El sol se hizo presente, lo cual provocó que me despertara. Eso, y oír a Shair parlotear. Al levantarme, noté que la peliverde estaba jugando chocando las manos con Yaku. Observé con una mirada perdida, no entendiendo bien de qué me perdí.
Buscaba al slime, pero no lo veía... hasta que vi más a la entrada, estaba en una esquina cerca de esta. Imaginé que estaría junto a ellas. Aunque está vuelto bola de slime, creo que durmiendo porque no veo los... ¿puntos? eran como sus ojos, creo. Ahora dudo hasta yo de lo que estoy viviendo.
Bueno, llevo como una semana así.
De igual manera, él me saludó al verme viéndolo. Yo le devolví el saludo, y decidí preguntarle.
—Y... ¿eso qué?- Apunté a la albina.
—No, ni idea.- Me contestó.
Al escucharnos ese intercambio, Yaku miró hacia nosotros y nos saludó con un gesto desde lejos. Yo por ser cordial se lo devolví. A causa de eso, Shair se dio cuenta de que desperté y de inmediato se levantó para venir a apurarme.
—¡Tenemos que ir!- Jalaba mi brazo insistiendo y repitiendo lo rápido que teníamos que dirigirnos al gremio, pues al parecer abrió.
Me paré, y Zakko se hizo humano, para ir. Shair nos adelantó, y el slime y yo le seguíamos el paso pero como personas normales.
Yo caminé un poco, pero al darme cuenta que el de pelo celeste no me seguía, volteé. Al parecer se detuvo para despedirse de Yaku. De igual forma, esta me hizo el mismo gesto pero ahora significando adiós en vez de... hola. Porque me voy, si estuviera llegando sería hola, pero así funciona... creo. Quizá significa otra cosa acá.
Zakko me alcanzó y nos fuimos los dos siguiendo a la peliverde. No hablamos casi nada durante el trayecto, pero se siente más cómodo estar a solas ahora. Percibí que él traía una cosa en su mano, era como un pedazo de nube pequeña que estaba apretando.
—¿Y eso?- Pregunté.
—¿Qué cosa?
Él intentó esconderlo.
—Lo que traías en la mano.
—No sé de qué hablas...
Continuamos avanzando, pero yo intentaba ver lo que traía. Zakko en un momento se detuvo, pero yo seguía por inercia.
—¿Por qu-
Choqué con un árbol.
—Puta madre, ¿¡por qué no avisas!?
—¿Debería?
—¡Oigaaaaan!- Se escuchaba a Shair a lo lejos apurándonos.
Me frotaba la frente mientras veía al slime avanzar en dirección al pueblo, a lo que lo seguí. Tras unos minutos, concluimos el trayecto y finalmente estábamos en... Ni intentaré recordar el nombre.
Shair estaba sentada en las escaleras de las afueras del gremio, esperándonos. Ella se levantó apenas nos vio.
—¿¡Por qué tardaron tanto!?- Vociferó, exaltada.
Al mismo momento, ella subió corriendo las escaleras, para desparramar un aura tan brillante que tuve que tapar un poco con mis brazos. Aunque el resto de personas normales entraba sin hacer mucho bulto.
Entré, y la verdad no era para tanto. Osea, es mucho más grande de lo que parece por fuera, pero por dentro parece... No sé ni qué parece. Habían muchas mesas a los alrededores, paredes con tablas de madera y hojas pegadas que parecían ser misiones o algo así. Me lo imaginaba, suele ser así siempre en estos casos.
Caminando recto, se llegaba con un par de empleados atendiendo a otro par de aventureros. Mucha gente extravagante, me agobiaba ver tantos colores, en mi mundo la mayoría tenían el pelo negro. Quitando eso, este lugar no se alejaba mucho de... no lo sé, un banco o algo así.
No sé tampoco qué me esperaba, pero me esperaba algo más. Veía unas escaleras a ambos lados del mostrador donde estaban los empleados, y del lado de la escalera derecha había una puerta debajo de estas. O... en estas. Es raro.
No alcanzaba a visualizar lo que se encontraba arriba, y mucho menos me animaba a ir solo. Así que me abstuve a estar parado junto a...
Los perdí por un momento. Mientras tenía mi plática personal, Shair ya estaba avanzando al mostrador.
