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Mientras la besaba, la pasión comenzó a surgir desde su interior.
—¿Cómo conseguía ser así?
—Era suave por todas partes.
—Esos delgados dedos eran claros y tiernos, y él no quería soltarlos.
—Deseaba devorarla entera.
—Mo Yesi, tengo sueño…
Qiao Mianmian podía sentir sus dedos calentarse. Dondequiera que él la había besado parecía haberse calentado.
El aliento del hombre contra su palma ardía con una intensidad que la sorprendió.
Ella levantó la vista y encontró su mirada, resplandeciente y apasionada. Rápidamente retiró sus manos y se acurrucó bajo la manta.
No le era desconocida la expresión en sus ojos.
Parecía que iba a suceder algo si él seguía besándola.
Pero no tenía tanto miedo. Después de todo, todavía estaba en su período. Él no podría hacerle nada.
Pero sin duda él estaría sintiendo incomodidad ahora.
Y si estaba incómodo, podría hacer que ella usara su mano otra vez…
Qiao Mianmian ya podía sentir dolor en su mano al recordar la última vez.