La pantalla de la laptop que mostraba a dos sujetos cuya presencia resultaba en sorpresa y preocupación en aquel grupo reunido en una sala del Palacio Real, hizo que éstos planificaran pronto qué acciones debían de tomar.
- ¿Le avisamos a la duquesa Sofía? - preguntó Bruno.
- No … necesitamos estar 100% seguros que se trata de ellos … Walter, prepárate; iremos a la residencia del conde Beltrán. - ordenó Lisbeth.
- ¿Está segura de que están ahí? - preguntó el mayordomo.
- ¿El conde Beltrán no era el hermano menor del difunto marqués Gutiérrez? Todo apunta a que Emilia esté refugiándose en ese lugar.
- Actualmente, los que están gobernando el territorio del marquesado es la casa Rufasto, familiares medianamente cercanos de la casa Gutiérrez, ¿no es así? - comentó Marcus.
- Exactamente … ahora mismo ellos gozan de varios privilegios … y, de ser verdadera la noticia, no creo que les guste la idea de que la genuina heredera halla regresado. - comentó el viejo mayordomo, Walter.
Lisbeth sonrió.
- Sí, pero ahora, si se dan cuenta, estos tipos de mensajes solo son atendidos por la familia real; si es lo que creo, Emilia ha debido de realizar este contrato discretamente en alguna notaría de confianza, supongo que su el conde Beltrán facilitó esto, de manera que nadie revelara su identidad y solo sea vista por nosotros … - explicaba la princesa.
- ¿Quiere decir que al usar este medio, ella nos está avisando que sigue viva y que quiere que la vayamos a ver en la mansión Beltrán sin levantar sospechas? - cuestionó Bruno.
- Exactamente … al hacer las cosas aquí, en Madrid donde la burocracia es directamente gestionado por la familia real, sin que nadie se de cuenta, le facilitaría mucho a ella … no sé en que problema habrá estado, pero obviamente no quiere que nadie más aparte de la familia real se entere de esto. - respondió Lisbeth.
- ¿Por qué razón quisiera que vayamos a verla? - preguntó Bruno.
- ¿Acaso no es obvio? Lo que ella busca es ayuda o, mejor dicho, un respaldo que la ayude con la obtención de su herencia. Aunque ella vaya sola o con el conde Beltrán a exigir su heredad, le sería difícil o le tomaría mucho tiempo hasta obtener el marquesado … los Rufasto no se los servirían en bandeja de plata, seguramente lucharían para quedarse con el dominio del territorio. - explicó Bruno.
- Pero, en cambio, si quien la ayudara fuera la mismísima familia real, entonces no le sería nada difícil el reclamar aquel título. - explicó Marcus.
- … Pero, no es necesario que sea la familia real, ¿no es así? Si la duquesa Sofía, que tiene un mayor título y gran influencia sobre toda la región de Aragón, le prestara su ayuda sería más que suficiente, ¿verdad? - dijo Bruno.
- Es verdad que la duquesa de Zaragoza y la hija del fallecido marqués Gutiérrez eran grandes amigas; por eso mismo es que ella no pondrá en peligro a Sofia … en cambio, parece que no le importa ponerme en riesgo a mí. - afirmó Lisbeth con una sonrisa algo sarcástica.
- Entonces … ¿Qué hacemos? - preguntó Bruno.
Unos segundos de silencio mantenían la pregunta del joven.
- No habrá cambio de planes, mas que llevaremos a miembro médico que realice la prueba de ADN a nuestra supuesta desaparecida; mientras tanto, Bruno, te dejaré la organización del equipo de búsqueda que se unirá a la alianza entre el grupo Valdelomar y la alcaldesa Victoria, ¿entendido? - ordenó Lisbeth con un tono exhortativo.
- Entendido.
- Walter, prepara las cosas para partir mañana temprano.
- Sí, mi lady.
- Y tú, Marcus …
- ¿Sí?
- Te he enviado un correo, seguro que te gustará leerlo; es sobre algo que encontraron en el 'pequeño' accidente de tren que tuviste.
- ¿?
Llena de trabajo, la joven princesa se dispuso rápidamente a atender el caso de la heredera del marquesado Gutiérrez mañana a primera hora.
Pasó aquel día, la nueva mañana aún oscura por ser de madrugada no detuvo de despertarse a cada joven admitido en la ARET. Habiendo dormido por más de un día entero, Liam, Daniel y Renato despertaron.
