—Las verduras deben haber estado fuera demasiado tiempo y se han echado a perder —dijo Gu Ying con calma. Su mirada seria hizo que Mo Ruyue estallara en risas.
—No es verano ahora, y la temperatura sigue siendo muy baja. ¿Cómo se van a echar a perder en solo un día? —Ella estaba preguntando lo obvio, y ni siquiera intentaba ocultar la sonrisa en sus ojos.
—Voy a explorar el camino. Volveré para cenar más tarde —Las puntas de las orejas de Gu Ying se pusieron ligeramente rojas. De repente se dio la vuelta y giró su cintura. Ya estaba a más de diez metros de distancia como un pájaro que se eleva. Aunque su postura era particularmente elegante, parecía que estaba huyendo.
Esta vez, Mo Ruyue estalló en carcajadas sin contenerse. Su risa campanilleante se esparció a lo lejos, como si pudiera alcanzar a Gu Ying. También duplicó su velocidad.
