Pero la principal razón por la que salió, fue para no ver a Shinji. Y es que estaba confundida, ya que no sabía lo que le pasaba con el Tercer Elegido.
Shinji es la representación de todo lo que ella odiaba. Es patético, llorón, introvertido y débil. Todo lo que despreciaba está representado en ese idiota, y aun así pudo superarla en el EVA. Probó que no solo tiene capacidad para ser un buen piloto, también demostró que a veces puede mostrar valor y hombría. Y lo que es peor, había despertado cosas en ella que nunca había experimentado.
El muy desgraciado se había colado en los vestidores de mujeres de la escuela, y le dio una buena mirada a su coño. Y como si eso fuera poco, después se bajó los pantalones y le mostró su… su…
Asuka suspiró.
¿A quién engañaba? Fue ella la que le bajó los pantalones a Shinji; por muy accidente que fuera. Aun así, al muy desgraciado se le paró en frente de ella. Debía reconocer que estaba bien equipado. Tan bien equipado; de hecho, que hasta se había masturbado pensando en él. Lo peor de todo es que ahora no podía dejar de imaginarse a ella en el lugar de Rei, desnuda sobre Shinji, guiando el gran pene de ese idiota hasta la entrada de su coño con las manos, para después deslizarse sobre él, dejándolo entrar en su cuerpo y… ¿¿QUE DEMONIOS ESTOY PENSANDO??
— ¡¡¡SHEISSE!!! — gritó Asuka, lanzando con rabia al suelo el mando de la consola, al darse cuenta de lo que estaba pensando y de que sentía un fuerte ardor entre las piernas.
— ¿¿Que rayos te pasa?? Ese Play-Station es de una de mis hermanas — regañó Hikari.
— Perdón. Yo… necesito usar tu baño — dijo la pelirroja saliendo rumbo al baño, dejando atrás a una preocupada Hikari.
En el baño, Asuka cerró la puerta con llave, se bajó el pantalón del pijama y las bragas, y comenzó a masturbarse en un intento por calmar el fuego que había entre sus piernas. Muy a su pesar, no fue Kaji el que acudió a sus fantasías, fue la imagen de un desnudo Shinji sobre el que ella estaba sentada, empalándose a sí misma, en ese simiente de carne que la había impresionado tanto.
— Aaaahhhh… maldito Shinji… ¿por qué? Aaahhh… te odio… — decía Asuka en susurros, antes de taparse la boca con una mano para acallar el fuerte gemido que quería dejar su garganta al haber llegado al clímax.
Una vez más calmada, Asuka dio un fuerte puñetazo a la pared, con el rostro contraído por la rabia. Se había corrido pensando en Shinji. ¿Acaso había algo mal con ella? ¿Estaba loca o acaso…?
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— Ya está — dijo una fastidiada Ritsuko, terminando de suturar por segunda vez la cabeza de un aturdido Shinji, que estaba recostado en una camilla en un pequeño laboratorio, ocupado por Ritsuko para hacerle los exámenes semanales a los Pilotos EVA.
— Gracias — dijo Shinji, un tanto atontado por la anestesia, pese a ser solo local.
— No hay nada que agradecer. Solo cumplo con mi trabajo — dijo Ritsuko, vendando una vez más la cabeza del Tercer Elegido.
— Doctora. ¿Podría no avisarle a Misato de esto? No quisiera preocuparla — dijo Shinji.
— Se va a preocupar de todas formas al llegar a casa y no encontrarte ahí — respondió la rubia.
— Bien, yo… desde ayer que no he dormido donde Misato — dijo Shinji, un tanto avergonzado.
La rubia se sorprendió por esa declaración, y estaba por decir algo cuando fue repentinamente interrumpida.
— ¿Cómo está Shinji? — preguntó una agitada Maya, entrando al laboratorio recién bañada y vistiendo la horrible ropa deportiva que le había dejado Makoto unas horas antes, al no tener ya nada más que ponerse.
