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Shen Rou lucía terrible. Un torrente de ira y celos creció dentro de ella.
—Está bien, ¿ninguno de ustedes quiere irse? ¡Me iré yo misma! —Con eso, salió corriendo de la sala privada.
—Rourou, ¡espera! —Yan Shaoqing golpeó a Gong Zeli en el hombro cuando vio que Shen Rou había abandonado la sala privada—. Cuarto Hermano, ¿qué te pasa? Rourou está enfadada ahora, deberías ir tras ella.
El estado actual de Gong Zeli realmente preocupaba a Yan Shaoqing.
Estaba fuera de sí.
Usualmente, toda su atención estaba en Shen Rou cuando ella estaba cerca.
Aparte de Shen Rou, todos los demás eran prácticamente invisibles para él.
Pero justo ahora, ni siquiera Shen Rou logró sacarlo de su ensimismamiento.
No era de extrañar que Shen Rou se hubiera ido tan de repente.
¿Realmente podría haber sido hechizado por la belleza de la cuñada?
Gong Zeli finalmente salió de su ensimismamiento gracias a ese golpecito en la espalda. Desvió su mirada de Qiao Mianmian.
