—Da Bao no sabía por qué su madre había salido de repente —aunque miró la puerta con una grieta con sorpresa, rápidamente volvió en sí y cerró la puerta con el cerrojo rápidamente.
Tan pronto como Mo Ruyue salió, corrió hacia la montaña trasera. En ese momento, los perros en el pueblo no podían evitar ladrar. Parecía que los lobos de la montaña trasera habían bajado.
Estaba preocupada de que los lobos pusieran en peligro la seguridad de las personas, aves y ganado. Incluso si los lobos eran espirituales para devolver la amabilidad, podrían no representar una amenaza para los aldeanos. Si lastimaban a personas y animales, era fácil atraer a cazadores a la montaña para matar a los lobos.
La velocidad de Mo Ruyue era extremadamente rápida. Cuando estaba casi al final de la montaña, justo se cruzó con la manada de lobos que bajaba de la montaña.