— Vivirá — fue la fría respuesta Ritsuko, estrechando los ojos al mirar fijamente a Maya, imaginando ya donde había pasado Shinji la noche anterior.
— ¿Doctora? — preguntó Shinji, tímidamente.
— Está bien, No le diré a Misato. Pero debes quedarte aquí y descansar. Te administré algunos medicamentos un tanto fuertes. Además ya es muy tarde para que te vayas a dónde sea que quieras pasar la noche; y menos en ese estado — dijo Ritsuko con seriedad.
— Sí doctora. Gracias — dijo Shinji, ya sintiendo el efecto de esos medicamentos.
— Bien. Recuéstate y duerme — dijo Ritsuko, tapando a un ya casi dormido Shinji con una manta, antes de darse la vuelta y caminar directo hasta Maya — Tú y yo tenemos que hablar. Vamos a mi oficina.
— Sí doctora — dijo Maya mirando al suelo, sintiéndose como un condenado a muerte.
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Misato miraba la ciudad por el balcón de su departamento con un dejo de tristeza en el rostro. Al llegar a casa y ver la nota de Asuka diciendo que iría a dormir donde Hikari, y que llegaría al siguiente día por la tarde, le hizo suponer que era una excelente oportunidad para aclarar las cosas con Shinji. Con lo que no contó, fue conque Shinji tampoco estuviera en casa.
Sabía que las cosas entre ellos no habían estado bien desde que ella lo descubrió masturbándose. El que después él la viera masturbándose a ella, junto con correrse en su cara, debió ser algo muy fuerte de asimilar. Pero después de esa casi beso que se habían dado, pensó que las cosas podían arreglarse.
Y es que en ese momento, ella vio algo que le hizo dar un vuelco al corazón. Pudo ver deseo en los ojos de Shinji; deseo y algo más. Algo que si era lo que ella pensaba… suspiró.
Misato se empinó de un trago la lata de cerveza. Al menos estas horas de soledad habían servido para algo. Había tomado una decisión. No sabía si era la correcta, pero sí sabía que era lo que ella deseaba; lo mismo que creyó ver en los ojos de Shinji.
— Debo estar loca por considera esto, pero ya no puedo dar marcha atrás — dijo Misato para sí, mirando el cielo estrellado — ¿Dónde te metiste, Shinji?
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— ¿Qué hay entre tú y Shinji?
Maya tragó sonoramente ante la directa pregunta por parte de Ritsuko.
Ambas mujeres habían llegado hace unos minutos a la oficina de la científica. Maya permanecía de pie, mientras que la rubia se sentó detrás de su escritorio, dándole a Maya con una mirada fulminante detrás de ese par de anteojos, que le daban un aire intelectual. Ritsuko estaba furiosa. Eso Maya podía notarlo a kilómetros. Aun así, no pudo dejar de admirar lo hermosa que se veía la científica con ese rostro fiero. Parecía una leona lista para saltar sobre su presa.
— ¿Y bien? ¿No vas a responder? ¿Qué hay entre tú y Shinji? — insistió Ritsuko, sacando a Maya de sus pensamientos.
— Bueno… somos amigos — dijo Maya, con voz nerviosa.
— ¡¡MENTIRA!! — ladró Ritsuko, dando un fuerte puñetazo al escritorio, haciendo saltar a Maya del susto — ¿Acaso crees que me voy a tragar eso luego de lo que he visto hoy?
— Pero es la verdad. Solo somos amigos — volvió a insistir una nerviosa Maya.
— ¿Se la chupas a todos tus amigos? — preguntó Ritsuko, fulminando a Maya con la mirada.
Maya se sonrojó furiosamente. No supo qué responder a eso.
— Hace unas horas le estabas haciendo una mamada a Shinji en un ascensor. Y te entusiasmaste tanto que hasta le diste un mordisco — dijo Ritsuko, parándose de su escritorio y caminando hasta quedar frente a la mujer de cabello corto.
