—11,249 elefantes se balanceaban sobre la tela de una araña, como veían que resistía, fueron a llamar otro elefante, 11,250 elefantes se balanceaban sobre la tela de una araña, como veían que resistía, fueron a buscar otro elefante…♪
Puede que no calculara bien la distancia desde donde empecé a caminar, el camino se me ha hecho largo realmente y para no aburrirme, me puse a cantar eso para mantener mi cerebro trabajando.
—15,789 elefantes se balanceaban sobe la tela de una araña, como veían que resistía, fueron a buscar otro elefante…♪ ¿hmm?
Tras unas horas de seguir, algo en la lejanía llamo mi atención, al parecer ya había llegado a las cercanías del lugar que vi a lo lejos.
— ¡Por fin llegue carajo! —Grite como un loco para acelerar el paso hacia ella.
Ya que tenía la meta en la mira hice uso de una de las tantas habilidades que aprendí en todos estos años.
La habilidad consiste en lo siguiente, acelera varias veces el objeto o persona en que lo use, supongamos que yo lanzo una roca, si uso mi habilidad en esa roca, acelerara su vuelo, si va a 20 Km/H entonces aceleraría a 40Km/H o más dependiendo de lo que yo elija, la pudo usar en mi para correr más rápido, pero debo tener cuidado de cuánto tiempo la uso, ya que puede dejarme exhausto.
—Hagamos esto, ¡Sobre marcha!
Acorte la distancia en unos pocos segundos antes de desactivar la habilidad quedando cerca de la entrada, lo que menos quería parecer era sospechoso por eso decidí llegar caminando como cualquier viajero que va de paso.
Ahora mi problema fue el aislamiento social que tuve en todo este tiempo, espero poder llevar una conversación decente, y al estar en los portones me encontré con una señorita sentada en cómodamente con su espada a un lado, y con unas cuantas protecciones en sus cuerpos.
— ¡Yho! Buen día Señorita.
Llame su atención con un saludo amable, no quería sonar grosero ni irrespetuoso, pero parece que mi sola presencia la impacto.
— ¡¿U-Un Elfo?!
No creo que seamos muy comunes por estas áreas.
— ¿Me preguntaba si se necesita algún permiso o comisión para entrar a la ciudad?
Tenía que distraerla con otra cosa, para que pasara por alto el que soy un elfo y esa pregunta era perfecta.
—No, pero debo ver si lleva algún tipo de arma con usted.
—Por supuesto, solo llevo mi guadaña y mis espadas cortas.
Mientras hablaba hice que mis armas regresaran a su tamaño habitual, para que ella las viera. Esto lo puedo usar con el uso de mi Magia sobre la materia, básicamente tengo las habilidades de Ant-Man para encoger y agrandar las cosas.
Las puse en la mesa frente a ella, y enseguida procedió a revisarlas.
—N-No reconozco el diseño de estas armas, además de que no veo el nombre del herrero.
—Bueno, eso sería, porque las hice yo.
— ¿Usted las hizo? —Pregunto con sorpresa.
—Así es, yo mismo las forje desde que eran trozos de metal inerte.
—Debe ser un gran herrero.
—Hago el intento, pero ¿están en regla, puedo pasar?
—Sí parece que todo está bien, puede pasar Sr este…
—Lex, solo Lex.
—Bien, puedes pasar Lex.
—Muchas gracias señorita.
Finalmente entre en el pintoresco poblado. que si bien, era como esperaba, al estilo medieval mágico, tenía algunos detalles que lo hacía un poco más adelantados, al menos ya saben que pueden utilizar cristales lumínicos como faroles de noche, para mantener las calles iluminadas.
—Es un bonito lugar realmente…
Lo primero que sentí al andar por la calle fue la mirada de todos, y los murmullos por aquí y por allá, creo que no fue muy prudente entrar así como así, pero pensar que se pondrían así solo por un par de orejas puntiagudas, es demasiado por como se mire, tendré que averiguar que pasa entre los humanos y los elfos en la brevedad.
