—Y... ¿Qué se supone que tengo que contar?- Le preguntó Zakko a la peliverde.
—¿Quién era esa chica?- Le respondió la... peliverde, por si no es obvio.
—Ah. Pues... solo es alguien que conocí poco antes de que me encontraras.
La reacción de Shair fue de extrañeza, como que inclinó la cabeza a uno de sus hombros, igual al gesto de... los perros. Sin ninguna intención de ofender, es para que se entienda.
Ellos estaban teniendo su conversación, y yo me limitaba a observarlos. Estoy volviendo a sentirme apartado... un poco.
—¡Zakkooooooooooooooo...!- Exclamaba la peliverde agitando a el mismísimo. —Cuenta más. Recuerda que ahora hay un nuevo integrante, deberías ser considerado.- Comenzó a hablarle con un tono modesto mientras me apuntaba y sacudía un poco más al pobre.
El slime me miró, pero acabó aceptando.
—Bueno... ¿recuerdas la montaña congelada que visitamos?- Me preguntó directamente.
—Ah, sí...
—Yo vivía ahí. Con mi familia... de... ambos padres, y dos hermanos. Un hermano mayor y una hermana menor.
«Así que es el hermano del medio...» Pensé, utilizando toda mi capacidad cognitiva para tal hazaña.
Noté un leve gesto de incomodidad en él, como si no le gustase hablar de eso. De hecho, hasta se detuvo unos segundos en los que hubo silencio. Silencio el cual no paraba, y ya iba para el minuto. Uno eterno.
Quería animarme a preguntar, así que posterior a motivarme en mi mente un par de veces y reformularme la pregunta otras cuantas, lo hice.
—¿Por qué sonaste un poco deprimido?
No quería hacer así la pregunta. Creo que puede ser un poco de mal gusto, quizá es muy cortante. El tono con el que pregunté creo que ayuda un poco, así que espero que no se moleste.
No quiero que me odie. Estoy seguro de que si tiene que elegir, Shair por obvias razones lo elegiría a él y yo me tendría que arreglar la vida como un esclavo en los barrios más bajos de este mundo hasta finalmente morir crucificado por alguna religión rara con la que me veré involucrado.
Hasta sentí escalofríos de solo pensarlo.
—Ah, por nada. Solo no tengo muy buenos recuerdos de ellos. Me sigue apenando.- Dijo, soltando un mini "ja" que es más para evitar llorar que para cualquier otra cosa. —No tengo... o bueno, tuve una muy buena relación con mi familia.
Empezó a jugar con el pasto mientras hablaba.
—Solamente me llevaba bien con mi hermana pequeña, espero algún día poder volver a verla.- Lo mencionó con un tono un poco deprimente, se me hizo un pequeño nudo en la garganta. Suena a frase que me daría pena recordar si le pasase algo después.
—¿Y el resto de tu familia?- Me animé a preguntar.
—Pues, mi padre siempre fue indiferente conmigo. No llegué a hablar mucho con él, pero creo que no me odiaba ni nada. A veces sentía que me miraba con culpa.
—¿Cómo así?
—Su mirada me daba la sensación de que se iba a disculpar conmigo cada vez que lo veía. Nunca lo hizo y nunca entendí porqué.
Ahora Shair era la que estaba de espectadora. Tampoco tiene mucho que agregar, a ella seguro que le contó esta historia doscientas treintaiocho veces. Por lo que intento preguntarle yo.
—¿Y...-
—Mi relación co-
Sin querer lo interrumpí. O él me interrumpió a mí, no sé. Lo único que sé es que Shair se rió en voz baja. O lo intentó.
—¿De qué te ríes?- Le cuestioné.
—No sé.
Luego de eso, Zakko decidió continuar.
—Mi relación con mi mamá no era mucho mejor. Ella... ¿me maltrataba?- Declaró. Lo que me intriga es cómo lo hizo, pues su tono me hace creer que le costó decirlo. Tampoco voy a ponerme a decir el porqué, ni que fuera psicólogo. Simplemente, me apena.
—Y mi hermano más de lo mismo. No tuve mucha suerte con mi familia, lo que hizo que un día sucediera algo que me dio ganas de escapar.
—Y lo hiciste.- Añadió Shair.
—Pues, sí.
—¿Y cómo le hiciste?- Interrogué.
—Sobreviví como pude. Ahí me di cuenta de que volviéndome slime no sentía frío, ni hambre. Sin embargo, luego de muchos días me percibía más débil de lo usual, por lo que buscaba comida donde sea.- Él cuenta, bastante afectado por su expresión.