— Eso no es verdad. Fue un accidente. Pasó cuando el ascensor se…
— Entonces lo reconoces — dijo Ritsuko estrechando los ojos, mientras Maya llevaba las manos a la boca al darse cuenta de que se había auto incriminado — ¿Qué más hicieron en ese ascensor?
Maya se congeló. No podía decirle a Ritsuko que Shinji le había dado una comida de coño alucinante.
— Shinji solo es un mocoso de 15 años. ¿Sabes que lo que hiciste es un delito? Si Misato se entera de esto, puede mandarte encarcelar — dijo Ritsuko, mirando a Maya directo a los ojos.
— Doctora, yo…
— ¿Por qué lo hiciste? ¿Lo amas? — insistió la rubia.
— ¡No! Ya se lo dije. Solo somos amigos — respondió Maya.
— ¿Se la chupas a todos tus amigos? — preguntó Ritsuko una vez más.
— ¡¡Ya le dije que no!! — gritó Maya en respuesta, dejando salir toda su tensión — Estaba excitada, él también estaba excitado. Ninguno de los dos lo planeó. ¡¡SIMPLEMENTE PASÓ!!
— ¡¡NO ME GRITES, MAYA!! — rugió Ritsuko.
— Entonces no diga ese tipo de cosas.
— ¿Qué lo hiciste con Shinji?
— ¡¡No lo hicimos!! — regañó Mayo, perdiendo la paciencia.
— ¡¡PERO LO HUBIERAN HECHO SI YO NO APAREZCO!!
— ¿Y a usted que le importa con quien yo me acueste? — preguntó Maya, enojada.
— ¡¡ME IMPORTA, PORQUE ERES MI!! — gritó Ritsuko, arrinconando a Maya contra la pared tras ella.
— ¿Qué? — preguntó la incrédula mujer de cabello corto, creyendo que había escuchado mal.
— Lo que escuchaste — dijo Ritsuko, mirando fijamente a Maya, con el rostro a escasos centímetros de ella — Eres mía. ¿Lo entiendes? ¡¡Mía y de nadie más!!
Luego de esas palabras, la científica le plantó un profundo y apasionado beso, que dejó a Maya literalmente sin aliento.
— Eres mía, Maya. Nunca lo olvides. Solo mía — dijo Ritsuko entre besos, mientras Maya estaba como congelada con los ojos desorbitados.
Maya sintió que su corazón iba a estallar al escuchar esas palabras. Ritsuko; "su" Ritsuko la estaba reclamando. Cerró los ojos mientras lágrimas de felicidad corrían por sus mejillas, al comprender que su sueño ya no lo era más, ahora era una realidad.
Ritsuko se sobresaltó al sentir como un par de brazos la rodeaban por el cuello, y como Maya comenzaba a corresponder el beso que le estaba dando. La lengua de la chica irrumpió en su boca, explorando y trabándose en un combate con su propia lengua, donde ninguna se daba por vencida. Era una sensación electrizante. Así y todo, Ritsuko tomó conciencia en ese momento de lo que había hecho. Literalmente había estallado en celos, dejando salir algo que había guardado por mucho tiempo en lo profundo de su corazón. Reconoció que estaba enamorada de Maya.
Luego de un profundo e intenso beso, ambas mujeres se separaron ante la necesidad de respirar. Ritsuko miró a Maya con algo de temor por la reacción de la joven mujer. Ella era lesbiana, lo había asumido hace años cuando estaba en la Universidad, pero no podía decir lo mismo de Maya. Sabía que a diferencia de ella, Maya era heterosexual, había tenido una historia con Kaji, y ahora parecía tener una con Shinji. Pero todas esas cavilaciones de Ritsuko quedaron de lado al ver el rostro de Maya, por el que corrían libremente lágrimas que brotaban de sus anegados ojos.
— ¿Maya? — preguntó Ritsuko, sintiendo que todos sus celos y deseos se evaporaban al verla llorar. "Mierda. Lo arruiné", pensó Ritsuko, con temor.