—Esto es lo que pasa cuando te marginas a ti mismo de la sociedad por tanto tiempo…
En mi camino por las calles note que había más que solamente humanos, también había Semi-Humanos o también como hombres bestias o mestizos, ya se podrán dar a la idea de que hablo, son seres con características tanto humanas como de animales, por lo que he visto, resaltan, las clases mamíferas y lagarto, pero ¿adivinen qué? no hay ni un solo elfo a la vista a parte de mi persona en todo lo que he caminado del pueblo. Con eso claro, lo que ando buscando actualmente es una herrería.
—Herrería… herrería… bingo ¡herrería!
¿Por qué busco una herrería? bueno eso es porque allí puedo averiguar el precio de los materiales que me sobraron de las construcción de mis armas, el cual era un material muy valioso según leí.
—Aquí vamos.
Al entrar en ella, estaba llena de armaduras y espadas y demás armas por doquier, era muy genial desde cierto ángulo, pero ya yo tenía las mías.
—Buenos días, disculpe la intromisión, pero quisiera discutir con usted, sobre unos materiales que tengo en mi poder.
—Dime muchacho, ¿qué necesitas?
—Bien, quisiera saber, cual es el valor de esto.
Puse sobre el mostrador, nueve trozos de metal pesado, cada uno de color diferente, pero que claramente dejaban ver que elemento era.
—Esos son…
Parecía que no podía creer lo que estaba viendo, bueno esos materiales son tan viejos como la tierra misma, se dice que existe tan poco de ellos que esta incluso más alto que los materiales que puedes conseguir de un dragón, y harían al Mythril pasar por simple acero.
— ¿De dónde sacaste eso?
—De una expedición que hice a las montañas, mientras buscaba fósiles, encontré eso.
La biblioteca debe permanecer oculta.
—Es increíble… en toda mi vida nunca vi estos metales, mi abuelo me contó de ellos pero nunca creí que los vería en persona…
— ¿Quiero saber cuánto valen?
—En ese estado tan puro… —Comento al verlos con una lupa a la luz. —Es algo que solo un Rey podría comprar. El valor de cada uno puede variar, ya que son distintos, solo el de este trozo podrían ser más de cinco millones de Shins.
— ¿Eso cuánto es?
— ¿Eh?
—Disculpe, soy un nómada, por lo que viví apartado de la civilización, no sé muy bien cómo funciona la moneda actualmente.
—Entiendo, tiene sentido, es muy raro ver un elfo por estos lares, mas a uno de tu clase. A la moneda que se usa actualmente se le conoce como Shin. Te diré que con solo dos millones de Shins podrías comprarte una casa y no tendrías que trabajar por unos años.
—Hmmm ya veo… interesante ¿y cómo funciona la moneda?
—Dame un momento.
Él se alejó del mostrador por unos minutos y regreso con una bolsa en sus manos para poner en el mostrador distintas monedas.
—Están conformado mayormente por oro y oro blanco, pero la plata y el cobre también se usa, pero ya muy poco la verdad. —Explico al enseñarme cada una de las monedas y que símbolos tenían. —Mil Shins de plata equivalen a diez de oro y mil de cobre a diez de plata, por encima del oro solo está el oro blanco y cada una de estas te vale diez mil Shins de oro.
—Vaya se ve que es mucho más valioso, ¿entonces cuánto?
— ¿De verdad planeas venderlo?, podrías hacerte un equipo casi único con ese metal.
—Eso ya lo hice. Ya que estoy aquí, preferiría la opinión de un experto herrero.
Agrande solo mi hoz y se la pase a las manos, este dudo un poco, como si fuese un objeto divino, pero la tomo y deslizo su mano por el filo y luego la balanceo un poco.
— ¿Chico tú la hiciste?
—Así es, todo lo hice yo, desde la hoja hasta el propio mango.
—Es un trabajo impecable. Esta Guadaña es un objeto casi del rango [Legendario.], ¿Cómo lo hiciste?
—Solo aplique lo que vi en un libro, cómo es eso de rango ¿Legendario?
