Capítulo 9 parte 3
— ¿Podrían prestarme sus cuadernos de matemáticas? Creo que seguiremos con eso.
Miru-chan nos ha pedido los cuadernos a Hiroki y a mí.
— Pues… no es como que tenga mucho, Miru-chan…
— Yo tampoco…
— Ya, pero aun así necesito ver que podemos sacar de ahí.
Bueno, no es que no tenga mucho, es que simplemente no tengo nada…
De igual forma y al igual que Hiroki, le presto mi cuaderno.
Primero revisa el de Hiroki con un rostro de incomodidad al observar problemas resueltos a medias y otras páginas en blanco.
— B-bueno… al menos lo intentaste supongo…
Deja a un lado el cuaderno de Hiroki y toma el mío.
Vaya cara de sorpresa que se ha llevado, tanto que ha despertado a Neko-chan del grito que dio.
— ¡N-no tienes nada!
— ¡Ah!
— ¡¿Qué has estado haciendo todo este tiempo, idiota?! — me grita Hiroki bastante molesto.
Al abrir mi cuaderno se encontraron con un dibujo de palo, su cabeza es como una lata con dos ojos y una boca mal dibujada, muchos tres en raya que solía jugar solo, círculos puestos al azar y un dibujo burlesco de alguien molesta sacando la lengua que dice: "¡yo no soy ninguna gorda malvada!"
— ¡Eres un irresponsable, senpai! — me dice Neko-chan muy molesta.
Ante sus ataques verbales, hago como si no me estuvieran hablando a mí.
— En El Salvador hacían revisión de cuadernos, al ver que aquí no las hacían no vi la necesidad de escribir algo de lo que dicen los profesores.
Hiroki se pone de pie, me toma del pelo y tirando de él me dice:
— ¡Aquí no es tu sucio país, pero eso no significa que no debas hacer nada!
— ¡Ayayay!
Muy molesto me pongo de pie y le hago frente.
— ¡Venga, vuelve a decir eso de mi país y te mato! Además, soy más responsable de lo que crees, ¡yo podría hacerles la tarea muy bien a todos si así lo quisiera!
Dicho eso, Hiroki y Neko-chan me arrojan sus cuadernos de matemáticas en la cara.
Espera, ¡¿Neko-chan también?!
— ¡Oye, Neko-chan! ¡¿tú por qué traes un cuaderno?!
Muy apenada pero aun sonriente me dice:
— Quería hacer mi tareas aprovechando que vine aquí, ¡pero lo olvidé… jajaja!
— …
Y ella me llamo irresponsable…
Nuevamente me siento en mi escritorio y pongo los cuadernos sobre él.
— Como sea, puedo hacerlo gracias al poder del internet.
— ¡Ni se te ocurra usar el internet! — gritaron Neko-chan y Hiroki al mismo tiempo.
— O-oigan, ¿no están siendo demasiado duros con Uraseku-senpai? — dice Miru-chan.
— No te preocupes por eso, les demostraré de lo que soy capaz.
Entran Kibō y Yasuragi a la habitación muy sucios, Kibō tenía harina en su cuerpo y Yasuragi está todo café y triste.
— Oye Rasec, no encontramos los churros e hicimos un desorden…
— Eso puedo notarlo… están en la bodega, es la puerta frente a los baños en el primer piso.
Espera, no puedo usar internet para resolver esto, pero no hay problema… ¡porque tengo el diamante de la esperanza!
— Je… Kibō, ¿puedes oírme? — le pregunto a Kibō a través de la mente.
— Si…— me responde por la mente mientras me mira fijamente.
Muy seriamente le devuelvo la mirada.
— Necesito que me hagas un favor, ¿ves este teléfono?
Saco de mi bolsillo mi celular y lo pongo sobre mi escritorio.
— Mételo en la bolsa de churros que me traerás y luego lo sellas, ya te he enseñado como hacerlo.
