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Al día siguiente, el apartamento estaba lleno de actividad.
Los tres pequeños también estaban ocupados en la cocina porque el Padrino-Dios iba a regresar,
Li Baobao se dejó caer sobre la pequeña mesa del comedor pellizcando un panecillo. Quería moldearlo en forma de conejo, pero de alguna manera terminó siendo una tortuga.
—Hermano, ¿crees que mi conejo se ve bien? —Li Baobao parecía eufórica.
Li Jùnjùn suspiró. —¡Es un conejo si tú lo dices! Mientras te haga feliz.
Li Junjun miró a Li Baobao y elogió, —Es hermoso. Al Padrino-Dios le gustará sin importar cómo lo moldees.
Junjun lucía solemne mientras le daba forma de durazno a su pieza. Incluso usó una pequeña herramienta. El producto final se veía muy realista.
—Hermano, eres increíble. —Li Baobao intercambió en secreto los duraznos que había hecho por los de él. Le gustaban más los duraznos que hacía su hermano. Era mejor darle el conejo a su hermano.
Li Junjun fingió no verlo e hizo otro más.