—Mo Yesi atrajo a Qiao Mianmian en un abrazo y mantuvo un brazo alrededor de su cintura. Luego levantó la mirada y le echó un vistazo—. Ahora déjame preguntarte. Amor, ¿quién es él? ¿Te molestó?
—Qiao Mianmian alzó la vista y miró a Su Ze fríamente—. Es una persona sin importancia, no necesitas saber.
—Su Ze se sorprendió antes de que su expresión se oscureciera—. Podía ver la rivalidad en los ojos de Mo Yesi—. Yo soy el prometido de Qiao Mianmian. Ella y yo...
—Sr. Su —dijo Qiao Mianmian con una expresión impasible—, déjeme recordarle. Usted y yo no tenemos nada que ver el uno con el otro ya. Nuestro compromiso se canceló anteriormente. Por favor, tenga esto claro, para que no diga tonterías que manchen mi reputación.
El corazón de Su Ze en realidad le dolía al ver cuán distante y disgustada se veía ella.
No podía identificar por qué, pero se sentía molesto e incómodo.
Era como si algo estuviera carcomiendo su corazón.
