Estaba tan absorto en ello, ni siquiera se dio cuenta de que Qiao Mianmian se había acercado.
Qiao Mianmian simplemente lo observaba en silencio desde un lado.
Ella miraba su perfil—su hermoso pómulo, puente de la nariz, frente… hasta sus labios.
Cada parte de su rostro era seductora.
La luz del sol que entraba por la ventana iluminaba su cara.
Tiñendo sus perfectas características de un bonito dorado.
Qiao Mianmian siempre había sabido que Mo Yesi era guapo.
De hecho, era el más guapo entre todos los chicos que había conocido en su vida.
Ya estaba impresionada por su apariencia la primera vez que lo vio.
A veces, incluso pensaba en la suerte que tuvo al poder casarse con un hombre como él.
Este hombre tenía un gran trasfondo, gran apariencia, gran figura, gran capacidad para hacer dinero y la trataba como a una princesa.
Era uno entre un millón.
Los cielos realmente debían amarla.
Cuando lo miraba esta vez, todavía se sentía de esa manera.