—Existen varios niveles en la rareza de un objeto que van desde:
[Común.]: Objeto que cualquiera puede tener.
[Especial.]: Objeto de un nivel más avanzado y adaptable.
[Raro.]: Objeto difícil de conseguir, de gran valor y potencial.
[Único.]: Objeto imposible de recrear, de inmenso valor y poder, solo grandes manos pueden ocuparlo.
[Legendario.]: Objetos portados por grandes fuerzas, su nivel de poder y valor es incomparable.
[Fantasmal.]: Un mito, Objeto cuya existencia es solo una ilusión para los mortales.
[Divino.]: Objeto portado por los dioses mismos, su poder es incalculable, la destrucción del mundo, o su salvación.
—Nunca vi un trabajo tan perfecto, es mejor que lo que un Enano pudiera crear si tuviera los materiales adecuados… es en serio un trabajo increíble, te felicito por tan excelente obra.
—Muchas gracias.
Nuevamente me la entrego, y la regrese a su sitio.
—Me fue de mucha ayuda toda esta información. ¿me podrá decir dónde puedo venderlo?
—Solo un Rey o un noble te lo compraría muchacho, no es algo que puedas vender a cualquiera.
—Eso será un problema. Justo ahora necesito dinero más que cualquier otra cosa.
—Podrías intenta en el gremio de Aventureros, tal vez encuentres una buena oferta en ese lugar, es muy frecuentado por mucha cantidad de personas.
—Lo intentare.
Tome todos los trozos menos uno, solo lo vi por unos segundos y se lo extendí a él.
—Ten. —Ofrecí al acercárselo.
— ¡¿Qué?! No puedo tomar algo tan valioso.
—Acéptalo, en serio, tengo muchos uno menos no hará la diferencia, y sé que le dará un buen uso.
-¿Estás seguro?
—Adelante, tómalo, úsalo para hacerte un mejor herrero, uno de gran renombre, podrás viajar y conocer Enanos que te enseñen sus técnicas.
El hombre lo tomo y lo apretó muy fuerte en su puño.
—Muchísimas gracias.
—No hay de que, oh antes de irme quisiera saber algo.
— ¿Que necesitas?
— ¿Por qué todo el mundo se impresiona al verme?
—Veras no es común ver elfo por estos lares, no después de la guerra que hubo por territorio hace unos años, y mucho menos ver a uno de tu raza, ese pelo plateado resalta mucho.
—Entiendo…
Creo que mi raza es más cheta de lo que supuse.
—Bien eso ya me lo aclara todo, muchas gracias, nos veremos algún día, o eso espero.
—Claro.
Deje la herrería, con una idea más claras de las cosas, y un valor estimado de la moneda, pero al parecer tendré problemas para vender estas cosas, que problema y pensar que solo son residuos, ni pensar en cuanto podría vender a mi guadaña entera, pero bueno, tendré que ir al gremio de Aventureros a ver qué me dicen allí.
—Donde quedara.
No planeo ser un aventurero, siempre he sido del que va con la corriente, por lo que no me gusta estar mucho en un solo sitio, aparte de esos años en la biblioteca.
Camine un poco tratando de ignorar la mirada de todo mundo, hasta los Semi-humanos me estaban viendo, me sentía muy incómodo, pero como pude lo ignore, luego de unos minutos, pude reconocer el gremio con solo ver el edificio resaltaba mucho.
—Aquí voy, sin pena, tú puedes.
Animándome a mí mismo entre, había mucho ruido, pero en cuando puse mis pies adentro enseguida todo quedo en silencio, como si alguien le fuera dado Mute al control del televisor y todas las miradas se posaron en su servidor, me sentía juzgado, podría sentir como me encueraban con la mirada.
—… (¡No se me queden mirando carajo!)
Busque con la mirada la recepción, hasta encontrar a varias chicas, supuse que serían ellas, así que inicie mi andanza hacia ellas, podía escuchar sus murmullos y comentarios que molesto, por lo que me apresure a llegar a las recepcionistas.
—Buenos días señorita, quisiera que me ayudara con la venta de algo. —Aclare al saludar y hablarle cortésmente.
