—¡Pero ahora que todos saben que ella es de la Secta Inmortal Xuanling, deberíamos capturarla y convertirla en un cerdo humano!
—¡Cállate! —Mo Chengfeng le gritó fríamente a Shen Yunyan. ¿Acaso pensaba que ellos no sabían nada?
El corazón de esta mujer podía ser castigado.
—Hermano Mayor, ¿intentas protegerla?
—¡Dije que te callaras! —¿No entendía Shen Yunyan lo que él estaba diciendo?
—Hermano Mayor, ¿te gusta Mo Ruyue? ¿Es por eso que la proteges?
—Tú... —La expresión de Mo Chengfeng se ensombreció. No podía decir que no le gustaba Mo Ruyue. A él sí le gustaba Mo Ruyue.
Sin embargo, nunca había cruzado la línea.
—Shen Yunyan, ya sabemos de esto. ¿De qué hablas? —Xia Zhixing frunció el ceño. Sentía que Shen Yunyan hablaba demasiado.
No paraba de decir que Ruyue era una espía. ¿Es que le odiaba tanto?
—Ya que conocéis la identidad de Mo Ruyue, ¿por qué no la habéis arrestado?