Para total sorpresa de la rubia; lejos de una reacción de desprecio o una bofetada, Maya sonrió. Para Ritsuko, esa fue la sonrisa más hermosa que había visto en su vida, y se sorprendió aún más, al ver la felicidad que irradiaban los ojos de su asistente, pese a las lágrimas que brotaban de ellos.
— ¿Maya? — volvió a preguntar Ritsuko, al sentir el fuerte abrazo de Maya, que se apegaba a su cuerpo mientras descansaba la cabeza en su hombro.
— No sabe cuánto tiempo he soñado con que me diga algo como eso — susurró la joven mujer.
— ¿Maya? — preguntó Ritsuko, incrédula.
— La amo, doctora — dijo Maya, mirando a Ritsuko directo a los ojos, causando que la científica se sonrojara por primera vez en mucho tiempo — La amo desde hace mucho tiempo, pero temía que usted no sintiera lo mismo por mí.
— Pero… ¿Qué hay con…?
— Entre Shinji y yo solo hay amistad. Lo que pasó solo fue algo del momento. No estoy orgullosa de eso. Nos dejamos llevar como un par de adolescentes cachondos, en un intento de consolarnos uno al otro, ya que estábamos metidos en el mismo barco. Pero eso se acabó.
— ¿El mismo barco? — preguntó Ritsuko sin entender.
— Es una historia para otro momento. Solo debe saber que entre Shinji y yo no hay nada — volvió a afirmar Maya.
Una aturdida Ritsuko continuó mirando a la mujer frente a ella, apenas creyendo todo lo que estaba pasando. Aun así, aun había algo importante que dilucidar.
— Pero, ¿qué hay con…? Quiero decir, tú no eres… digo, a ti te gustan… — empezó Ritsuko, pero se quedó sin palabras.
Maya sonrió ante esa reacción. El ver a la persona más inteligente del mundo sin saber qué decir, no era algo que se viera todos los días.
— ¿Que si soy heterosexual? Shinji me preguntó eso ayer y le respondí que puede parecer extraño; sobre todo para una persona que ha sido heterosexual toda su vida. Pero no quiero estar con usted porque sea mujer. Quiero estar con usted, porque es usted.
— Maya… ¿en verdad tú…?
— Si me permite estar a su lado, le demostraré que voy en serio con esto. La amo, doctora — dijo Maya con determinación, mirando a Ritsuko con el corazón bombeando como loco.
La rubia contempló a mujer frente a ella por uno segundos, y esbozó una sonrisa.
— Desde ahora, cuando estemos solas, llámame Ritsuko — dijo la científica, ampliando su sonrisa.
— De acuerdo… Ritsuko — respondió Maya, antes de buscar con ansias los labios de la científica, la que no se hizo esperar y ambas compartieron un profundo y apasionado beso.
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Shinji despertó a eso de las 5:55 de la mañana. Al menos eso decía el reloj que estaba colgado en la pared del laboratorio. Le dolía un poco la cabeza. No por nada le habían cocido dos veces la frente y se había dado un cabezazo de los mil demonios en los vestidores. Intentó dormir otro poco, pero no pudo conciliar el sueño, así que decidió levantarse. Dio un suspiro de resignación y bajó de la camilla. Como la doctora Akagi y Maya no estaban por ningún lado, supuso que se habían ido a sus casas. Solo deseaba que las cosas fueran bien para Maya, ya que la científica se veía algo molesta.
Decidió ir a darse un baño para despertar bien y cambiarse de ropa, ya que la que llevaba puesta estaba arrugada y manchada de sangre. Por suerte era previsor y manejaba una muda de ropa en su casillero en caso de alguna emergencia.
Es así como Shinji se dio un largo y relajante baño caliente, donde pudo comprobar que su maltratado "camarada de armas", se encontraba en mejores condiciones, pese al palmetazo de Asuka, la masticada que le dio Maya y el accidente con el cierre del pantalón. Además, el molde de dientes que le dejó Maya, ya había prácticamente desaparecido. Lo que era algo muy bueno, ya que esas marcas eran muy comprometedoras.
