Es mi segunda semana en la universidad y la emoción de por fin estudiar lo que siempre he soñado me llena, se que podré sacar esta carrera en el tiempo perfecto y ser el mejor arquitecto.
He conocido tantas nuevas personas, estar aquí de verdad me emociona mucho.
Los arquitectos que imparten las clases en su mayoría si les gustan lo que hacen y eso me inspira.
Estoy esperando el inicio de la clase de taller de diseño, y ya diviso a mi compañero de mesa de la semana pasada.
- ¡Gabriel! ¿Como estas amor, como pasaste el fin de semana? - Mi nuevo compañero Pablo trata con demasiado cariño a todos, sin importar quién, o qué sea.
- Pablo ¿cómo estás? – lo saludo – yo estoy bien – respondo – estudiando los conceptos de diseño que explicaron durante ultiman clase – explicó.
- ¡Por Dios! – exclama – ¿No saliste siquiera un rato? – pregunta con algo de burla – yo todavía no he dormido, fue un fin de semana bastante largo, ja – ríe él – incluso me encontré con unas amigas que estudian aquí – dice con las cejas alzadas.
- ¿De que carrera? - pregunto, para saber si ya las he visto.
- Algunas de ingeniería, no recuerdo cuál, estudian en el turno de la noche – explica.
Aún no he tenido tiempo de pasar por la sede de ingeniería así que es poco probable que sepa quién son pero eso no evita que siga preguntando.
- ¿Y como se llaman? – pregunto curioso.
- Stephanie y María – las nombra – mira – dice mostrándome su teléfono para que vea fotos de su productivo fin de semana.
Veo las fotos y enseguida pienso que Stephanie y María deben de ser modelos además de estudiantes. Son bastante llamativas.
- Se ve divertido – le digo notando los lugares en donde fueron tomadas las fotos.
Se ve interesante.
- Divertido es poco, y eso que no tengo fotos de lo que pasó fuera de esos locales – dice con descaro – es mas, esta noche las volveremos a ver – dice.
- ¿Volveremos? – pregunto no dejando de notar la extraña nota en su voz.
- Si, claro – se ríe – no te dejaré solo vivir de la fotos – dice con algo de maldad o alegría, o tal vez ambas.
No se si eso lo hace una buena persona o un corruptor.
Pablo y yo no somos muy diferentes físicamente, tenemos la misma altura 1.85mts, cuerpo de gimnasta masculino y bien parecidos, hasta nuestras familias son exitosas, tenemos los mismo recursos, lo que nos diferencia es que el es rubio y yo un moreno, pero mis ojos claros me dan ventaja entre las chicas, siempre he sido consciente de la forma en que suelo llamar la atención de los demás aunque eso no signifique que haga algo al respecto.
Estoy por decir algo pero noto como todos empiezan a enderezarse en sus asientos.
La clase ya ha comenzado.
***
- ¡Gabo! – dice una voz detrás de mi llamando mi atención – vamos, tenemos que ir a mi apartamento a alistarnos – dice Pablo poniéndose a mi lado.
Mis clases del día ya han acabado y estaba por irme a mi PH pero ahora recuerdo las palabras de Pablo.
En el camino la actitud de Pablo se me hace algo extraña pero hago como si no lo notará. Siento que se me está insinuando.
- Cuando dijiste que vivías en un apartamento pensé que era eso, no un PH, habla como es – le digo cuando llegamos a su PH.
- Oye, cálmate – dice tranquilo – no seas regañón – réplica regañándome, en fin, la hipotenusa.
- De todas formas, esta muy bueno el lugar – le digo inspeccionando todo – el centro de la ciudad esta muy cerca de todo – mencionó viendo por las ventanas del lugar hacia la calle – conseguiré uno igual, solo tendré que llamar a mis padres no creo que me lo nieguen – considero en voz alta.
- Así es, mente ganadora – dice Pablo a mi lado – ¿Quieres una cerveza? – ofrece.
- ¿No es como temprano para beber? – le pregunto.