— ¡Jaja, Rasec Zaid! ¿piensas hacer trampa? Pero eso es malo…
— Hazme este favor, y prometo que te prepararé la tan famosa pupusa legendaria solo a ti…
— ¡Ah! Umh, bien…
Kibō toma mi celular mientras nos miramos fijamente.
Un silencio se ha apoderado del lugar mientras Kibō y yo hablábamos en nuestras mentes.
— ¡¿Por qué se están viendo fijamente?! — grita Hiroki desesperado.
— ¿Y por qué él se lleva tu teléfono? — pregunta Neko-chan.
— ¡Ah, es que lo pondré a cargar porque él está ocupado, jajaja!
— Así es, se lo dije por la mente.
Miru-chan muy confundida pregunta:
— ¿No se lo pudiste decir normalmente y ya?
— ¡Jejeje…!
Kibō y yo nos reímos levemente mientras él se retira junto con Yasuragi para hacer lo que les pedí.
Pasado el tiempo, Yasuragi regresa con mi café y Kibō regresa con el churro que tiene el teléfono dentro, es tal y como lo pedí.
Kibō se va a mi cama y me mira fijamente mientras que yo hago como si lo ignorara para disimular que estamos hablando mentalmente.
— No titubearon al obligarme a hacer sus tareas, queda claro que esperan que lo haga sin trampas…
— Ah, lo que quiero saber es a qué sabe realmente la pupusa legendaria…
— Obviamente es imposible ahora, ¿no, Kibō?
— Ah, claro, no puedes hablarme directamente, pero tenemos que pensar en cómo copiar las respuestas de internet sin que nadie se dé cuenta.
— ¡Ah claro, ya estoy entendiendo esto! — exclamo en voz alta para darle a entender a los demás que tengo todo bajo control.
Luego, sigo comunicándome con Kibō y conmigo mismo mentalmente.
A juzgar por que están observándome, esperan a que cometa una falta, cualquiera cometería errores en estas circunstancias, pero no cuenten con eso en mi caso amigo…
¡No me verán hacer trampa!
Dicho eso, abro la bolsa de una manera bastante épica a mi parecer, Kibō y yo comenzamos a reírnos en voz baja mientras que todos nos miran raro.
Comienzo a escribir con la mano izquierda.
— Dispuse todo para poder copiar las respuestas de estos exámenes durante el transcurso de esta hora, y ellos saben que intentaba hacer trampas, por lo tanto y para evitar sospechas, ellos deben ver que los problemas de sus cuadernos los puedo hacer, aunque las respuestas no estén directamente en internet.
Pongo el churro de forma en que pueda meter mi mano derecha con el diamante en ella para poder observar la información con mi tercer ojo y a través de la inteligencia artificial que resuelve los problemas.
— ¡No, Rasec hace trampa! — grita Kibō de forma mental mientras que en realidad se está retorciendo de la risa.
— Ya verán todos…
Comienzo a resolver los problemas mientras que en mi mente comienza a sonar una especie de canción de opera bastante tétrica.
— Con la información de la inteligencia artificial y mis preparativos, puedo continuar copiando las respuestas, cuya página web me manifiesta mientras finjo ser solo un estudiante preparándose para los exámenes parciales…
La sonrisa malvada en mi rostro es cada vez más notable.
— Solo obsérvenme… resuelvo las complejas ecuaciones con la mano izquierda mientras que con la mano derecha dentro de la bolsa y el poder del diamante copio las respuestas del teléfono que escondí adentro…
Muy seriamente, llevo mi mano hacia la bolsa para seguir copiando.
— Ahora, solo agarro un churro… ¡y me lo como!
El sonido de un churro sabor a tocino siendo mordido invade mi habitación.
La canción de opera se intensifica, Kibō se ahoga de la risa, ¡el comer churros solo es una fachada de lo que en realidad estoy haciendo! ¡escribo y copio de forma brutal, ni la presión en un momento así me detendrán!
— ¿Kibō siempre se pone así de raro? — pregunta Hiroki al ver a Kibō tosiendo y riendo descaradamente.