- ¿Dónde … estoy? - se preguntó Liam quien estaba recostado en una cama dentro de una elegante habitación.
Una joven sirvienta estaba sentada y acostada al lado de su cama dormida como si se hubiera quedado todo el día velando sin despegarse del lado del muchacho.
- … ¡¿?!
Al tocarse el rostro, el joven notó que no tenía puesto su parche. Mirando a sus alrededores, notó que aquella cosa estaba encima de uno de los muebles cerca a la ventana.
Toques en la puerta se escuchó.
- Valeria, ¿sigues despierta? - preguntó la voz de un varón.
- … Pasa, Ralph … - contestó Liam.
Un poco rápido, pero sin generar demasiado ruido, la puerta se abrió.
- Joven señor … ya ha despertado …
- Sí … ¿Cuánto tiempo estuve dormido?
- Casi un día entero, joven Liam. Estuvimos algo preocupados, ya que no sabíamos lo que había pasado.
- ¿?
- Nos quedamos algo sorprendidos cuando los instructores de la ARET nos llamaron para ir a recogerlo; cuando llegamos, vimos que varias familias y conocidos de los demás postulantes habían sido contactados igualmente. Sin embargo, la sorpresa fue que los encontramos a todos dormidos en un auditorio de la academia … Algunos comenzaron a quejarse de qué había, pero solo nos dijeron que el examen fue bastante arduo y que se quedaron dormidos tras la última conferencia. - explicó Ralph.
Entendiendo la situación, Liam no preguntó más.
- Creo que debería empezar a alistarse, joven maestro. - dijo Ralph mientras dejaba una pequeña bandeja con comida ligera y un vaso de agua puestas en una mesa.
Liam se mostró confundido a lo que su mayordomo dijo.
- Por lo que sé, hoy no tengo ningún asunto que atender, ¿verdad?
- Se equivoca, mi señor. Hoy empieza sus clases … además desde hoy usted quedará internado en la ARET junto con sus demás compañeros.
Ciertamente la ARET poseía un amplio y extenso terreno que podía albergar a todos los estudiantes. Es decir, era un internado para todo aquel que quiera estudiar ahí y Liam no era ignorante de esta información.
El rostro del muchacho parecía muerto por no tener tiempo ni de descansar de todo lo que había sucedido.
- Supongo que el examen habrá sido difícil, pero como dice el dicho: lo fácil es entrar, lo difícil es salir. - comentaba el mayordomo mientras servía en una pequeña mesa el pronto desayuno del joven.
- Sí, supongo …
- Pero, no se preocupe, todos tenemos fe de que logrará egresar; por otro lado, Johan y yo ya hemos empacado sus maletas, así que no tiene nada de qué preocuparse.
- Sí, gracias …
Las desanimadas respuestas de Liam no fueron obstáculos para que pronto se internara en la gran academia al igual que el resto de futuros estudiantes.
Las horas pasaron y los reporteros estaban listos cerca de la gran puerta de entrada al igual como sucedió como en las pruebas de admisión. La prensa y canales de noticias mencionaban a nivel internacional aquel suceso anual, pero en este año la cantidad de visitantes era mayor debido a ciertos rumores tales como algunos admitidos que pertenecían a distinguidas familias y empresas, al igual que la primera generación de ingresantes preparados especialmente por la ARET.
- Hoy, 02 de abril de 2096, la ARET ha confirmado oficialmente el ingreso de 1294 nuevos estudiantes que serán dirigidos a las diferentes ramas de la ciencia, entre ellas ingeniería, medicina, innovación tecnológica, entre otros, además del ingreso de 23 jóvenes que ingresarán a la clase R. Sin embargo, por otro lado, se dará la bienvenida a la primera generación de estudiantes de la PARET que cuenta con 18 jóvenes que lograron pasar la prueba fuera de término preparada exclusivamente para ellos quienes igualmente formaran parte de la clase R. - comentaba una de los muchos reporteros.
Varios drones volaban por el cielo grabando en vivo aquel gran evento que incluso la familia real y grandes empresarios patrocinadores e invitados eran testigos de este suceso.