Algo me hace creer que no fue hace tanto, o no lo sé. A lo mejor asumí su edad muy rápido y en realidad tendrá catorce o cercano a eso. Espero que no, pero algo me lo hace pensar. Aparte, creo, que no mencionó nada de que fue hace mucho tiempo. Y físicamente podría tenerlos. Lo mismo Shair.
—¿A qué edad fue eso?- Intenté preguntar para hallar respuesta a mi duda.
—Tenía unos doce.
No la soluciona. Debí ser más específico.
—¿Y cuántos años tienes ahora?- Fui más específico. En ese momento, me acordé de que también querría saber la edad de la peliverde, así que me corregí. —¿Qué edad tienen?
Shair comenzó a hacer un ruido de estar pensando, como si le costara recordar, a la vez que miraba fijamente a Zakko.
—Yo tengo diecisiete.- Contestó el slime.
—¡Y yo dieciocho!- Agregó de inmediato Shair, como si necesitara la respuesta de él para contestar. Al parecer recuerda su edad sabiendo que tiene uno más que él.
Es algo que podría hacer yo perfectamente.
—¿Y tú?- Me preguntó la peliverde.
—Yo... yo tengo dieciocho también.
Tras eso, Shair sonrió y volteó a ver a Zakko. El slime la mira, pareciendo saber las intenciones de ella, por lo que prosigue contando su historia por encima.
—Pasé varios años sobreviviendo como podía en la nieve. Cada día asegurándome estar un poco más lejos de mi antigua casa. Ahí fue que me encontré con un par de personas. Entre ellas, la chica de antes. De hecho fue la primera persona que me habló desde que me fui.- Estaba contando. Su tono mejoró un poco, hablaba más alto.
—Conviví mucho tiempo con ella. No sabría especificar cuánto, llegó un momento en el que perdí la cuenta de las fechas, pero fácil unos cuantos meses más o menos... Me ofreció irme con ella, pero la rechacé.
Al decir eso, noté que Shair como que se activó. Estaba sentada más estirada para atrás, y pasó a sentarse como la gente para presionar a Zakko con su mirada por lo que acaba de decir.
—Pero ya dije que le rechacé.- Le dijo el slime de una manera que me lleva a asumir que no debe ser la primera vez que se pone así ella.
No especificó porqué se negó, y ahora sí no me animaba a preguntarle.
—¿Y por qué?- Pero Shair sí se animó. Una duda que sonaba bastante pasivo agresiva.
—No hay una razón como tal. Quizá pensé que era muy poco como para ir a algo parecido a eso. Y bueno, mi vida fue bastante tiempo así. Todos los días iguales, buscando sobrevivir. Hasta que la conocí.- Dijo el slime, volteando a ver a la peliverde. La cual sonríe.
No los conozco tanto, pero estoy seguro de que su relación es muy fuerte.
—Ella apareció entre las nieves. Creo que había neblina ese día, o era de noche. Pero solamente alcanzaba a ver su silueta y... sus ojos. Brillaban por alguna razón. Y así es como ahora estoy aquí.- Relató el chico de pelo celeste.
No contó demasiado, y en un momento pareció terapia. Pero me da igual, es la primera conversación que tengo con los dos. Asumí que ahí acabaría, ya que era bastante de noche. Cosa que a Shair no le importó, y me preguntó a mí.
—¿Y tú? ¿Cómo llegaste a mi hogar?
Me quedé tieso. No sabría la manera de contar mi vida sin que se den cuenta de que no soy de aquí. Aunque creo poder confiar en ellos, no sé cómo se lo vayan a tomar.
—Pues... yo tuve una vida bastante normal, supongo...- Hablaba entre muchas pausas porque estaba pensando qué decir y cómo decirlo.
Les conté un poco de cómo era mi vida antes, añadiendo unas pequeñas mentiras para que quede más realista para ellos. O eso espero haber hecho...
Ambos estaban haciéndome varias preguntas, creo que querían saber exactamente de dónde era. Al parecer algunas cosas de las que hablaba se acercaban a otros sitios específicos en este mundo. Shair parece saber más de eso que Zakko.
Pero por eso mismo, ella se creía más lo que decía. A veces miraba a Zakko y sentía que me clavaba una mirada de dudar de todo lo que dije, pese a eso no me hizo ninguna cuestión para salir de su duda. Si es que la tenía, claro.
Luego de un rato, Zakko empieza a jugar con el pasto.
—¿Ya me puedo ir?- Preguntó directamente a la peliverde. Con claras intenciones de bajar a la mazmorra.
—Pero antes... ¿y ella qué?- Le cuestionó la peliverde a él mientras él se levantaba. Obviando a quién se refiere.
—Eh... quizá otro día.
Se estaba por ir, hasta que Shair lo jaló de los pies.
—¿Qué te pasa?- Proclamó el slime, pues lo tiro al suelo haciendo eso. Me causó gracia lo inesperado que fue.