— No suele ser muy alegre…— le responde Miru-chan.
Neko-chan, Chikara y Ai me observan de forma seria.
Finalmente, suelto mi lápiz y me acabo los churros.
— He terminado de copiar, y los testigos de mi coartada serán… mis amigos en persona… y Hiroki.
Tomo la bolsa con todo y teléfono, la estrujo y la lanzo a la papelera.
El teléfono al caer de tan alto se escucha como se rompe, era algo que no esperaba…
— D-de acuerdo… he terminado…— respondo muy nervioso.
Nyakoshi va a ver lo que sucedió y de la bolsa saca el celular para dárselo después a Neko-chan.
— Senpai, ¿qué hacía tu teléfono en esa bolsa?
Neko-chan ve la pestaña del navegador que he usado para copiar abierta, he sido capturado…
Todos voltean a verme muy seriamente.
Hiroki se me acerca y truena sus dedos muy fuertemente.
— Hasta aquí llegaste, Rasec…
— Jejeje, hasta aquí llegaste, Rasec…— me dice Kibō como si él no hubiera colaborado.
Un leve momento de silencio incomodo invade el lugar, pero tengo la defensa perfecta…
— Ah… puedo explicarlo.
Antes de que diga nada, Hiroki me da un gran golpe en la cabeza, creo que de tanta cafeína que he consumido, ese golpe fue suficiente para dejarme aturdido…
Capítulo 9 parte 4
— ¿Así que estabas haciendo trampa? Eso lo explica todo…
Esa fue la voz de Seji-sensei, poco a poco despierto, me encuentro con muchas curitas y un gran moretón en la cabeza.
— Si, eso paso… porque Hiroki me golpeó es que tengo este gran chindondo…
— ¡Deja de usar palabras sin sentido! — grita Hiroki molesto.
Neko-chan juega afuera alegremente con los espíritus de nuestros diamante y su gato, Miru-chan se sirve té a sí misma y a Seji-sensei.
— Bah, en mis tiempos no había internet, tenía que caminar desde mi rancho hasta la biblioteca nacional bajo una lluvia de disparos y leerme cuarenta libros de los cuales sacar un poco de información de cada uno. — dice Seji-sensei.
— No creo que esté tan viejo Seji-sensei… que tenga una camisa del Che Guevara no significa que haya vivido la guerra…
Miru-chan muy preocupada por mi situación dice:
— Oiga, cada vez que estamos con Uraseku-senpai termina lastimado…
— ¡Y cuando no están también, jajaja! — dice Seji-sensei de forma burlesca…
Neko-chan junta a los demás entran a la casa.
— Es que se lo merece. — responde Hiroki.
Miru-chan se pone de pie muy seriamente y dice:
— Pues el próximo que golpee a Uraseku tendrá que meter dinero en este bote.
Miru-chan saca un gran bote de vidrio, al ver esto, Hiroki y Neko-chan se molestan y hacen un puchero.
— ¿Encontraron sus mangas y juegos hentai? ¿revisaron bien bajo la cama? — dice Seji-sensei.
¡Gah!
— ¡S-Seji-sensei! ¡¿cómo sabe de eso?!
— ¡Ja! Quien no te conoce que te compre.
Todos comienzan a reírse, pero Chikara interrumpe con algo muy revelador.
— ¡Son como los que tiene Hiroki escondidos en su cuarto!
Muy molesto, Hiroki se pone de pies y comienza a perseguirla por la casa.
— ¡Oye, no difundas esas cosas!
Todos nos reímos ahora de eso, al parecer él y yo tenemos algo en común después de todo…
— Senpai…— dijo Neko-chan tirando de mi camisa.
— Vi que tienes muchas consolas y juegos que nunca había visto, puede que vuelva a visitarte para jugar juntos.
— Si, estaría bien.
— Ah, ¡¿sí?! — dice Hiroki molesto. — Pues te demostraré que soy mejor que tú y que puedo ganarte en esos juegos tuyos, ¡yo también vendré a darte tu merecido!