- Entre los ingresantes de este año, se ha confirmado el rumor que uno de los nuevos estudiantes es la hija menor de la familia real, la infante, María Teresa Von Éber. Lamentablemente, el primer infante y único hijo varón de la familia real, sigue de viaje en Francia; sin embargo, se ha hecho público sus saludos a su hermana menor. Por otro lado, igualmente tenemos el ingreso del heredero de la corporación multinacional de navíos Elmeric SAC, el joven Wilmer Elmeric y la heredera del grupo bancario internacional Bernard SAC, Amélie Bernard. Finalmente se suman la hermana menor del ducado Minerva, la joven Ofelia L. Minerva y la única hija de la baronía Eleonor, familia lejana del ducado de Zaragoza, Anna Lucrecia J. Eleonor … El hecho de que hayan ingresado descendientes de familias aristocráticas de España ha esperanzado de que al fin la evolución de la humanidad ha llegado hasta la nobleza de nuestra nación dándonos grandes expectativas de un futuro prometedor para nuestros ciudadanos.
Entre los comentarios de los muchos canales de noticias que mencionaban grandes inversiones para la ARET, hubo algunos que se sorprendieron por tales noticias.
- Ay no … ¿Cómo que la hermana de un duque? - murmuraba Renato mientras veía su smartphone.
- Ya déjalo, Ren. - comentaba Gajel quien estaba caminando con un par de maletas rumbo a la academia junto con Vicent Marcov y Renato.
- Anímate, Renato. Desde hoy inicia nuestra operación. - comentó Vicent con un rostro sumamente deprimido.
- Sí … claro … Por otro lado, ¿Cómo pasaremos sobre ellos? - preguntó Renato quien podía ver a la multitud que rodeaba la puerta de ingreso a unas cuadras de distancia.
- Mnm … Buena pregunta.
Algunos pasos apresurados se dirigieron a aquel grupo.
- ¡Renato, ¿eres tú?! - exclamó Daniel.
- No, soy el rey de España … Uy, perdón … por favor no me lleven con la policía … - dijo Renato por instinto a la vez que se disculpó.
- Sí … eres tú. - dijo Daniel.
Un suspiró por parte del joven se escuchó.
- Oye, para la próxima avísame que eres tú … si otro hubiera escuchado burlarme del rey, me podría haber denunciado.
- Sí, sí … por otro lado, ¿Quiénes son ellos? ¿Amigos tuyos?
- Hola, soy Gajel Valentain; un gusto conocerte.
- Vicent Marcov … igualmente. - dijo el joven con una sonrisa.
- Un gusto igualmente, me llamo Daniel Crain … parece que todos llevan bastante equipaje.
- Sí, siempre es bueno prevenir. - contestó Gajel con aquella característica sonrisa infantil.
- Y ¿tú no llevas muy poco? - preguntó Renato.
- Ah, lo que pasa es que casi todo lo que llevaba se perdió en el tren.
Una confesión triste.
«Mierda … no tuve que haber preguntado … encima, él fie el de la historia más triste que contamos en el bus … ahora estoy más deprimido.»
- Oh, no te preocupes. Toma, te regalamos esto. - dijo Gajel mientras le daba uno de sus equipajes.
- ¿Qué? Pero esto es suyo. - dijo Daniel desconcertado.
- No te preocupes, tenemos más de lo que necesitamos. Además, como lo había dicho, siempre es bueno prevenir. - contestó Gajel con su sonrisa.
- Oh, gracias; no olvidaré esto, estoy en deuda con ustedes.
Gajel río amablemente.
- Vamos, apúrense o llegaran tarde … pronto cerrarán las puertas.
Renato y Daniel se despidieron y fueron rápidamente a la puerta de ingreso.
Habiéndose alejado aquel par, una breve conversación empezó.
- Con razón alistaste una maleta de más, pero ¿Cómo sabias que ese niño nos iba a encontrar? - preguntó Vicent.
- Oh, vamos; no es que yo lo supiera todo … como ya dije … solo es prevención.
- Sí, te creo … por otro lado, ¿qué piensas hacer con ese niño?
El ambiente se tensó.
- Sabes … siempre es bueno tener aliados y dos cabezas piensan mejor que una. - respondió Gajel con la misma sonrisa, pero su expresión era atemorizante.
- Ya veo … pobre niño …
Las horas pasaron y todos los de nuevo ingreso estaban dentro de un auditorio en las instalaciones de la academia. Ciertamente se notaba que era bastante grande y amplio; en esta oportunidad a diferencia del examen de admisión, todos los nuevos estudiantes podían ver la majestuosidad de la ARET así como las facultades que no lograron antes. Y aún faltaba más por verse.
