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Chapter 3 - Capitulo 3

Justo a nuestro lado, en los mismos puestos pero en lado de la hilera vecina, está una pareja de chicas que enseguida llama mi atención.

En realidad es la chica rubia de cabellos castaño claro con un toque de color tangerina que me atrae apenas la veo.

- Julio – le digo mientras le doy un codazo en el costado para que me prestes atención a mi en lugar de su teléfono celular – mira a ese par – le digo con disimulo – ¿Que me dices? – le pregunto.

- Si, buena vista, muy lindas, algo niñas pero lindas – dice viéndolas fijamente. La sutileza no es lo suyo – no me digas que usted... – deja el "usted" en suspenso y me mira con ojos expectantes y una sonrisa a boca abierta.

- Si, pero no por el momento – le digo viendo la pizarra donde la arquitecto está dibujando algo – será mi novia, pero no aún - digo con total confianza.

Algo me dice que ella será mía, no se qué, pero se que así será.

- Aja, si, claro – se burla Julio – que específico – dice él – ¿La agendaste, le apartaste la cita? – pregunta con una mezcla de ironía, incredulidad y burla a la vez.

- Además de ser de poca estatura también eres de poca fe – replicó de forma tranquila.

Se que eso le ha debido de doler, pero no puedo evitarlo, Julio mide aproximadamente un metro cincuenta y poco y es de talla robusta, algo que lo hace ver incluso mas pequeño de lo que es y estando a mi lado su pequeño tamaño y gran talla resalta aún más, pero eso no es mi culpa.

Es la genética.

- Sabes que es chiste – le digo después de un rato en silencio – tú eres mi galán de tamaño practico – le digo en un intento de hacer que se relaje y dejé de pensar en eso.

- Eres un imbécil – me dice con cara de pocos amigos.

- Yo también te quiero – respondo en su lugar.

- Ahora solo por eso la voy a conquistar antes que tú – me dice en un intento de picar mi orgullo, aunque claro está, no lo consigue.

Eso solo me causa gracia.

Julio nunca podrá superarme.

- Ja, ja, ja, ja – no puedo evitarlo y empiezo a reír – claro amigo, claro – le digo.

A pesar de que me ha causado risa siento una extraña sensación que dejó pasar.

Luego de eso Julio se mantiene en silencio y yo aprovecho para intentar prestar algo de atención a la clase aunque el discurso del día ya me lo se, la arquitecta explica el trabajo de traslado de escalas, algo que obviamente yo ya se hacer.

Lo único destacable de su discurso es que recuerda que mi trabajo del semestre pasado fue el que mejor técnica tuvo de todos y fue el mejor, artísticamente hablando.

La escucho elogiarme y eso me gusta.

Me gusta que todos sepan que yo soy mejor.

Ya sabiendo de mi increíble potencial ha decidido asignarme uno de los proyectos más complicados este semestre debido a la gran cantidad de detalles que implica.

- El señor Gabriel – continua diciendo ella – quien sinceramente no esperaba ver de nuevo en esta clase, se encargará de la escuela Bauhaus, y como ya explique, al igual que todos tendrá la tarea de trasladar la imagen que les entregaré de este tamaño A3 – dice mostrando un dibujo impreso – tomándolo en escala 1:1000 hasta llevarlo a escala 1:50 que equivaldría a tamaño de lamina de Bond o un poco más grande dependiendo la obra que se les asigne – nos explica – la Bauhaus tiene una dificultad especial, debido a la cantidad de ventanas y ángulos de la estructura – comenta con una sonrisa – este ejercicio les enseñará a conocer no solo las escalas, también, aprenderán una forma diferente de llevar las escalas ya que no usaran escalimetros para ello – nos dice – si no que estarán realizando cálculos matemáticos, dichos cálculos…

- Oye creo que la profe quiere contigo – dice Julio en voz baja a medida que la profesora empieza a explicar cómo deben de realizarse esos cálculos matemáticos que no son otra cosa que una simple regla de tres.

Julio es un hombre muy básico.

- ¿Eso crees? – le pregunto.

Él no puede ver otra cosa en una mujer.

- Si – dice – ¿Que harás al respecto? – me pregunta.

