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—No te sientas incómoda. Eres la esposa de Mo Yesi. Mereces este respeto. Pronto te darás cuenta que tu estatus como la Sra. Mo te traerá muchas más cosas buenas.
—Pronto te acostumbrarás a ser tratada de esta manera.
Se acercó más a ella.
Tan cerca que cuando hablaba, Qiao Mianmian podía sentir sus suaves y cálidos labios rozando su lóbulo de la oreja.
Todo lo que podía oler era a él, sus hormonas estimulantes.
Se preguntaba qué perfume estaba usando.
Era agradable de manera inesperada.
Mientras respiraba su olor y escuchaba su voz profunda y seductora, el corazón de Qiao Mianmian palpita. Podía sentir su pecho temblar.
Esta distancia… era demasiado íntima.
Aparte de Su Ze, nunca había estado tan íntima con ningún otro hombre antes.
—Mo Yesi…
Giró la cabeza, con la intención de decirle que se alejara. Cuando se giró, sus labios cayeron en su mejilla.
Ambos se quedaron helados por la sorpresa.