Su rostro estaba tan pálido como podía estarlo.
Fue un duro golpe ser llamada fea por un hombre que la deslumbraba.
Toda gota de sangre había abandonado su rostro.
—Además, eres su compañera de cuarto y has vivido con ella durante años. Ya es bastante malo que no le creas, pero encima fuiste más allá y difundiste rumores sobre ella. Mujeres como tú me dan asco —dijo él.
El rostro de Bai Xiao estaba pálido. —Señor.
—La última vez te dejé pasar por su cuenta. No quería disgustarla, ya que son compañeras de clase. Pero ahora parece que no hay necesidad de ser amable con ustedes chicas —continuó él.
Bai Xiao podía entender el subtexto.
Se puso aún más pálida y sus labios temblaron. —¡Yo no dije esas cosas, fue la persona que lo divulgó. No tiene nada que ver conmigo! Solo estaba… solo te estaba recordando.