Muy buenas a todos, la verdad no tengo idea de cómo empezar a narrar mi vida, supongo que les haré un resumen antes que todo.
Mi nombre en vida era Alex, pero cuando cambie de mundo decidí acortarlo a Lex, fallecí y llegue a otro mundo, ya saben las típicas cosas de Isekai, todo el paquete completo realmente. Magia, fantasía, muchas razas, muchos dioses, un Rey Demonio etc.
Cuando fallecí y antes de llegar a este mundo, me encontré con el Dios que decidió rescatar mi alma del limbo.
Él se presentó como Arzuros, nombre de un Oso por cierto, pero yo no juzgo. Me dio la típica charla, de que había muerto y tal, y que ahora iría a un mundo diferente y tal, y que si quería algo antes de ir a ese mundo… y tal.
Se me presentaron gran cantidad de opciones, muchas realmente, pero no iba a ser como esos pendejos clichés que se iban por lo fácil o por lo seguro, quería ir a mi propia bola, por lo que de verdad estuve un rato pensando y viendo mis opciones junto a él, hasta encontrar algo que llamo realmente mi atención.
La existencia de una raza elfica, con cualidades bastante resaltantes debo añadir. Una larga longevidad, una gran comprensión lectora de muchos dialectos y memoria.
Ser un humano te limita a vivir como cien años cuanto mucho, ahora ser un elfo extiende eso a unos diez mil años, eso es una mejora exponencial, el truco de la vida no es vivir para siempre, sino, tener una vida larga que te alcance para hacer todo hasta poder decir que hiciste todo lo que querías, y es lo que yo planeo, ese mundo es un mapa abierto, y yo soy un jugador de Zelda compulsivo.
En cuando elegí ser un elfo, tocaba el que arma o que objeto cheto quería, y no elegí ninguno de esos, en su lugar elegí un lugar, un lugar en donde pudiera educarme y aprender todo lo que debiera aprender en el tiempo que debiera aprender con tranquilidad, y siendo un Dios, el sujeto supo entender lo que le pedí, y me envió a una Biblioteca escondida de todo y casi abandonada donde sin duda alguna habría todo lo que necesitaría saber para cuándo me enfrentara al mundo, y al aparecer en ella empezó mi primera misión, educarme a mí mismo hasta estar completamente seguro de que estaba listo para enfrentar al mundo y sus peligros además de poder acabar con el Rey Demonio de una vez y para siempre.
Mi tiempo en ese lugar fue largo, y no hablo de unos pocos meses o unos pocos años, estuve encerrado en ese lugar y si no me falla la cuenta, ciento cincuenta años. Sí, es mucho tiempo, demasiado tiempo para alguien que estaba solo, por lo que como era de esperarse, mi estaba allí me volvió un tanto loco y pude que inestable, pero Hey, conseguí lo que quería por lo que no todo fue en vano, creo que es un precio justo por todo lo que aprendí.
—Creo que eso sería todo… ya no me queda más nada que hacer aquí, es hora de salir y explorar el mundo, solo espero no me metan preso por loco, tendré que actuar lo más normal posible, pero ya a este punto me pregunto, que será ser normal…
Prepare las cosas que creí que necesitaría, las armas que estando aquí me forje luego de estudiar metalurgia por un extenso tiempo, y con la ayuda de los diversos metales que había en exhibición n la biblioteca o tal vez debería decir museo en miniatura, este lugar era enorme, lo suficiente como para que me tomara un buen tiempo caminar de un lado a otro y al estar abandonado y perdido, la flora y fauna se coló dentro al punto de que había un río que aparecía por una de las paredes destruidas y hacia su camino hasta volver a salir creando vida y un jardín a su alrededor. Lo que me dio sustento de comida y agua, por eso no morí de hambre en todos estos largos años en los que en mi como persona no hubo un cambio realmente significativo, lo máximo es que el pelo me creció, mucho, lo suficiente como para andar como Rapunzel y por esa razón tuve que andar cortándolo cada tanto tiempo y me toco aprender a hacerme trenzas.
Con todo listo, y tras despedirme de ese lugar, deje la biblioteca para aventurarme por el denso bosque que creció alrededor y avanzar hasta una colina, desde donde pude ver todo el paisaje y todo lo que me esperaba ahora.
—Haa… que bien se siente el aire fresco… siguiente parada… —Murmure al ver todo el paisaje hasta muy a lo lejos logras distinguir lo que parecía ser un poblado. —Creo que ir para allá… ese lugar no estaba en el mapa, pero que digo después de estar tanto tiempo encerrado, las cosas debieron cambian mucho en ese tiempo, mejor me pongo en marcha y me callo, antes de que alguien me pille hablando solo.