—¡Hola!- Saludó, con toda la buena onda del mundo, se notaba.
Quizá la empleada no lo notaba, pues al verla hizo cara de juzgarla de una manera que yo consideraría hasta mortal. Lo bueno es que Shair por alguna razón cierra los ojos a veces cuando habla.
—¿Tú eres Shair, no? Ya te hemos dicho que no pue-
—¡Ey!- La interrumpió. —¡Ahora está él!- Hizo un gesto de presentación, apuntándome con ambos brazos. Siento que si fuese algún tipo de historieta en esta parte saldrían confetis y el fondo sería una estrella o algo así.
Qué vergüenza. Mi cara estaba paralizada observando a la empleada sin saber qué hacer. Ella tampoco ayudaba mucho, su mirada era mucho peor, tenía una cara de desgraciada, por no decir miles de cosas peores.
Tras unos segundos con Shair pareciendo una presentadora de televisión que venden cosas baratas o algo así, la trabajadora me llamó, por lo que me acerqué.
—¿Tú te harás cargo del equipo?- Me dijo, medio susurrándome.
—Eh...- Volteo a mirar a Shair, quien parecía una niña pequeña completamente ilusionada. Zakko también estaba, pero él solo veía a Shair. Tampoco parecía enterarse de nada de lo que pasaba.
Ninguno de los dos me ayudaba, así que respondí con lo que supongo que estaría bien.
—S... ¿s... sí...?
Hice sin querer un gesto horrible, se leía mi inseguridad al momento de contestar como si fuese un libro abierto.
Por lo mismo, ella me repitió la pregunta. A lo que tomé el aire, y le dije que sí, un poco más seguro.
Dudó un poco, pero terminó pasándome un papel y un lápiz, al igual que a Shair. A Zakko por alguna razón no lo llamó. Parecía ser una especie de contrato o algo así, o eso tenía pinta.
—Eh... ¿qué dice aquí?- Le susurré a Shair, pues no era capaz de leerlo del todo.
No recibía respuesta de la peliverde, y al observarla me di cuenta que ella tampoco parece capaz de comprender lo que está escrito. Ella también era un libro abierto.
Sin embargo, de inmediato firmó. No se lo pensó ni un poquito. Y bueno, si ella no lo hizo no veo porqué yo no. Firmé, y se lo pasé.
Ella se llevó los papeles y nos pidió un momento. Aprovechando ese momento, le pregunté porqué Zakko no firmó nada a Shair.
Me contestó que porque es un Veniz. La raza esa de slimes. Supongo que tiene sentido con lo que ya me ha contado que claramente recuerdo al cien por cien.
—Aquí tienen.- La chica llegó y nos pasó tres tarjetas que Shair decidió agarrar. —Como seguramente ya se fijaron, en los tablones hay recados que dejan algunas personas, o el propio gremio, con el cual pueden empezar...
La empleada nos estaba explicando, pero bajando gradualmente la voz, pues veía como la peliverde se alejaba sin prestarle ningún tipo de atención. Zakko y yo nos quedamos mirándola.
—Lo siento.- Me dio la sensación de que tenía que pedírselo.
El slime y yo nos fuimos alejando lentamente en dirección a la mesa en la que estaba sentada Shair.
—¿Y eso qué es?- Cuestioné, sentándome delante de los dos.
—Ten.- Sin contestarme, me pasó una.
—Pero...- Antes de poder decir nada, la sostuve un momento, y vi cómo se escribían cosas... mágicamente.
Podía leer bastante bien la tarjeta, para mi sorpresa. Tenía mi nombre, o bueno, mi nombre de aquí. Mi apodo, supongo. Estaba en una esquina de la tarjeta, y habían varios datos, pero sobre todo me llamó la atención donde decía "estadísticas".
Era imaginable que funcionase así, todo esto estaba siendo bastante genérico como para que esto no existiese. Estaba bonita la tarjeta, pero las estadísticas estaban vacías. No sé si tengo que esperar o algo, pero no salía nada.
Shair sin embargo estaba muy emocionada. Alzó la tarjeta a la vez que la miraba y sonreía. Zakko creo que sí estaba igual que yo. Me miró un poco perdido.
—¿A ti te sale algo?- Preguntó.
—No.
—Ah, menos mal...- Puso la tarjeta en la mesa y la cabeza también.