Una vez terminado su baño, Shinji se vistió con la muda de ropa limpia y salió de los vestidores. Miró la hora y faltaban un par de minutos para las 7:00 de la mañana. Había pensado en dar una vuelta por el Geo-Frente para distraerse un poco de todas sus recientes "desventuras". Tal vez eso le dé tiempo de pensar en cómo afrontar lo que se le venía por delante. Pero no pudo ir muy lejos, porque alguien se acercó a hablar con él.
— ¿Qué haces tan temprano en NERV?
— ¡Rei! — exclamó Shinji, sorprendido al ver a la chica peliazul parada frente a él.
— Pensé que la doctora Akagi, solo me había citado a mí para las pruebas de sincronización esta mañana — comentó la chica.
— No. Es que… bien, pasé la noche acá en NERV. Por lo de mi cabeza. Ya sabes — explicó Shinji con algo de nerviosismo.
— ¿Cómo estás? — preguntó Rei con genuino interés, acercándose un poco más.
— Eh... yo… bien. Estoy bien — dijo Shinji, tragando sonoramente, mientras que su mente no pudo evitar repasar las perturbadoramente eróticas escenas que vivió con Rei en los vestidores el día pasado. También cayó en cuenta que, igual que en aquella ocasión, ella se estaba acercando peligrosamente a él.
— Me alegra escuchar que estás bien — dijo Rei, con una diminuta, pero hermosísima sonrisa, acercándose a Shinji hasta casi estar juntos, mientras le tocaba con delicadez la frente con la punta de los dedos de una mano, sobre el parche donde estaban las suturas en su frente.
Esa sola acción por parte de Rei, disparó todo el aparataje sexual de Shinji, y su pene cobró vida otra vez, saltando como impulsado por un resorte en una erección de campeonato. Como Rei se encontraba tan cerca de él, la punta de su erecto pene, quedó enterrada entre las piernas de la chica, remangándole un poco la falda.
Rei miró hacia abajo al sentir la presión entre sus piernas. Al ver ese espectáculo dio un par de pestañadas, mientras que a Shinji le aparecía una senda gota de sudor en la nuca.
"Ahora sí que pensara que soy todo un pervertido". Pensó un avergonzado Tercer Elegido.
— Esta es la segunda vez que nos pasa esto — comentó Rei mirando a Shinji directo a los ojos, con una pequeñísima sonrisa… ¿traviesa?
El oír esta extraña frase, sumado al ver esa sonrisa en la cara de Rei, causó un cortocircuito en el cerebro de Shinji. Y es que después de lo vivido con Maya en el ascensor, ya sabía cómo eran las cosas cuando escalaban con una mujer. También sabía lo rico que es, si tenía la posibilidad de degustar.
Fue en entonces que Shinji tuvo la certeza de que si no se alejaba de Rei en ese momento, la iba a tomar y hacerle las mismas cosas que le hizo a Maya en el ascensor. O peor aún, tal vez fuera Rei la que lo tome a él y le hiciera quién sabe qué cosas. Tragó sonoramente ante esa afiebrada idea.
Este tren de pensamientos, y la dolorosa erección que lo estaba matando, hicieron darse cuenta a Shinji que estaba condenadamente caliente, y le parecía que Rei también se estaba comenzando a calentar. Si todas las mujeres eran como Maya en esas situaciones, estaría en serios problemas.
— ¡¡Perdón!! — dijo Shinji saltando hacia atrás, para poner distancia entre su pene y la chica peliazul — Yo… me tengo que ir — añadió y echó a correr por el corredor.
Rei miró la retirada de Shinji con un rostro levemente sorprendido, pero luego apareció una leve sonrisa de satisfacción en su rostro, como si acabara de darse cuenta de algo. Si alguien hubiera pasado por ahí en ese momento, le hubiera dado un ataque al corazón, al ver a Rei Ayanami con una traviesa sonrisa en los labios.