—Quiero ir a hablar con ella.- Levantándose, dejó al chico de pelo celeste conmigo.
Él, se hallaba tirado en el suelo, no se movió. Yo, seguía sentando, observándolo no hacer ningún tipo de movimiento. O eso, hasta que alzó la cabeza para mirarme a mí. Tenía la cara... demasiado seria. Podría decir que si su cara fuese textualmente escrita sería así: '-'.
Tras un momento, volvió a sentarse cerca de mí. Ninguno de los dos hablaba, pues la verdad no sabía qué decir. Necesitaba animarme para iniciar una conversación, cosa que al final no hizo falta, debido a que la inició él.
—Oye... ¿cómo te llamas?
—W- Iba a responder automáticamente, deteniéndome porque se me ocurrió que quizá mi nombre le resultaba raro. En realidad, supongo que no debería preocuparme mucho. Todos aquí tienen nombres más raros... al menos para mí. —Walter.
—¿Wa...lter?- Lo pronunció de una manera extraña, pero exagerado. Se sintió como si un gringo con problemas de vocabulario lo pronunciara. Considerando que son de otro mundo tampoco me voy a molestar tanto. —¿Walter cuánto?
—Toledo.
—Nunca conocí a alguien con algún nombre... siquiera parecido.
Si lo conociera sería sorprendente en verdad.
—Me lo dicen seguido.- No lo hacen.
Ahora que lo pregunta... asumo que tampoco sé su nombre real. Solo lo conozco como Zakko, el cual obvio que no es su nombre.
—¿Y tú?- Devolví la pregunta.
—Yo... Yanari.
No se parece en nada.
—¿Yanari... cuánto?- Repetí su interrogante anterior.
—Junsuina.
Bueno, esperable. No creo acordarme fácil, pero está bien saber su nombre. Debería anotármelo, pasaría vergüenza si tengo que preguntárselo otra vez.
Pensándolo... ¿y el de Shair?
—Pensándolo... ¿y el de Shair?- Repetí mi... pensamiento, pero en voz alta, porque ahora le estoy haciendo la pregunta a mi colega de este fantástico y extraño mundo.
Él suspiró.
—Ciertamente, yo no conozco mucho más de ella que tú.
Su réplica me intrigó.
—¿Cómo así?
—Habré vivido muchísimo más con ella, pero sobre su vida personal no sé muchísimo...- Contaba, volviendo a jugar con el pasto. —Tampoco insistí tanto, solo creo que no es algo que ella quiera contar.
Sorprendente. Impactante. Apoteósico. Creí que serían como almas gemelas y así, uno para el otro. O bueno, no necesariamente no pueden serlo, solo creí que serían más abiertos como tal. Shair tampoco parecía saber algunas partes del pasado de él hasta que me contó ahora.
—Igual, creo que sí se llama Shair.- Añadió, con una pequeña risa.
Era de noche. Se veía la luna, y las estrellas. Zakko comenzó a mirar al cielo, razón por la cual yo también. Era bonita vista sin dudas.
¿Ahora somos amigos? No lo sé. Pero creo que poco a poco lo somos más. Y me alegra. Me cae bien lo poco que lo conozco.
Me gustaría preguntarle más cosas, pero no tengo idea el qué. Indagando en mis recuerdos, hallé la memoria de haber visto a un tipo realizando flexiones. No recuerdo bien cómo era, pero creería que fue él.
—Oye...
—¿Qué?
No sé de qué manera formular mi pregunta.
—¿Tú... haces flexiones por la noche?- Fui directo, no se me ocurrió nada. Creo que la forma en la que lo dije fue rara, sobre todo por mi gesticulación. Se pensará que me parece un rarito, y no quiero que piense eso. Aunque lo sea un poco...
Él en vez de contestarme, bajó la cabeza y se mantuvo unos segundos callado.
—¿Me viste?
—S-Sí... ¿estuvo mal?- Me pone nervioso hablar con gente que no conozco, hasta hago preguntas estúpidas.
—Da igual, supongo.- Respondió de mala gana. O es la sensación que me dio.
No sabía bien qué decir ahora, si tuviera que decir si le gustó o no mi interrogante, diría que si pudiese me destruiría. Intentaré solucionarlo funcionando como su psicólogo.
—¿Tiene algo que ver con eso que dijiste de... que te sentías muy poco como para ir con la tipa esa?
...
—Quizás.
Lo miraba detenidamente, pues él no me estaba mirando a mí. Estuvo con la cabeza agachada todo el tiempo, jalando el pasto. Creo que avergonzado.
Me gustaría ayudarlo, solo que... no sé qué debería hacer.
