—Quiero desaparecer.
—¿Realmente piensas eso?
—No puedo estar más aquí.
—¿Preferirías estar en otro lado?
—Simplemente… No quiero vivir más.
—¿Tu problema es con la vida, o contigo mismo?
—¿Cuál es la diferencia? Si soy una víctima, o soy el victimario, ¿qué importancia tiene?
—La diferencia es que en uno de esos casos puedes hacer algo al respecto, en el otro es imposible.
—Jaja… Ya intenté… Ya hice todo lo que estaba al alcance de mis manos… Ya fracasé… ¿Cuántas veces tengo que fracasar, hasta que aprenda la lección? Es imposible.
—¿Y si tus manos pudieran alcanzar un poco más lejos…? ¿Y si no fuera imposible?
—…
—De nuevo, ¿tu problema es con la vida, o contigo mismo?
—… ¿Quién eres?
—Si pudieras vivir libremente, si pudieras vivir como tanto deseas, si vivir como los demás fuera repentinamente posible… ¿Desearías vivir, en ese caso?
—En ese caso… Si realmente… tuviera esa oportunidad… Creo que…
—¿Es tu problema con la vida, o es con ti mismo? Si pudieras conectar con otra persona genuinamente; si verte a ti mismo, o ver a los demás, ya no te resultara desagradable; si pudieras tener una relación genuina, de pura honestidad… ¿Desearías vivir, en ese caso?
—Creo que… Creo que…
—Si pudieras ser feliz, ¿desearías vivir, en ese caso?
—¡Creo que sí…! ¡Quiero intentarlo de nuevo…!
—¿Tu problema es con la vida, o contigo mismo?
—¡Quiero vivir en serio! ¡Quiero disfrutar de mi vida como todos los demás! ¡Quiero seguir viviendo!
—Una nueva oportunidad, en un lugar muy distinto.
—¡Un lugar en el que pudiera ver a otras personas y no sentirme disgustado! ¡Un lugar en donde pudiera ver a otras personas y no sentir odio hacia mí mismo!
—¿Incluso si tuvieras que dejar todo atrás? ¿Incluso si tuvieras que perder todo lo que ya tienes?
—¡Incluso si ese fuera el caso…! ¡Si pudiera hablar con otras personas de manera genuina…! ¡Si pudiera relacionarme con otras personas sin sentirme tan distinto…!
—Te ofrezco un contrato: Tú haces una misión para mí. Una misión incómoda, dolorosa, ardua, penosa… Una misión que te hará odiarte. Una misión que te hará odiar a otros incluso más. Una misión que la mayoría de la gente pensaría que no vale la pena realizar…
—¡…!
—A cambio, te hago una promesa. Una promesa irrompible. Si tú haces esta misión, todo eso que deseas, lo tendrás. Una vida libre. Una relación genuina. Todo eso lo tendrás. Y lo tendrás tanto que nunca más querrás rendir tu vida. Lo tendrás tanto que desearas vivir cada segundo de tu vida con toda tu capacidad.
—…
—Yo te ofrezco una responsabilidad, a cambio, te doy una nueva oportunidad. ¿Quieres firmar el contrato?
—S-Sí…
—Perderás todo. Será tan difícil que muchas veces preferirás nunca haber aceptado este pacto. Será tan doloroso que muchas veces desearas estar muerto. Querrás abandonar la misión. Querrás abandonar todo. Desearás recuperar todo de nuevo. Aun así, ¿quieres firmar el contrato?
—S-…
—No será lindo. Pero al final, agradecerás todos y cada uno de los sacrificios que habrás hecho. Al final, lo harías todo una y otra vez para conservar todo lo que obtuviste. Al final, nunca se te ocurriría firmar nuevamente este contrato.
—Quiero-… Quiero una nueva oportunidad.
—¿Es tu problema con la vida, o es con ti mismo?
—¡Una vez más! ¡Quiero una oportunidad más! ¡Esta vez haré todo lo posible para no odiarme de nuevo! ¡Haré todo…! ¡Todo lo posible! ¡Sin esconderme más!
—¿Quieres firmar el contrato?
—¡Sí!
—…
—No quiero pensar… nunca más… que quiero desaparecer… No quiero seguir decepcionando a las personas que quiero… Quiero ser feliz… una vez.
—El contrato ha sido sellado.
—¡…!
—El contrato tiene una condición, una condición muy simple: No puedes hablar con nadie sobre el contrato. Mientras que cumplas con esa condición, y sigas mis instrucciones, obtendrás todo lo que te ofrecí a cambio.
—… Está bien… Si tan solo es eso…
—Buena suerte~