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Chapter 21 - El que tiene el pie fuera

Narra Dante

Había llegado el día, el día en el que Anya, Taylor y yo debíamos reunirnos en casa de Rosé para hacer el trabajo de Lenguaje, el solo decirlo se me hacía un poco raro, digo, me agarró bastante por sorpresa que Rosé nos ofreciera su casa para hacer un trabajo que ni siquiera es de ella, sé que parece exagerado, pero aprecio mucho esos pequeños gestos de las personas.

Las clases habían terminado, nos encontrábamos fuera del instituto, estábamos en la parada de autobús esperando a que llegara uno para poder ir a la casa de Rosé. No vivía tan cerca como yo del instituto, pero comparándola con Taylor y sobre todo Anya sin duda era el mejor lugar para todos.

Todos nos alegramos al saber que los padres de Rosé no pusieron muchas trabas para cedernos su casa, se veía que eran buena onda. Pasados unos minutos un bus llegó, lo abordamos y nos dirigimos a la casa de Rosé. Después de un viaje relativamente corto nos bajamos en la parada que Rosé nos indicó y caminábamos mientras la seguíamos a ella.

Luego de una caminata llegamos a la casa, esta era bastante bonita por fuera, no sé cómo explicarlo, pero la apariencia combinaba bien con la personalidad de Rosé, era de un color blanco, igual a su pelaje, con algunas partes negras, y una vez entrando el interior era similar, era bastante minimalista, supongo que a sus padres les gusta ese estilo.

Carajo niña, nunca nos dijiste que tu casa era tan bonita —comentó Taylor.

—N-No es la gran cosa —respondió apenada Rosé.

—¿No es la gran cosa? Está mejor que mi casa, no jodas.

—Jajaja ¿Tanto así? —preguntó Anya.

—Sin mentirte, aunque quizás es cosa mía.

—Bueno Rosé, dinos ¿Tus padres te dieron alguna regla o advertencia que nosotros debamos saber?

—P-Pues no mucho, simplemente me dijeron que mantuviéramos todo ordenado y limpio, que no hiciéramos mucho desorden y que querían hallar todo en una pieza cuando llegaran de trabajar.

—Completamente razonable, nuevamente muchas gracias por esto, Rosé.

—N-No hay de que, Dante, e-es un placer.

—Basta Dante, abrumarás a la niña de tanto agradecerle, mejor empecemos el trabajo.

—Está bien pues, saquen sus libros y cuadernos chicas, es hora de trabajar.

—A la orden, mi capitán —dijo Anya mientras me hacía un saludo militar.

—Jejeje me gusta esa actitud.

Nos dispusimos a acomodarnos todos en la sala de la casa, nos sentamos en los sofás que había ahí y sacamos nuestras cosas para empezar la tarea.

La tarea en cuestión era leer un fragmento del mito de Prometeo Encadenado en nuestros libros de texto y redactar un ensayo grupal del mismo, tenía que proveer al menos un enfoque diferente por cada integrante del grupo, así que básicamente todos teníamos que aportar nuestra forma de entender lo que representa dicho relato.

Nos organizamos para leer el fragmento en cuestión, escribir lo que nos pareciera más importante y a partir de ahí cada uno daría su perspectiva del asunto.

...

Nos tomó un par de horas, pero por fin habíamos logrado leer el fragmento y sacar una reflexión o algo que nos llamó la atención del mismo.

—"Prometeo robó el fuego de los dioses y se los dio a los hombres, por esto fue encadenado a una roca y torturado por la eternidad"

—Bien ¿Por qué te pareció importante esa frase? —le pregunté a Anya.

—Me parece importante porque lo primero en lo que uno piensa es en por qué Prometeo estuvo dispuesto a poner su existencia en juego con tal de darles el regalo del fuego a los mortales, uno podría decir que fue por simple compasión hacia ellos, pero también pudo ser con el fin de llevarlos a la perdición sabiendo el potencial mortal que podía tener para la humanidad.

—Interesante, muy buen aporte, Anya —dije mientras redactaba todo eso en mi laptop.

—Gracias Dante.

—A ver, ya lo tengo, vas tú Taylor, ¿Con qué te quedaste del fragmento?

—A mí me gustó mucho una frase que dice así "Cuando el malévolo veneno infecta el corazón, supone un doble sufrimiento para el que lo lleva consigo: siente el peso de sus propias desgracias y gime ante el espectáculo de la felicidad ajena".

—Vaya, muy buena frase ¿Por qué te llamó la atención en concreto?

—Bueno...para nadie es un secreto que odio a mi padre, incluso reniego cada vez que tengo que llamarlo de esa forma, porque no considero que se merezca ser llamado así en lo absoluto, y por más que me duela admitirlo, sé que tarde o temprano tendré que dejar ir esas emociones negativas...porque no me hacen ningún bien, si llego a hacerlo no debe ser porque él vaya a cambiar o que las cosas vayan a ser diferentes...sino porque es lo mejor para mí.

—Wow...eso fue bastante profundo, Taylor, muchas gracias.

—Te diría que fue un placer, pero no lo fue, supongo que eso es lo que la literatura hace en ti...necesito un poco de aire —respondió Taylor para ponerse de pie y dirigirse al patio de la casa, al instante Rosé se levantó y fue tras ella.

—Rayos...

—Tranquilo, estará bien...simplemente la frase le pegó fuerte.