Julio es un ser muy básico, quiere que haga algo al respecto sobre algo que solo existe en su imaginación.

A él le gusta vivir a través de mis experiencias.

- ¿Yo? – pregunto con inocencia – ¿Por quien me tomas? nunca haría algo como lo que estás pensando – le digo fingiendo estar ofendido.

Aunque la idea de estar con la arquitecto me da mucha gracia.

Julio no sospecha es que el semestre pasado me hice bastante cercano a ella pero no de la manera en que él insinúa.

- Si, claro, él inocente – dice con su mente sucia antes de volver a prestar atención a la clase.

Para cuando la explicación termina los niños aún no asimilan lo que la arquitecta acaba de decir, y varios toman el coraje y se me acercan a preguntar.

- Díganme – los intersecto antes de que comiencen a hablar.

- ¡Wao! – exclama uno de ellos.

- ¿Como sabías que te quería preguntar? – dice otro con las manos alzadas y confusión en su mirada.

- Su confusión es visible – les comentó con calma poniéndome de pie y yendo hacia la salida – miren, acérquense – los llamo – ven ese cuadro dentro de la oficina del director – les señaló mientras me dirijo al cristal de la oficina.

La oficina del director de la escuela de Arquitectura es un pequeño cubículo solo con espacio para un escritorio, el director rara vez está en ese lugar, así que podemos asomarnos desde las ventanas para poder ver su interior.

- ¿A quien le tocó la Villa Saboye? ¿tú? – empiezo a preguntar cómo un profesor impartiendo clases.

- Yo – dice uno de los pequeños nuevos.

- Ven, mira el cuadro – le indicó señalando con el dedo mi cuadro, que desde el semestre pasado cuelga en la pared de la oficina – ese es el que me tocó a mi el semestre pasado, y ese, es el resultado que se busca – les digo a todos con orgullo.

La meta de este semestre es muy alta.

Si quieren sobresalir aunque sea un poco tienen que superar al mejor.

A mi.

- ¡Ah! – exclamó de repente – y todo debe hacerse a mano alzada – les digo.

Solo Dios sabe cuanto disfruto la admiración de los que ignoran lo que yo se.

Es exquisito.

- ¿Tiene que verse así? – pregunta un dúo de chicas quienes obviamente se ven bastante preocupadas.

- Bueno esa es la idea – les digo pensativo – pero es normal que no les quede de esa calidad, tranquilos, que no se evaluará lo artístico del trabajo solo proceso y resultado – explicó.

Me encantan estos pequeños momentos, cuando todos saben quién es superior a quien.

Le hago una seña a Julio y juntos nos movemos de inmediato dejando a los neófitos con más dudas que respuestas.

- Eres maligno – dice mi pequeño cómplice una vez estamos lejos del grupo – ¿Para donde vamos ahora? – pregunta cómo buen cordero que es.

- Aún no lo sé, solo aléjate con estilo – le digo sin hacer nada por ocultar la diversión en mi voz.

Y efectivamente nos alejamos con el mayor de los estilos.

Solo nos hizo falta los anteojos oscuros para mayor éxtasis.

***

Entre las sedes de ingeniería y arquitectura existe un pequeño espacio de reposo con bancas de concreto donde se puede esperar con calma la siguiente clase y mientras pasamos por allí, camino a la otra sede, algo me hace voltear a una de las esquinas donde oculta por una columna estaba una pequeña señorita sentada, teléfono celular en mano.

Al verla ella eleva la mirada y la fija en mi, sus ojos de un azul bastante claro estaban enmarcados por un bello flequillo de negro azabache cortado en una perfecta línea recta que cubría sus cejas, su cabello seguía hasta esconderse debajo de su espalda, delgada, piel de marfil labios muy lindos.

Cuando nuestras miradas se cruzan me detengo en el acto y tomó a julio del antebrazo a modo de autocontrol.

Mi pequeño gesto hace que ella se sobresalte y esboce una pequeña sonrisa, que yo enseguida respondo con otra sonrisa.

Me le quedó viendo hasta que empieza a resultar algo incómodo y ella alza las manos a forma de pregunta.

Yo solo me encojo de hombros y suelto a Julio para seguir caminando, no sin antes darle una ultima mirada significativa a chica flequillo.