Mientras, el causante de esa sonrisa corría y corría por los corredores de NERV, como tratando de dejar atrás todos sus problemas. ¿Qué rayos le estaba pasando? Hasta hacia no mucho, el ver a Rei lo hubiera hecho feliz, pero ahora lo puso caliente como un mono. ¿Qué mierda le estaba pasando? Se preguntó, hasta que chocó violentamente con algo y se fue de cara al suelo.
En un primer momento, Shinji no supo bien lo que había pasado ya que iba corriendo con los ojos cerrados, pero dedujo que había chocado con alguien. Lo siguiente le resultó muy familiar.
Al respirar, sintió un ya familiar aroma que le alborotó las hormonas. Por otro lado, lo que impactó su cara era algo muy cálido y acogedor. Al abrir un poco la boca, le pareció que tenía una tela frente a él. También tenía algo a cada lado de la cabeza, que si bien no lo mantenía prisionero, lo apretaba ligeramente. Se comenzó a incorporar lentamente mientras habría los ojos. No se sorprendió mucho cuando vio frente a él, la tentadora entrepierna de una mujer, que usaba unas sexys bragas negras con encaje. Obviamente lo que tenía a cada lado de la cara eran las piernas de la mujer en cuestión. He ahí el por qué se había excitado: "Aroma de mujer"
Shinji suspiró cansadamente, ya resignado a su suerte y sacó la cabeza de entre las piernas de… ¡¡LA DOCTORA AKAGI!!
— ¡¿Se puede saber qué demonios crees que estás haciendo?! — preguntó Ritsuko entre dientes, con una mano apuñada amenazadoramente y un tic en el ojo derecho.
— ¡¡Perdón!! — dijo Shinji, antes de levantarse de un salto y echar a correr nuevamente por el corredor, como si el mundo se le fuera a acabar.
Shinji corrió por los corredores de NERV, tratando de escapar de su maldita mala suerte. ¿Por qué esas cosas siempre le pasaban a él? ¿Por qué siempre le tenían que pasar cosas tan embarazosas?
Un nuevo choque detuvo su carrera.
Como ya venía siendo la costumbre, Shinji no supo bien lo que había pasado, ya que otra vez iba corriendo con los ojos cerrados. Lo que si sabía, es que había caído sobre algo blando y que sus manos estaban sobre algo más blando aún. Se irguió abriendo los ojos con las manos apoyadas en esas cosas blandas, que le recordaban peligrosamente la consistencia de… ¡¡TETAS!!
Efectivamente, Shinji Ikari había caído sobre una chica que reconoció como parte del personal de Nivel B. Con tan mala; o buena suerte, que había caído sobre ella, apoyando las manos en sus senos.
La chica abrió los ojos, miró a Shinji con sorpresa, vio que estaba sentado sobre ella, miró donde tenía las manos y…
— ¡¡KYYYAAAAAAAAAA!! ¡¡DEGENERADO!!
— ¡¡FUE UN ACCIDENTE!! — gritó Shinji, corriendo una vez más por los corredores de NERV, perseguido de cerca por una furibunda mujer, que tenía serias intenciones de propinarle una paliza si llegaba a atraparlo.
Por una vez, Shinji agradeció el tiránico entrenamiento físico al que lo sometían en NERV, ya que gracias a eso, había podido sacarle una buena ventaja a la furibunda mujer que quería hacer justicia con sus propias manos. Aun así, no podía seguir arrancando para siempre. Al doblar en una esquina, vio una puerta y sin pensarlo dos veces abrió la puerta, saltó dentro, cerró con llave y se apoyó de espaldas a la puerta para recuperar el aliento. En ese momento su sensible sentido del peligro; desarrollado gracias a sus constantes peleas con los Ángeles y a vivir hace un año con Asuka, le dijo que estaba… en serio peligro.
Los ojos de Shinji salieron de sus órbitas y su quijada cayó hasta el suelo al ver lo que estaba frente a él. Había entrando nada más ni nada menos que… ¡¡A un vestidor de mujeres!!