Me acerque a la que tenía más cerca, era una mujer joven, no pasaba de los 25 años, de ojos verdes y pelo color cobre, bastante linda a la vista.
—S-Sí… ¿qué desea vender?
Saque uno de los trozos de mi bolsillo y lo puse sobre el mostrador, ella lo tomo y lo reviso con una lupa, para enseguida poner la misma cara que el herrero.
— ¡Al-Alamantio! —Chillo atrayendo la atención de todos.
Las demás mujeres dejaron su puesto, solo para ver lo que su amiga sostenía en sus manos y luego verme a mí.
— ¿Donde consiguió algo así?
—Lo conseguí en el bosque al noroeste de aquí, estaba cerca de una cueva.
Mentí, y mentí en grande, ya que en mi camino no vi ni una formación de roca.
—Entiendo… pero sabrá que algo así es muy difícil de vender…
—Ya me lo aclararon, pero tengo la fe de que alguien aquí podría estar interesado en comprarlo.
—Déjeme preguntar.
—Tómese su tiempo, no hay prisa.
No tengo prisa, además justo ahora necesito más el dinero que ese pedazo de metal, por lo que me levante y camine hasta una mesa que estaba vacía donde me senté para empezar a revisar mi mapa y trazar una ruta, marcando la ubicación del poblado.
—Necesitare otro mapa para estar seguro de que nada ha cambiado en estos años.
Pueden parecer pocos años para la civilización, pero en esos años muchas cosas pudieron pasar, por ejemplo, guerras, desastres naturales, Dragones y demás cosas pudieron cambiar el mapa topográfico de la región.
—Me pregunto qué tan lejos estará el siguiente lugar…
Tras unos quince minutos la recepcionista llamo mi atención, al acercarme y ver su sonrisa enseguida supe que serían buenas noticias.
—Por suerte una noble que está en la en el poblado, escucho la noticia y está interesada. Quiere reunirse con usted para llegar a un acuerdo.
—¿Dónde la encuentro?
—Ella vendrá dentro de unos minutos, solo debe esperarla.
—Está bien.
Estoy llevando bien esto de las conversaciones creo que fue buena idea de eso de hablar solo y ensayar conmigo mismo.
Regrese a mi mesa para seguir curioseando el mapa, tenía muchas cosas que no se veían a simple vista, ¿cómo qué?, pues tenía locaciones donde Dragones salvajes invernaban y lugares con templos, Mazmorras o zonas ocultas, que no se si en estos años fueron descubiertos o no, y la verdad mi zeldero compulsivo quiere ir a ver pero no estoy para centrarme en esas cosas, tengo que recuperar el tiempo perdido en aprender. Tras unos minutos sentí que toda la atención se fue de mí y se posó en otra cosa lo que me hizo alzar la vista hacia la puerta.
—Oh…
Una mujer joven pero bastante voluptuosa estaba en la entrada, con un gran y hermoso vestido blanco que resaltaba con sus curvas y su sedoso cabello color negro azulado. Entro acompañada por dos robustos caballeros, ella camino hasta el mostrador y con una voz calmada hablo con la recepcionista que me ayudo, solo la vi levantarse y acompañar a la mujer hasta donde yo estaba.
—Es él.
La mujer poso sus azulados ojos sobre mí para levantar las cejas de algo de asombro.
— ¿Un Elfo…?
Parece que no esperaba ver a alguien de mi especie para un trato.
— ¿Es usted la interesada? —Pregunte al ponerme de pie, no quería ser descortés.
—Ana Lucia Wolfqueen para servirle, ¿Sr…?
—Lex, solo Lex.
—¿Lex eh?
Ella tenía una curiosa sonrisa mientras me miraba de abajo hacia arriba, creo que atraje su interés.
—Quisiera hablar contigo de negocios, en privado.
Ella señalo una puerta que hasta lo momentos no había notado, supongo que es alguna habitación apartada para hacer negocios, no tenía ninguna intención de negarme.
—Por supuesto.