—Y muy fuerte, aunque no la culpo, por lo que nos cuenta su papá es un maldito infeliz.

—Ya, no te exasperes, lo mejor que podemos hacer es apoyarla en lo que esté a nuestro alcance.

—Supongo que tienes razón, aunque no hace que me deje de hervir la sangre de solo pensar en eso.

—Vamos, anota el aporte de Taylor y sigamos con el trabajo.

—Está bien.

Hice como Anya me dijo y transcribí lo que Taylor dijo, viendo todo lo que produce en ella me sorprende que tuviera la confianza de contarnos, sé que somos sus amigos y todo, pero aun así, nunca es fácil contar ese tipo de cosas.

Muchas veces cuando le ocultas cosas a tus seres más cercanos no es porque no confíes en ellos, sino porque no sabes qué impacto puede tener en ellos lo que les vayas a contar, si eso cambiará la forma en la que te ven, o si es justo para ellos cargar con el peso que eso supone para ti.

—Listo, ya anoté todo.

Al terminar de redactar, Taylor y Rosé volvieron a la sala, Taylor se veía un poco mejor y se sentó tranquila mientras Rosé volvía a su lugar de antes.

—¿Lo anotaste todo? —preguntó un poco tímida, algo impropio de ella.

—Tranquila, lo tengo todo.

—Bien, porque no soy una lora para repetirte las cosas —dijo de forma sarcástica, tratando de recomponerse y volver a su humor habitual.

—Jajaja ok, ok, ya entendí.

—¿D-Dante ya dio su aporte?

—Nop, todavía no, vamos Dante, dinos con qué te quedaste del fragmento —dijo Anya.

—Bueno, yo anoté esta frase "Es fácil para el que tiene el pie fuera de las desgracias aconsejar y amonestar al infortunado".

—Tremenda frase, y dinos ¿Por qué te llamó la atención esa frase?

—Pues...la verdad no sé...

—Vaaaaamos, tú eres bueno para estas cosas, y ahora resulta que no tienes nada en la mente.

—Lo sé, pero...simplemente no me llega nada coherente.

—Esto es impropio de ti, mi amor, seguro tienes por lo menos alguna idea.

—T-Tal vez te hace falta repasarla un poco más —apuntó Rosé.

Me quedé unos segundos en silencio, no sabía que responderles, quería insistir en que simplemente había leído la frase y me había quedado con ella, grabada completamente en mi mente, pero que no entendía precisamente el porqué de ello.

Las 3 chicas me estaban mirando, esperando una respuesta que no podía darles, sea por la razón que fuere, sencillamente no salía de mí.

—Bueno, yo...imagino que esa frase me llamó la atención...porque nadie sabe lo que es pasar por algo hasta que lo vives en carne propia...nunca sabes lo que siente que estar encadenado a una roca y que un águila venga a comerse tu hígado hasta que pasas por eso...

Todas se quedaron calladas, supongo que no se esperaban esa "reflexión" de mi parte, justo cuando la mirada atónita y confusa de todas se clavaba en mí el timbre de la casa sonó.

—D-Deben ser mis padres, iré a abrir.

—Está bien Rosé —respondió Anya mientras veía como Rosé se dirigía a la puerta, posteriormente volteó a verme a mí— S-Supongo que puedes escribir eso si quieres, al final es un aporte...

—Si...aunque creo que debo darle un par de vueltas más...dije lo primero que se me vino a la mente, seguro puedo pensar en algo más coherente.

—Claro, claro, haz eso amor, no digo que lo que dijiste este mal, simplemente que fue algo...

—Raro —completó la frase Taylor— Fue un poco raro, para ser honesta.

—Si, yo...me disculpo, prometo pensar en algo mejor para terminar el trabajo, gracias a que ustedes si lograron pensar en algo.

—Descuida, luego nos podrás pagar como es debido —bromeó Taylor.

—Jajaja lo haré.

...

El sol se había ocultado, ya era de noche, los padres de Rosé llegaron y nos agradecieron por haber mantenido su casa impoluta, nosotros les dimos las gracias por permitirnos trabajar ahí y nos despedimos de ellos.

Al salir de la casa, Rosé nos acompañó a la parada de buses, para que cada uno tomara el que lo llevara a su destino, la primera en irse fue Taylor, una vez llegó su autobús se subió y se despidió de nosotros mientras iba en marcha a su casa.

La segunda fue Anya, la abracé y le di un corto beso para despedirme de ella, Rosé también se despidió de ella con un abrazo, y fue así como Anya se subió a su bus, le dije a ella y a Taylor que me avisaran cuando llegaran y me mantuvieran al tanto siempre.

—Ya es muy tarde, Rosé ¿Segura que quieres quedarte aquí?

—D-Descuida, mi casa está cerca de aquí, no tengo problema.

—Ok...

Pasados unos minutos mi bus llegó, abracé a Rosé para despedirme de ella y abordar el transporte que me llevaría de vuelta a casa.

Luego de un rato llegué a casa, Mamá estaba esperándome con la cena, así que me dispuse a comer con ella en el comedor, le conté cómo estuvo mi día y luego de ayudarle a lavar los platos y guardarlos debidamente me fui a la cama a dormir.

Seguía dándole vueltas a esa frase "Es fácil para el que tiene el pie fuera de las desgracias aconsejar y amonestar al infortunado". Ojalá les hubiera dado una mejor respuesta a las chicas hoy...supongo que simplemente no la tenía.