—¿Qué quieres hacer? —preguntó fríamente Shen Yunyan.
Al ver a Mo Ruyue acercarse, Shen Yunyan tuvo una sensación ominosa y rápidamente desenfundó su espada para defenderse.
Luego, protegió rápidamente la cesta en su cuerpo.
—Por supuesto, es tratar a los demás con su propio Tao —dijo débilmente Mo Ruyue.
Era hora de que ella contraatacara.
Él había planeado atacar a Shen Yunyan el día que se fuera, pero ahora que Shen Yunyan tenía casi todas sus pertenencias, sería demasiado tarde si no actuaba.
Él haría una jugada cuando necesitara.
Shen Yunyan apuntó su espada a Mo Ruyue y dijo seriamente:
—¡No te acerques! Acércate y te mataré.
—Lo siento, tengo que acercarme a ti para poder obtener la cosa que llevas —al escuchar las palabras de Mo Ruyue, Shen Yunyan se dio la vuelta y huyó asustada.
En ese momento, Mo Ruyue parecía un demonio que acababa de salir del infierno. Vestía una túnica negra y estaba en la oscuridad. Había una extraña sonrisa en su rostro.