...
—¿Piensas decir algo?- Interrogué a Shair, quien seguía alzando la tarjeta.
—¿Ah?
—No sale nada.- Le mostré mi ficha.
—Ah, sí. Es normal, necesitamos ir con un...- Sonaron ruidos de estática otra vez. —Pero eso podemos ir a verlo después.
Empieza a molestarme bastante el no poder entender algunas cosas. No sé si sea normal, seguro que no.
Hablando de sensaciones extrañas, estaba comenzando a sentir que alguien me observaba... En ese momento, giré mi cuerpo un poco y vi a un tipo rubio intentando ver de reojo nuestras tarjetas, así como tremendo chismoso.
—Ah, perdón.- Dijo apenas se dio cuenta que yo me di cuenta. —Son... nuevos, ¿verdad?
—Sí.- Respondió de manera automática la peliverde.
—Yo también lo soy, de hecho. Estoy un poco perdido.
—¿Esperas a alguien?- Le preguntó Shair al rubio.
—Eh, sí. Pero no los veo y no sé cuándo llegarán.- Contestaba a la vez que buscaba con la mirada a su equipo, supongo.
—¿Por qué no te sientas mientras esperas?- Lo invitó a sentarse.
Se sentó a mi lado, y empezaron a hablar entre ellos dos. Nada muy relevante hasta que él comentó que era un recién agregado del equipo "Harasei", o algo así. Shair ahí reaccionó con sorpresa, pero yo no entendía porqué. No reconocía su ropa y no veía a mucha gente vestido parecido así que no me suena.
—¿Qué tiene?- Decidí preguntar, para añadir algo a la conversación.
—¿Recuerdas al tipo extraño que salió a saber qué horas de la noche el otro día a hablarnos al frente del coliseo?
Demasiado específico.
—Sí.
—Pues ese tipo era de Harasei.
Ahí sí me impresioné un poco, pero el slime lo hizo bastante más.
—Ah, supongo que sí. Pero yo soy nuevo, no tengo el uniforme ni nada aún...- Decía un poco nervioso el chico rubio. —Me metieron a una división junto a otro par de novatos exceptuando a mi capitán...
Zakko no dejaba de mirarlo como juzgándolo, creo que estaba incomodándolo un poco.
—Ustedes... hicieron un equipo, ¿no?- Preguntó, sonando completamente nervioso. —Quizá es buena idea llevarnos bien.
—Sí, aunque incluso si no lo fuera me gustaría ser amigos.- Replicó Shair.
Yo como tal no sé qué tan seguro sería que no lo fuera, no confío en el instinto de supervivencia de esta chica.
Ellos se dieron la mano.
—Me llamo Arix.- Se presentó... Arix. Osea, el rubio, pero ahora sé su nombre así que es Arix. Raro nombre, pero no creo que sea el más raro que vaya a escuchar.
—Yo Shair, un gusto.- Estrechó su mano, y luego nos presentó a nosotros.- Él es Zakko, un Veniz. Y él, es Kairo.
Los dos hicimos el gesto de saludar sin decir nada. El pobre debe pensar que lo queremos matar o algo así. Bueno, a saber lo que quiere hacer el otro.
—Eh... imagino que ya saben cómo funciona todo, ¿verdad?- Manteniéndose nervioso, intentó sacar conversación al no ver a su equipo cerca.
—Sí. Bueno, no del todo.- Dijo Shair, volteándose un poco hacia las escaleras. —La puerta que está en las escaleras... ¿se puede entrar así nada más?
—Ah, sí. Aunque si son nuevos ahora mismo no hay nada que hacer allí.
—¿Por qué?
—Pues normalmente hacen actividades diferentes, en su mayoría solo algún tipo de fiesta o celebración. Hay varias mesas y barras y tal. Solo que ahora creo que están subastando objetos mágicos bastante caros...
La peliverde se quedó pensando tras oír eso.
—Pero, ¿se puede ir a ver?
—No lo sé, yo supongo que sí.
Y tras esa respuesta, volteó a nosotros y sonrió.
—¿Vamos?
Ni Zakko ni yo nos negamos, por lo que nos vimos forzados a ir con ella ya que ninguno se animó a decirle que no.
Los empleados nos estaban viendo entrar y no nos dijeron nada, por lo que asumo que no hay problema real con que entremos.