Al parecer se ha invitado solo…
Hiroki extiende su puño como si quisiera golpearme, pero en eso lo detiene Miru-chan mostrándole el bote de dinero.
— Si quieres golpearlo deposita mil yenes, por favor.
— ¡¿Por qué tanto?! Tch…
¡¿Por qué quería golpearme?!
— Tú también puedes venir si quieres, Miru-chan. — le digo alegremente.
— B-bueno… está bien, pero no soy mucho de videojuegos.
— ¡Eh! ¡yo quería pasar a solas con él para ver cómo es su cuarto en realidad!
Dijo Neko-chan muy molesta, pero lo hecho, hecho está.
Sin embargo, es algo que haremos después de los exámenes…
Pasamos el resto de la tarde estudiando, de noche regresaron a casa y me desvelé "estudiando" …
A la mañana siguiente, atrás de mí van caminando Makoto y Hiroki, están hablando entre ellos.
— Hiroki, recuerda que si repruebas no podrás ir al viaje escolar.
— Lo sé, estoy confiado en que saldré bien.
— Si, claro…— le responde Makoto muy desconfiado de su respuesta. — ¡Ah, mira, son Uraseku y Kibō!
— Tch, ¿cómo puedes juntarte con él?
— Chisato me ha contado que pasas con él también, además de que es mi amigo.
— Umm… como sea.
— ¿Por qué Uraseku estará temblando…?
Voy de camino al instituto, con mi taza de café super azucarada y con grandes ojeras en mi suave, fino, bello y brillante rostro.
— Maldita sea, como estudié todo el día tuve que desvelarme jugando porque la suscripción de los juegos acababa hoy…
— Mejor hubiéramos dormido…— dice Kibō con grandes ojeras también…
Me volví dependiente de esa suscripción de juegos, al menos tengo los juegos originales en físico y en digital… pero en serio quería probar ese juego… ¡no me arrepiento y lo compraré luego!
— Vamos a ver qué le pasa. — le dice Makoto a Hiroki.
Ellos se acercan a mí y a Kibō.
— Buenos días, Uraseku. ¿estás bien?
Kibō y yo volteamos a verlos con los ojos bien abiertos y con nuestras grandes ojeras negras.
— Ah, sí. Buenos días… estoy bien…
— ¿Qué les pasa? — pregunta Hiroki.
— Rasec se desveló jugando, estaba interesante y yo también me desvelé…
— Ya veo. ¿son idiotas o algo así?
— ¿Por qué haces eso justo antes de los exámenes parciales? — pregunta Makoto.
Dejo de caminar, ¡y hago mi famosa jojo pose! Mientras poco a poco caigo al suelo del cansancio…
— ¡Porque soy valiente…!
— ¡Cuidado tonto!
Hiroki y Makoto evitan que me caiga.
— ¡Café, café, si bebo café se pasa! — grita Kibō de la nada.
Ellos me ayudaron a llegar al instituto, me sorprende que Hiroki haya decidido ayudarme también.
Los siguientes cinco días se han tratado solo de estos exámenes.
Por las tardes, Neko-chan y Miru-chan ayudaban en la pupusería mientras que Hiroki y yo entrenábamos solos, ninguno de nosotros usó toda su fuerza ya estábamos mentalmente cansados…
Lo bueno es que durante los exámenes he tenido confianza en mis respuestas.
— Umh… esta pregunta me suena… ¡pero necesito más café!
Bueno, no tenía nada de confianza la verdad…
— ¿Cuál de las siguientes partículas subatómicas se encuentra en el núcleo de un átomo…? A: electrones, B: protones, C: positrones, D: ninguna de las anteriores…
Umh… no lo sé…
— A ver, ¿pongo la "C" de Cristo? ¿la "D" de Diosito? ¿la "B" de "Big mama"? ¿o la "A" de "Alianza" …?
El alianza perdió hace poco, por ende, esa no debe ser la respuesta, y lo positrones se forman bajo una clase de proceso de desintegración nuclear…
¡¿Cómo es que si me sé eso?!