Caminamos seguidos de sus guardias hasta estar frente a la puerta donde uno de ellos con tono amable me pregunto si llevaba armas, como no quería arruinar todo con una mentira, solo saque a mis niñas y las agrande.
—Solo estas.
Se las di a ambos y entramos a la habitación para cerrar la puerta, podía ver como ambos hombres estaban fascinados por mis pequeñas niñas, mientras yo me sentaba del otro lado de la mesa para ver a la mujer.
— ¿Puedo ver el trozo de Alamantio?
Metí la mano en mi bolsillo y lo saque para ponerlo sobre la mesa, el trozo es lo suficientemente grande como para que no pueda cerrar la mano si lo sostengo con ella.
—¡Es más hermoso de lo que imagine!
Es un metal que brilla como si fuera un zafiro.
—Seré directa, le ofrezco tres millones de Shins.
—Que sean cuatro millones y es todo suyo.
No quería regatear mucho, pero quería acercarme un poco más al precio que me dijo el herrero.
—Sabes su precio verdadero, pero no eres avaricioso… eso me gusta, está bien. Serán cuatro millones de Shins, vayan por ellos, descuiden, no es un mal sujeto.
—Enseguida Señora.
Ambos hombres colocaron mis armas sobre la mesa, para dejar la habitación a y nosotros a sola, esto es malo, estoy solo con una mujer tan hermosa me siento nervioso, hagas lo que hagas no veas su escotado pecho.
—Estas armas…
Ella tomo mis espadas dobles las cuales nombre Ruby y Zafiro con sus tersas manos, parece que conoce el peso y robustez de las armas.
—Estos metales son…
—Así es, son metales tan raros como el trozo de Alamantio que le vendí, lo que le falta a ese trozo lo puede ver en la hoja de mi guadaña Toruk.
Ya para este punto si no se lo decía, ella misma se daría cuenta.
— ¿Tu hiciste estas armas?
—Sí.
-¿Dónde conseguiste tantos metales?
—Es un secreto, lo siento no puedo decírselo.
—Lo entiendo… tienes una enorme habilidad.
—Muchas gracias.
—No estas interesado en venderlas ¿cierto?
—Temo que tendré que reusarme, las hice para poder luchar y defenderme.
—Fufufu lo imagine, pero está bien, con ese trozo de Alamantio podre hacerme un hermoso collar y pulsera, pero me da curiosidad ¿qué hace un lindo Elfo por estos lugares?
Parece que esta cara fachera ya tiene una víctima jajajajajaja.
—Salí explorar el mundo hace muchos años para aprender y conocer que hay más allá de lo que nos enseñan.
—Suena muy interesante.
Su mirada me está inquietando, no había estado cerca de una mujer en mucho tiempo, se me olvido un poco como actuar, pero rápidamente sus caballeros regresaron para salvarme de es incómodo momento, ellos sostenían una gran bolsa en sus manos, esos tipos son fuertes, debe pasar bastante.
—Ellos usan fortalecer, aumentan su fuerza y resistencia de esa forma, vera la gran bolsa, tiene un millón de Shins de oro, en la pequeña tres millones en Shins de oro blanco.
Es entendible porque cargar toda esa cantidad debe ser muy fastidioso.
—Ya veo.
Funciona como mi Sobre Macha, me pareció leer algo de eso hace unos años, yo solo aplique por la velocidad, ya que me sirve más en batalla, pero la hay de todo tipo, fuerza, agilidad, velocidad, resistencia, dureza, las habilidades físicas, son para todo el cuerpo y se pueden usar en una batalla cuerpo a cuerpo o con armas.
— ¿Cómo le harás para llevar esa gran bolsa Lex?
—De esta manera.
Sabía que mi magia de manipulación me sería útil, con solo tocar la bolsa la encogí a un tamaño casi diminuto, la bolsa cabía en mi mano perfectamente.
—Con esto ya no será un problema.
Las guarde en mi mochila para repetir el proceso con mis armas.
— ¿Magia de Materia…? —pregunto Ana atónita.
—Así es.
— ¿Dónde aprendiste esa magia…?
