—Dime honestamente, ¿qué le hiciste a Mianmian para que ella estuviera tan enojada contigo? —Desde el punto de vista de Madre Su, tenía que haber sido culpa de su hijo que esto sucediera. No podía ser por culpa de Qiao Mianmian que rompieron.
—Mamá, yo... —Su Ze estaba a punto de explicar las cosas cuando una criada se acercó, hizo una reverencia a ambos y dijo:
—Señora, joven maestro, la segunda señorita Qiao ha llegado.
Madre Su frunció el ceño.
—¿Segunda señorita Qiao? ¿Para qué ha venido? —Madre Su no tenía mucho aprecio por Qiao Anxin. Aunque tampoco era que la odiara. Simplemente era más neutral hacia Qiao Anxin en comparación con el trato que le daba a Qiao Mianmian. Si hubiera venido Qiao Mianmian, estaría muy feliz.
La expresión de Su Ze cambió ligeramente mientras miraba a la criada y decía con calma:
—Hazla pasar.
—Sí, joven maestro. —La criada se fue y regresó unos minutos después con Qiao Anxin.