Y ahí se encontraba ahora el Tercer Elegido, frente a cerca de 20 hermosas mujeres de entre los 18 a 30 años. Algunas de ellas estaban medio desnudas, otras medio vestidas, y otras derechamente desnudas, aprontándose para ingresar a su turno en NERV, o para a irse a casa a descansar.
— Pa… parece que me equivoqué de puerta, jajaja — dijo Shinji riendo nerviosamente, hasta que sus hormonas lo traicionaron, y dos hilos de sangre salieron de su nariz, mientras que su "camarada de armas" reventó el cierre del pantalón, para asomarse afuera como diciendo "AQUÍ ESTÁ PAPÁ"
— ¡¡KYYYAAAAAAAAAA!! ¡¡DEGENERADO!!
— ¡¡Waaaaaaaaaaaaaaaa!! — gritó Shinji, mientras era pateado, arañado, mordido y golpeado, por cerca de 20 furiosas mujeres de entre 18 a 30 años.
Finalmente, Shinji se las pudo arreglar para salir de ese lugar donde lo esperaba una muerte segura, y echó a correr otra vez por los corredores de NERV, cubierto de rasguños y con varios sujetadores, bragas, y pantys enredados en sus brazos, cuello y cabeza, que anda a saber uno cómo llegaron ahí. Lo único que Shinji pudo hacer fue guardarse el pene dentro del pantalón, ya que aún lo tenía afuera, y seguir corriendo para arrancar de ese grupo de furibundas mujeres, que en su mayoría lo seguían para hervirlo en aceite. Aunque un par de ellas en verdad que querían ver otra vez a "PAPÁ", y tener un encuentro más cercano.
Adelante, Shinji seguía corriendo, arrancando de esas mujeres que lo querían matar, mientras maldecía por millonésima vez su maldita mala suerte. ¿Por qué esas cosas siempre le pasaban a él?
Y nuevamente un choque detuvo su carrera.
Como ya era costumbre, Shinji no supo bien lo que había pasado, ya que otra vez iba corriendo con los ojos cerrados. Lo que si sabía es que había caído sobre algo blando. Al levantarse, se dio cuenta que estaba sentado sobre la espalda de alguien. Una persona de larga chaqueta oscura y corto cabello oscuro, que le recordaba a… ¡¡PAPÁ!!
Efectivamente, había caído sentado sobre el mismísimo Comandante en Jefe de NERV, Gendo Ikari. Su padre. El hombre que lo despreció cuando niño. El hombre que lo mandó a llamar solo cuando le podía ser de utilidad. El hombre que podía meterlo en la peor mazmorra de NERV, si se enteraba que fue él quien le cayó encima. Shinji se salió de encima de su padre de un salto, mientras lo miraba incorporarse.
— ¿¿QUIEN MIERDA FUE EL IDIOTA?? — rugió Gendo de espaldas a Shinji, aun de rodillas en el suelo, buscando sus anteojos que habían saltado volando por el choque.
Ante ese rugido, Shinji supo que si su padre lo veía, podía darse por muerto. Presa del miedo y la desesperación, Shinji hizo algo que nunca en su vida antes se hubiera atrevido a hacer.
Antes de que Gendo pudiera ponerse sus anteojos, le tapó la cabeza con una de las bragas que llevaba encima, lo sujetó en una llave por debajo de los brazos, y con una fuerza que solo da la adrenalina en momentos de máxima desesperación, lo levantó y se fue de espaldas con él, aplicándole algo que había visto innumerables veces en los programas de Lucha Libre.
— ¡¡¡GERMAN SUPLEX!!! — gritó Shinji, mientras incrustaba de cabeza a su padre contra el duro suelo metálico de NERV.
Cuando Shinji finalmente fue consciente de lo que había hecho, vio a su "querido" padre, incrustado de cabeza en medio del corredor, con ninguna esperanza de recuperar la conciencia. Al menos por ese día.