—La aprendí de un libro en uno de mis viajes.
—¡¿Dónde puedo conseguir ese libro?!
Ella se levantó y me sujeto de los hombros, está muy, muy cerca de mí.
—Fue hace más de cien años, no recuerdo el nombre del lugar…
— ¡¿100 años?!
—Señorita él es un Elfo, ha vivido, y vivirá más que nosotros y por mucho.
—Es cierto… lo olvide.
—Si tanto le interesa esa magia, le puedo enseñar cómo usarla.
No al nivel de la mía obviamente.
— ¡¿De verdad?!
—Claro, recuerdo los conceptos y las bases para poder usarla.
—Es increíble, esa magia se perdió hace más de mil doscientos años.
Ok, eso no lo sabía, es lo malo de estar encerrado por tanto tiempo, no te enteras de nada, pero los libros se habían conservado perfectamente en el interior de la biblioteca, es como si hubiera algo que impidiera que se dañases.
No hay problemas en enseñársela, solo será la básica, no siento malas intenciones de ella, llámenlo intuición o hipnosis de escote.
—En ese caso, creo que deberíamos llevarlo con nosotros a Ciudad Platina.
Un momento, esa ciudad es la que sigue en el mapa, esta como a cuatro días, aún quedan cosas por hacer aquí.
—Tengo planes en el poblado aun. Pero si se adelanta, la veré allá en unos días.
—¿Lo promete Lex?
—Soy un elfo de palabra. Porque razón le mentiría a tan hermosa dama.
(Nosborn pero que galán.)
Cállate, no tengo tiempo para lidiar contigo ahora.
Ana se sonrojo, sus mejillas estaban coloradas, que bella se ve es en definitiva una buena vista.
—Está bien Lex, confiare en tu palabra, lo estaré esperando ansiosamente en mi morada.
—¿Cómo llego a ella?
—Sera fácil reconocerla, solo busque este símbolo.
Ella tomo mi mano y me coloco un medallón plateado en ella, había el símbolo de un lobo plateado aullándole a la luna.
—Está bien, la veré en unos días.
—Contare cada momento.
Ella es muy bella, de verdad, una mujer muy elegante y seductora, joder de lo que me perdí estos años.
Todos dejamos la habitación para salir otra vez a la gran sala, donde las miradas se posaron en nosotros, camine hasta la recepcionista y le agradecí enormemente, ella solo me sonrió de manera sincera, para despedirnos, ya con dinero en mi bolsillo mi siguiente parada era muy obvia.
—Me muero de hambre.
A paso veloz fui directamente hasta el primer restaurant que encontré, comí por demasiados años solo jabalíes y conejos, no sabía de otros sabores y ya estaba harto de eso, entre y fui a una de las mesas vacías, enseguida una chica con orejas de gato tomo mi orden, y bueno, pedí casi todo el menú, por supuesto ella creyó que era una broma, pero cuando le reafirme que quería todo eso, solo pudo asentir, he ir a dar la orden; el cocinero debe ser alguien con mucha habilidad ya que en cuestión de minutos los platos estaba llegando a mi mesa, y eran devorados a una velocidad casi insana, estaba muriéndome de hambre y sabia tan bien que no podía para de comer, no sé cuánto fue exactamente, pero comí casi hasta reventar, no recuerdo la última vez que estuve tan satisfecho, pero debo seguir aún quedan cosas por hacer aquí.
-¿Disculpe señorita cuanto seria?
Tras pagar y con el estómago lleno y nuevas energía, deje el establecimiento para ponerme en marcha, pero algo interrumpió eso, un gran temblor se hizo presente, seguido de un gran estruendo que venia del norte, enseguida use Sobre Marcha para llegar al lugar, que resultó ser la entrada norte de la ciudad, pero lo importante estaba en la lejanía, se podía ver un incendio dispersarse a ambos lados del camino y en medio de este, una enorme criatura de fuego y magma se acercaba lentamente a la ciudad.
—Hey, Hey, ¡Hey! Es enserio ¿¡acabo de llegar y ya pasa esto!?