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—¿De verdad? —Shen Rou se rió entre dientes.
—El barman asintió y dijo con agitación, como si temiera que ella no lo creyera:
— Es verdad. La señorita Shen es la mujer más hermosa que he visto jamás.
Cuando Shen Rou escuchó las palabras "más hermosa", tomó el cóctel de la barra y se lo terminó de un trago.
—Entonces, ¿te gusto? —Shen Rou sonrió al barman y le pellizcó la mejilla ligeramente.
—Señorita Shen, usted... —el barman la miró, atónito. Este joven barman era incapaz de resistirse a mujeres como Shen Rou—rica, hermosa y de "primera clase—. Se sintió encantado al pensar que ella se interesaba en él.
—Inmediatamente dijo:
— Sí, claro que sí. La señorita Shen es la diosa en el corazón de cada hombre. A todo hombre le gustas.
—¿En serio? ¿Ningún hombre podría disgustarme? —Shen Rou miró al barman fingiendo sorpresa, pero las lágrimas brotaron en sus ojos en el momento en que pensó en la expresión fría e insensible de Mo Yesi.