Se escucha una voz de presentador hecho y derecho, es como uno se imaginaría la voz de un presentador. En serio estaban subastando cosas, pues escuchaba las cantidades de dinero que se manejaban. Igual, todavía no entiendo qué tan costoso está siendo porque no me manejo con la moneda de aquí. Necesito que alguien me ayude con eso ahora que lo pienso.
Había mucha bulla eso sí, la voz del presentador se oía por encima del ruido de la gente. Pero había música y personas bebiendo y comiendo entre otras cosas. Sorprendente que no se escuche nada afuera.
Me fijé mejor, y había un especie de escenario. Podría ser obvio, pero yo qué sé.
—Vámonos a un costado- Vociferó... alguien. Creo que fue Shair, pero no estaría tan seguro.
Para cuando dejé de pensar si quien dijo eso fue alguien de mi grupo, noté que los perdí. Así que opté por dejarlo al azar, e irme al costado derecho. En una de las mesas vi un pelo celeste. Así que me acerqué un poco.
Afortunadamente no había mucha muchedumbre por los costados. Acabé acercándome y... no era Zakko, no. Estuve mirando un par de segundos a creo que una chica con el pelo del mismo color y tonalidad que mi compañero. Seguro era de su raza, pero no era él.
De hecho se dio cuenta que la estaba viendo... espero no piense mal...
—¡Kairo!- Oí a la lejanía.
Seguí la voz, y luego comencé a ver una mano. Me acerqué y era Zakko, sí. Pero estaba solo con Arix.
—¿Y Shair?- Le pregunté mientras me sentaba a su lado. A lo que el rubio, sentado adelante de nosotros, me contestó.
—Creo que está por... allá.- Apuntó a la inmensa cantidad de gente peleando por la subasta.
Me levanté un momento para ver si reconocía donde se encontraba, pero a los tres segundos me di cuenta que era completamente inútil siquiera pensar que podría así que me senté.
—¿Y ahora?- Le pregunté a Zakko. Quien estaba mirando hacia la multitud.
...
—¿Zakko?
—Ah, perdón.- Al parecer estaba con la mirada perdida. —Ni idea. A veces cuando la perdía, me solía quedar por el lugar, y terminaba regresando... supongo que podemos esperar acá.
Supongo que no me queda de otra. Comencé a intentar escuchar bien al presentador, y al parecer estaba subastando otro objeto diferente. Lo que alcanzaba a visualizar era un objeto rectangular con una... ¿pantalla? medio mágica... celestosa. La subasta inició con unas veinte monedas de plata, creo.
No sabía si preguntarle a Zakko. Pero a este punto creo que es mejor hacerlo e inventarme alguna excusa rara si duda de algo.
—Zakko.
—¿Ah?
—¿Me recuerdas cómo funcionaba... la moneda?
—Oh, claro. Mira, funciona así...
Bueno, me explicó. Para hacerlo corto... hay cinco monedas. Diez monedas de estaño hacen una de cobre, veinte de cobre una de plata, cincuenta de plata una de oro, y cien de oro una de platino. Con una de platino ya eres como millonario y... ahora entiendo más o menos la cantidad que se está manejando.
El objeto ese imagino que debe de ser una especie de teléfono mágico o algo parecido. No sabría darle un precio equivalente a la moneda de mi país, pero estoy seguro que es bastante caro.
Y ahora lo que me cuestiono es: ¿Qué mierda hace Shair allá?
Entre más pensaba para mí, más se elevaba el precio del artefacto. Cuarenta y cuatro monedas de plata se manejaban. Mucha gente subía los precios, oía distintas voces. Ni Zakko ni Arix hablaban, solo se fijaban en lo que decía el presentador.
Fueron unos minutos que se sintieron eternos. Oír al anunciador subir los precios poco a poco era un infierno. Terribles cagones, si tienen la plata al menos súbanlo rápido. Harán que me suicide en medio de la localidad para causarles múltiples traumas distintos.
Estaba por quedarme dormido hasta que escuché que alguien lo subió a quince de oro. Poco a poco se volvía menos gente la que discutía por el aparato mágico rectangular. Aumentaba a cincuenta y... la cuenta regresiva empezaba a escucharse. Al parecer, ya no querían subirle el precio.