Aplicando esa vieja táctica de "Soldado que arranca sirve para otra guerra", Shinji Ikari emprendió la graciosa huida, ya que si de por casualidad lo encontraban ahí, se iba a meter en un problema del que ni el mismísimo Kiel Lorentz, líder de SEELE, podría sacarlo. Además que ya podía escuchar los gritos y regaños del grupo de mujeres de entre 18 a 30 años que querían su cabeza ensartada en una pica.
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Luego de realizar algunas tácticas de evasión, que aprendió a la fuerza cuando se le ocurrió ir de campamento con su amigo Kensuke; al que ahora le estaba eternamente agradecido, Shinji Ikari pudo finalmente salir de NERV de una sola pieza. Bueno, en realidad no tan de una pieza, ya que iba con la cabeza un tanto abollada y remendada, algunos rasguños por aquí y por allá, una que otra contusión y el pene masticado.
Aun así, estaba contento. La verdad no sabía en qué había estado pensando, pero ese "German Suplex" que le aplicó a su padre, fue suficiente para compensar años de abandono e indiferencia.
Ya más relajado, Shinji comenzó a caminar de regreso al departamento de Misato. Sentía que ya era el momento de arreglar las cosas con su tutora. Estaba en buena racha y quería aprovecharlo. Porque bien visto, así como tenía mala suerte, también tenía buena suerte. Después de todo, había visto a Misato masturbándose y ella se corrió en su cara, luego Misato lo masturbó a él, le agarró las tetas a su profesora, le vio el coño a Asuka, vio también el coño de Rei y se lo besó, antes de ella lo besara a él. También le comió el coño a Maya, antes de que ella le devolviera el favor y se lo chupara a él… porque… ella en verdad se lo… había… chupado.
En ese momento Shinji Ikari dimensionó la trascendencia de lo que había pasado con Maya en el ascensor. Había tenido "Sexo Oral" con Maya Ibuki.
Una enorme sonrisa apareció en el rostro de Shinji, que lleno de una mezcla de orgullo y felicidad, saltó sobre un banco que estaba a un costado de la acera y extendió los brazos al cielo mientras gritaba a todo pulmón.
— ¡¡SÍ!! ¡¡ME CHUPÓ EL PENE!! ¡¡ME CHUPÓ EL PENE!!
Ninguno de los transeúntes que pasaban por ahí, quedaron indiferentes ante tan efusiva y depravada declaración. La mayoría miraban con ojos desorbitados, otros con una sonrisa divertida, y otros horrorizados, al chico que gritaba a los cuatro vientos sus hazañas sexuales. Solo en ese momento, Shinji se percató que eran pasadas las 7:30 de la mañana y que las calles estaban relativamente transitadas de personas que iban a sus trabajos.
— ¡Ack! — fue todo lo que pudo decir Shinji, cuando se percató que era el centro de atención de todo el mundo.
Todo lo que la gente pudo ver segundos después, fue una nube de polvo por donde Shinji Ikari había desaparecido corriendo a todo lo que daban sus piernas.
Continuará…
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Notas del Autor: Muchos lectores preguntaron qué pasaría con Maya y Ritsuko. Bueno, en este capítulo se respondió esa interrogante. Finalmente y para alegría de Maya, se quedó con su doctora.
En un principio Maya Ibuki no iba a formar parte de esta historia, pero un día conversando con Fantastic-Man, surgió el nombre de Maya y decidí incluirla. Lo que nunca imaginé, es que tendría una parte tan importante en la historia.
En cuanto al final del capítulo, donde Shinji gritó "Me chupó el pene, me chupó el pene", es algo tomado de un hecho real ocurrido en Puerto Montt, en el sur de Chile.
Resulta que tiempo atrás trabajé en un periódico, y un día al volver del almuerzo con un par de compañeros de trabajo, un feliz Reportero Gráfico (Fotógrafo) se subió arriba de un escritorio al vernos y comenzó a saltar y gritar "Me agarró el pene, me agarró el pene". Fue algo bizarro de ver. Los detalles y nombres de los participantes en este incidente me los guardo para proteger a los inocentes. Para que vean que a veces la realidad supera a la ficción.
Nos leemos.