Al parecer tampoco es la "C" de Cristo y tampoco debe ser ninguna de las anteriores…
— ¡Supongo que siempre puedo confiar en Big mama!
Marco la letra "B" como la correcta, todo ese proceso mental, aunque no lo crean, sucedió en cuestión de segundos.
Bueno, así he pasado los exámenes parciales
— Pew… se "acabuche".
Kenji al oír que dije eso en español se me acerca muy confundido.
— ¿Eh? ¿otra vez con esas palabras todas raras?
— Eww, no estoy de humor para bromear hoy.
— Yo tampoco amigo, los exámenes me han matado, creo que saldré mal…
Lo peor de todo esto no eran los exámenes en sí, era el salir del instituto para ir directamente a trabajar en la pupusería o entrenar.
Siempre íbamos todos en grupo al mismo lugar, y hoy no fue la excepción.
El lado bueno es que le encontramos un buen uso a los uniformes que había hecho Miru-chan, al parecer lo usaremos en el trabajo.
Yo le he estado ayudando a Seji-sensei a preparar las pupusas, Miru-chan y Neko-chan toman las ordenes de los clientes, y Hiroki lava platos.
— Con permiso. — dice Neko-chan mientras va pasando con cuatro platos sucios y finalmente dárselos a Hiroki para que los lave.
Hiroki la mira de forma seria cuando está dejando los platos, se miran fijamente durante dos segundos y finalmente, Neko-chan le saca la lengua, eso molesta a Hiroki.
— ¡¿Por qué tengo que hacer esto?!
— ¡Jajaja! Es que no hay nada más que puedas hacer.
Mientras nosotros trabajamos aquí, los espíritus de nuestros diamantes están afuera divirtiéndose con el gato de Neko-chan.
En japones es raro decir "el gato de Neko-chan" es como si dijera "el gato de gato".
— Este uniforme de los pupusas es muy cómodo y eficiente, buen trabajo, Miru-chan.
Respondo elogiando el uniforme de pruebas que hizo, a pesar de ser pensado para las batallas no es muy resistente, este uso dado es muchísimo mejor.
— No planeaba usarlo para eso, pero… ¡gracias! — responde Miru-chan alegremente.
Mientras casi todos nos la pasábamos bien a pesar de estar trabajando, Hiroki se muestra molesto por algo que dije
— ¿Los pupusas? ¡¿acaso el nombre de nuestro grupo es "los pupusas"?!
— ¡Pues no está! *hip* ¡nada mal! — respondió uno de los clientes borracho.
— ¡Usted está borracho!
Seji-sensei se acerca a Hiroki y lo tira de los cabellos.
— No le hables así a los clientes, idiota.
Bueno, al menos no soy el único que es tratado de esa forma.
Supongo que es requisito indispensable para pertenecer a los discípulos de Seji-sensei.
Capítulo 9 parte final
— Los pupusas…— dice Neko-chan en voz baja. — Puedo aceptar ese nombre si solo estamos aquí, en batalla daremos pena.
— Para empezar, ese es un pésimo nombre sea donde sea que los usemos.
Ni Neko-chan ni Hiroki parecen muy de acuerdo con mi sugerencia para nombre del grupo.
— ¿Qué les parece…? ¿los diamantes del hoyo?
— ¡Jajaja!
— ¡Que buen chiste Uraseku-senpai!
Todos en el restaurante se ríen de mi propuesta.
— No lo decía de broma…
Dicho eso, todos se quedaron callados al verme decepcionado.
— Entonces, ¿Qué les parece "los diamantes de las montañas"?
— Cualquier cosa es mejor. — responde Hiroki aun molesto lavando platos.
No nos compliquemos con eso y supongo que, a partir de hoy, todos nos conocerán con ese nombre.
Además, ¿para qué necesitamos un nombre? ¿solo para vernos geniales?
En fin, supongo que trabajar junto a tus amigos realmente divertido.