Todo parecía que iba a terminar, hasta que algo me hace acordar que Shair estaba allí. Bueno, directamente ella me lo hace acordar.
Su voz suena aumentando la cantidad. "¡Cincuenta y seis!"...
No sé porqué no me sorprende. No la conozco demasiado, pero en el momento en el que estaba entre la multitud... me lo esperé.
Lo peor es que estoy seguro de que no tiene ni dos de plata. A saber de dónde sacaba el dinero antes.
"Sesenta" se oyó de una voz muy grave. Muchas personas ya se estaban yendo al ver lo caro que se volvió. Eso hacía identificable a la peliverde y a un tipo con una ropa parecida al tipo raro de la otra vez.
—¿No deberíamos detenerla?- Le pregunté a Zakko, un poco preocupado. No sé si esto es normal o algo, no sé porqué no parece preocupado él.
—No s-
—¿Cómo que no sabes?- Acoté rápidamente debido a que no creo que sea muy buena idea molestar a alguien de ese grupo. Y menos sabiendo que no podemos pagar la cantidad de la subasta. O bueno, asumiendo, pero estoy muy seguro de que tengo razón.
Zakko se me quedó viendo, denotando un poco de miedo.
—Perdón, me exalté.
—No, no pasa nada... Y no sé, tampoco llegué a vivir algo así con ella. Imagino que ella debe saber lo que hace...- Me comentaba de una forma muy insegura. Cosa que me hizo entrar en razón y animarme a ir a buscarla y traerla hasta aquí de la forma que sea.
Fui a por ella, intentando no chocar con los tipos que había alrededor. Logré estar al lado de ella, por lo que le hablé.
—¿Qué estás haciendo?
...
Creo que no me escuchó.
—¡Setenta!- Gritó, elevando el precio.
—¿¡Cómo que setenta putísima desgraciada!?- Elevé... mi voz. Para que me escuche.
—¿Ah? ¿Qué tiene?- Cuestionó, con un tono bastante alto. Por alguna razón en la sala la música se puso más alta. O creo que es mi percepción, quizá al estar más cerca de todo.
—¿Pero qué estás haciendo, ¡cómo que setenta!?
Me miró.
—Tienes razón.- Se volteó para ver al escenario. —¡Setenta y tres!
El golpe en la frente que me pegué lo escucharon hasta los que están fuera de la sala seguro.
Eso me dio a entender que hablar con esta tipa es un caso perdido. Decidí regresarme con los chicos. Aunque al volver, Arix no estaba. Tampoco es que me importe, pero yo qué sé, eso pasó en lo que fui a buscar a la peliverde y fracasé en hacerlo.
Me senté con Zakko, quien estaba completamente rendido tirado en la mesa.
En cambio, Shair... |
—¡Ochenta!- Exclamó, la peliverde.
El anunciador repetía ochenta, esperando respuesta. Se terminó volviendo un duelo entre Shair, y otro tipo de Harasei. Llevaba el uniforme, uno idéntico al tipo del otro día.
—Ochenta y uno.- Dijo el miembro de Harasei.
Se volvió un duelo de orgullos llegados a un punto.
Hasta que llegaron a rondar la de platino.
—Noventa y ocho.- Volvió a aumentar, el integrante del Harasei.
—¡Noventa y nueve!- Acotó de forma instantánea la peliverde.
El tipo no se lo podía creer.
—¿¡Siquiera tienes ese dinero!?- Interpeló, dudando de ella.
—¿Quieres probar?- Le contestó Shair.
Él se quedó viéndola, para luego bostezar.
—Una moneda de platino.
Shair soltó una corta risa arrogante.
—Parece que tú ganas.- Dijo, con un tono burlesco, para luego irse.
El tipo al ver eso se quedó con una rabia que no se olvidará tan fácil.
Volviendo con Kairo... |
—No sé, tampoco he comido tantas cosas. Y no recuerdo el sabor de la mayoría.- Me contestó Zakko.
—Pero... eh... oye, es cierto... yo tampoco recuerdo el sabor de nada. ¿Siquiera se puede recordar?- Cuestioné por reacción.
—¡Hola!- Saludó la peliverde, llegando a nuestra mesa.