- El tiempo no tiene nada que ver con la diversión – me responde él hombre con aires de sabiduría.
Decir que a Pablo le gusta pasarla bien es quedarse corto.
Una cerveza se volvió dos y luego tres.
Unas cuantas horas después y sin saber la cantidad de cervezas que nos hemos bebido por fin salimos del PH de Pablo.
Las chicas ya nos esperan.
El lugar donde él nos lleva parece un simple galpón por fuera pero por dentro es otra cosa. El acceso al local es bastante amplio con un espacio para mesas junto a la entrada con bancos de piedra bastante decentes, por supuesto esa área esta casi vacía, desde afuera puede verse parte del local y al entrar pasas por un pequeño pasillo que da a un gran espacio abierto que está rodeado de pequeños muebles con parejas muy relajadas en ellos, personas bailando y bebiendo.
Al final esta la barra, llena de jóvenes desesperados por algo de alcohol frente a la gran pista de baile, llena de cuerpos hermosos escasamente vestidos y jóvenes desesperados por conseguir algo de eso.
Tengo que admitir que todo se ve divertido.
Pablo nos conduce a todos a la parte superior del local, con apartados privados y una excelente vista de todo lo que hay abajo.
Lo mejor de lo mejor.
Mientras tomamos asiento no puedo dejar de notar lo exuberantes que son las chicas.
Stephanie, rubia de ojos azules, cabello largo hasta el final de su espalda y un cuerpo de gimnasia pero para nada delgada, sus curvas son bastante generosas y María un poco más baja de cabello negro un rostro más angelical que el de su amiga pero de mirada tan seductora que me estremecí la primera vez que me miro.
- Tu amigo si es callado Pablo, no seas tímido amor, acércate.
María fue la primera en romper el ruidoso silencio en nuestra mesa.
- No es que sea callado es que me gusta observar los nuevos ambientes – digo algo serio.
Aunque no me guste admitirlo en realidad me cuesta relajarme en nuevos ambientes.
- Bueno señor observador ¿Le gusta lo que ha visto? – pregunta a la vez que se levanta para dejarme ver su muy corto vestido – ¿Que me dices? – pregunta coqueta.
¡Por Dios!
Su cuerpo me deja la mente en blanco, pero no dejaré que se de cuenta.
- Las palabras no son suficientes mi señorita – le respondo con confianza lo que la hace soltar una risa bastante coqueta.
- ¡Vamos! Deja de observar, es hora de la acción – me dice tomando mi mano y tirando de mi para ponerme de pie.
María tiene bastante fuerza para un cuerpo tan pequeño, aunque claro, yo no he puesto mucha resistencia de mi parte.
Al final me dejó llevar por ella quien me conduce escaleras abajo para llegar a la pista de baile que está tan llena que cuando comenzamos a bailar quedamos todos muy juntos.
Stephanie y Pablo quienes nos han seguido también están a nuestro lado, tanto que nuestros cuerpos, aunque lo intento no deja de rozarse con el de otras personas aunque luego de un rato y varias copas y cervezas más hace que deje de importarme.
María también parece mucho más animada, algo que ambos aprovechamos.
Con cada nueva canción que bailamos la confianza entre nosotros parece crecer.
Para mí su cuerpo ya era más que claro que desea al mío y yo estoy igual por ella.
Mientras bailamos ella se da la vuelta y empieza a presionarme contra mí por lo que aprovecho y la besó algo que ella acepta de muy buena forma.
Acompañados de la euforia ya un solo local no nos es suficiente.
No sé a cuantos locales diferentes terminamos visitando. Tres o cuatro.
No estoy seguro.
Lo único que se es que vivir en el centro de la ciudad es mi próximo objetivo.
Necesito vivir aquí.
Para cuando la noche empieza a dar paso al día terminamos en un pequeño motel lo suficientemente decente para no ofender a nadie donde podemos continuar la fiesta pero ahora de una forma más privada y aunque siento que estoy algo fuera de práctica se que estuve a la altura.
No puedo permitirme quedar mal, siempre sobresalgo en cualquier tarea y esta no será la excepción.