Al final, el Abuelo Liu y la Abuela Liu no le dieron la oportunidad. Ella estaba contenta, pero también se sintió un poco arrepentida.
—Ay, eso no es nada. De todos modos, no tenemos mucho que hacer en casa. Lo tomaremos como un ejercicio. De lo contrario, nuestros viejos huesos se pondrán rígidos si no nos movemos.
La Tía Liu negó con la cabeza y miró a los bebés con ojos llenos de amor.
Si su hijo y su nuera siguieran vivos, probablemente tendrían una casa llena de hijos y nietos para este momento.
—Está bien, todos, agradezcan al Abuelo y a la Abuela y despidámonos. Debemos volver. Todavía tenemos cosas que hacer.
Mo Ruyue finalmente lo dijo en voz alta. Aunque hoy pudiera mantener a los bebés en la familia Liu, ¿qué pasaría mañana o pasado mañana?
Después de todo, ellos no eran una familia, y no podían vivir en casa de otra persona por el resto de sus vidas.