—¿Tú tienes algún sueño?- Cambió el tema de la nada, o eso me da a entender. Sin embargo, al menos ahora volteó a verme.
—Creo que...- Ahora que lo pienso, no. Tampoco lo tenía antes... no sé bien qué quiero hacer. O qué quería. Tal vez en este mundo tengo la suerte de hallar algo que me guste... Espero llegar a ese punto. —...no. ¿Y tú?
Fijó su mirada en mí todo ese rato que estuve pensando en vez de hablar, y luego volvió a subir la cabeza, para ver las estrellas.
—Quisiera ser fuerte.
Esperable tras un par de declaraciones de él mismo.
—Bueno, en realidad... ser un héroe.- Dijo en voz muy baja, y en dirección completamente contraria a donde me encontraba yo, por lo que no entendí lo que dijo.
—¿Ser un qué?
—héroe...- Cada vez lo hacía más a propósito.
Le clavé una mala cara brutal. Él miró de reojo, y de lo demasiado que lo asusté con mi cara cien por ciento intimidante, habló normal.
—Héroe.
Realmente parece un niño. Aunque quizás eso de ser un "héroe" en este mundo es algo más posible. Eso no evita que me dé un poco de ternura. Considero que se está abriendo un poco, y me alegra.
—¿Y por eso dices que no eres fuerte?
—No... soy demasiado débil incluso para mi raza.
Es cierto que él pertenece a una raza de... slimes defensa o algo así. El tipo con el haori se burló un poco de él, al parecer lo detectó de inmediato. De hecho, me gustaría preguntarle de él, pero dudo que sea buen momento por cómo reaccionó.
—No sé bien cómo pero... si quieres que te ayude, podría hacerlo. Yo también querría ser fuerte, supongo.- Hablé un poco nervioso, ya que hace mucho tiempo no hablaba con alguien de esta manera. ¿Por qué confía tanto tan rápido? Porque no creo que esto se lo cuente a cualquiera...
—¿No te burlarás?- Destruyó mi corazón. Su tono me dio mucha pena, se sintió como si tuviese un hermano pequeño al cual le hacen bullying o algo así y me lo contara.
—Por supuesto que no. Hay que... volvernos fuertes juntos.- Estiré mi puño a él, intentando no sonar cursi. Pese a que en este momento... me dé igual, con tal de formar una amistad con alguien. Y creo que él puede ser un buen amigo.
Él chocó su puño conmigo.
—Eres más agradable de lo que creí.- Me dijo.
—¿Cómo así?- Contesté riéndome un poco, por lo repentino.
—Es que... cuando apareciste, no me dabas muy buenas vibras. Y quizás estuve un poco celoso.
—¿Celoso de qué?- Tiene toda la pinta de que le gusta Shair a este. No me sorprendería tampoco.
—No puedo decirte eso...
Muy difícil que no tenga razón.
—Pero creo que puedo confiar en ti.- Afirmó viéndome.
—Claro que sí.
Él tras eso se tiró al piso, acostándose.
—Dormiré. Si Shair sale luego, dile buenas noches de mi parte.- Comentó, apenas se lanzó al suelo con intenciones de dormirse. —Y... buenas noches, Kairo. O... Walter. Aunque Kairo me es más cómodo, creo. ¿Te molesta?
Por cómo pronuncia mi nombre real, prefiero mil veces que diga Kairo.
—No. Shanari.- Pronuncié mal su nombre a propósito.
—Lo dijiste mal...
—Tú el mío también.
—¿En serio?
—Sí.
—... Lo siento, no fue con intención.- Pidió disculpas sentándose un poco, como si en serio se preocupara por eso.
—Está bien, no te preocupes. Y... descansa, Zakko.
—Hasta mañana.
Él se durmió. O lo está intentando. Yo continué sentado, mirando las estrellas. Esperé un poco, a ver si salía Shair. Inesperadamente, comenzó a darme un poco de sueño. Ella no salió en un buen rato, por lo que decidí acostarme para dormir.
Giré mi cuerpo acostándome con una vista al bosque. Allí, volví a ver a la chica albina con aura de diosa. Estaba entrecerrando los ojos, ya no sabía si era real siquiera.
«Espero algún día conocerte a ti también, sea quien quiera que seas. Tengo muchas preguntas que hacerte...» Hablé en mi mente, viendo al ente con forma femenina.
Pasó un buen rato hasta que finalmente desapareció. En unos... miles de parpadeos. Pero como si fuese uno solo.
Me mantuve despierto una innecesaria cantidad de tiempo. Por mi mente transitaban más que nada los comentarios que hice. Me da un poco de vergüenza algo que dije, pero bueno. Mañana lo olvidaré, espero.
Al menos sé que confían en mí...
Fue un buen día.