—Nangong Yupiao estaba enojada. Sentía que era imposible que Ye Lulu manchara su reputación!
—¿Por qué no puedo hacerlo? ¿Acaso no es mi restaurante donde todos los comerciantes se reúnen ahora? Hay incluso comerciantes extranjeros que vienen en barco de todas partes del mundo. ¿Cómo no se va a esparcir la noticia si algo le pasa a mis hijos? Ahora que todos saben que soy la madre de los tres bebés, con solo decir un poco, ¿quién no me creería? —comentó furiosa.
—Además, la Señorita Nangong también sabe cómo las mujeres hablan de estas cosas. Tengo que seguir ganando dinero. Además de cocinar, también tengo que depender de mi boca. Puedo escribir una novela corta sobre los actos y palabras de la Señorita Nangong. Puedo replicar completamente esta conversación entera y enviar esta novela corta para que todos la lean.
—En ese caso, ¿no se publicitaría aún más la identidad y reputación de la Señorita Nangong? ¿No sería justo como desea la Señorita Nangong? —preguntó con sorna.