- Esta será mi última participación con ustedes, pero espero que cada uno pueda desarrollarse como esperan. Las oportunidades y la fama los esperan, pero solo a aquellos que se esfuerzan. Aquí el dinero o el estatus poco les servirán, pues dentro de poco verán que el talento y el esfuerzo serán los que los juzguen. - eran las ultimas palabras de la duquesa Sofía quien pasó a retirarse despedida con aplausos.
- Bien, ahora se les dividirá en varios grupos y asignará a algunos instructores que les den el recorrido por el campus. Por favor, todos salgan por las puertas ordenadamente. - dijo un varón.
Mientras que la muchedumbre despejaba el auditorio, eran agrupados según sus carreras profesionales. Solo un pequeño grupo parecía estar a la espera, pues no había nadie quien los recibiera.
Un joven de parche observó que se acercaban a él dos personas.
- Daniel, Renato … - dijo Liam.
- Hola … pensamos que no habías llegado a tiempo. - dijo Daniel.
- … Fui uno de los primeros en llegar, más bien … parece que casi no pudieron ingresar.
- Ha ha … sí … casi, me quedé dormido. - comentó Daniel.
Mientras que ambos hablaban, Renato parecía algo incomodo viendo por todos lados.
- ¿Qué pasa? - preguntó Liam.
- … No, nada … bueno, ya saben … - murmuró Renato.
Ninguno de los dos entendía a lo que se refería.
- Hablo sobre esa chica … Ofelia … no sabía que era que pertenecía a un ducado … - murmuró nuevamente.
- Sí ¿Y? - dijeron Daniel y Liam simultáneamente de forma indiferente.
- ¿Qué? ¿Acaso no se preocupan si es que no la tratamos bien durante el examen? ¿Qué pasa si les habló de nosotros a su familia?
Liam y Daniel se miraron y luego una expresión de como si estuvieran hablando con un niño se mostró en sus rostros.
- ¿Qué?
Poniendo sus manos en los hombros de Renato, Liam y Daniel hablaron.
- No te preocupes … ella ya … sabe la persona que eres después de haber pasado la última noche durante el examen. - comentó Daniel.
- Solo … no la cagues más. - agregó Liam.
Ambos jóvenes caminaron hacia adelante.
- … Qué buenos amigos tengo, ¿eh?
De repente, un hombre de aspecto desaliñado con algunos alumnos detrás de él apareció.
- Mnm … ¿Eres un ingresante a la clase R? - preguntó aquel hombre.
Renato al verlo pensó de mala forma sobre el aspecto de tal varón en contraste con la apariencia pulcra de los estudiantes que estaban detrás suyo. Era obvio notar la hostilidad proveniente de aquellos alumnos.
- No ha pasado más de unos segundos y parece que ya me odian. - murmuró Renato.
Dentro de la mansión Beltrán, se encontraba reunidos en la sala principal la cabeza de familia junto con su esposa y la heredera del marquesado Gutiérrez; frente a ellos estaba la princesa Lisbeth junto con el viejo mayordomo, Walter.
Tomando todos los presentes un ligero desayuno tardío, Lisbeth habló.
- Esto es una verdadera sorpresa. Los resultados del laboratorio indican que ciertamente eres la hija del difunto marqués Gutiérrez.
Ninguno trató de responder a la posible provocación.
- Eres tal como recuerdo … ¿Cuánto tiempo ha sido desde que nos vimos la última vez? ¿Uno, tal vez, dos años?
Emily habló.
- ¿Cómo se encuentra Sofía?
Alzando su taza de té, Lisbeth parecía algo pensativa.
- Bastante bien … de alguna forma, ha logrado establecer un solido gobierno, es algo plausible lo que está logrando. Ahora mismo debe de estar dando sus últimas palabras en el inicio del año académico en la ARET.
- Ya veo … he escuchado que su hermana menor, lady María, ha ingresado también. - comentó Emily.
- Sí … es un orgullo para la familia real el que lo hiciera.
Ambas quedaron en silencio por unos segundos.
- Entonces … ¿Qué tal si ahora me cuentas lo que sucedió detrás de tu desaparición, Emily?
Una tensa conversación podría estar a punto de comenzar. Aquel día, Aren había salido temprano.