La saludamos, pero sin sorprendernos, ya que ya sabíamos que vendría. Lo que pasó fue que escuchamos que terminó, pero ella todavía no venía. Al parecer nos estuvo buscando todo este rato.
—¿Le preguntas tú o yo?- Le pregunté, valga la redundancia, a Zakko.
Shair nos estaba viendo parada cerca a la mesa, confundida.
—Tú.- Me contestó el slime.
Preparé mi garganta para hacer tiempo reformulando lo que quería decir en pocas palabras.
...
—¿Por qué hiciste eso?- Me contuve porque aún no me siento tan en confianza.
—¿Por qué no?- Cuestionó de una forma tan inocente que creo que no se dio cuenta que hay como tres personas mirándonos con el mismo uniforme del tipo ese. Y no sería yo quien se lo diga.
—Bueno, ¿ya terminamos aquí, no?
—Eh... sí... ¿y Arix?
—Ni idea, desapareció.- Le conté, pero luego volteé para preguntarle a Zakko si sabía algo. —¿A ti no te dijo dónde iba?
—No.- Respondió instantánea y cortantemente.
Tras eso, él se levantó y Shair caminó en dirección a la salida. Creo que fui el único que se fijó en esas personas, espero que solo sea que tengo algo en la cara o algo así.
La peliverde fue directa a la salida, y se paró afuera viendo todo el entorno. Habían muchísimas personas, más que antes. No sé cuánto tiempo pasó, pero el sol sigue fuerte.
Zakko y yo también salimos.
—¿Y ahora?- Le consulté a Shair.
—Tenemos que...- Se interrumpió a sí misma, estirándose. —... ir con guías. Necesitamos llenar nuestras tarjetas.
—¿Sabes dónde hay?- Interrogó el slime.
—Obvio. La mayoría del lugar la conozco.- Lo dijo completamente orgullosa. —Solo que nunca he entrado y no tengo mucha idea de cómo es.- Añadió murmurando.
Pese a eso, comenzó a caminar diciendo que la siguiéramos. Así que eso fue lo que hicimos, claramente. No es que tuviéramos de otra. Se veía bonito el alrededor y más estando tan lleno de gente.
El único pero es que todos tienen... paletas de colores saturantes. De hecho a veces tenía que tallarme los ojos. O quizá me estoy muriendo o algo así, también es posible.
Caminamos y caminamos hasta que por fin llegamos al lugar, o... eso creía Shair.
—¿Cómo que "crees"?- Le cuestioné.
—Y si dije que no tengo idea de cómo es.
—Bueno pero imaginaba que por dentro, digo, por algo especificaste que nunca has entrado.
Ella ignoró mi reclamo para meterse en el edificio a lo cual el slime y yo la seguimos. El lugar era relativamente grande, pero no había tantas personas. De hecho, la empleada estaba durmiendo.
Era una mujer... grande. De manera literal, a simple vista creo que le saca dos cabezas a Shair. Aunque tampoco creo que sea tan difícil, con todo respeto.
Shair simuló toser para que nos recibieran, a lo que la mujer despertó de inmediato.
—Ah, ¿qué pasa?- Pregunta medio dormida.
—¿Aquí eran los guías, verd-
—¡Sí!- Se exaltó, interrumpiendo a la peliverde. Por alguna razón se emocionó.
—Bueno... nos gustaría hablar con uno.- Pidió Shair. Hablando calmada, como si el nivel de extrovertida e hiperactiva de la tipa esta opacara el suyo.
La tipa se puso a hablar por un aparato mágico parecido al que estaban subastando. Solo que más pequeño.
Tras unos minutos un tipo alto con un pelo rojo se acercó y nos saludó, diciéndonos que podíamos seguirlo. Llevaba un pelo por el cual podría deducir que no existen espejos en este mundo. De momento no he visto ninguno, así que esto solo afirmaría mi teoría. Creo que así funciona.
En realidad solo lo tenía desordenado, tampoco es para tanto.
Nos invitó a ir con él, a mí y a Zakko. Pues Shair iría con la misma mujer que nos atendió. No entiendo porqué separarnos, pero bueno. La peliverde nos deseó suerte, y Zakko y yo fuimos junto al tipo pelirrojo.
Lo acompañamos a una sala, en la que al entrar había un tipo con pelo gris y mechones azules sentado, una sala demasiado genérica, es la sala prototipo cuando piensas en tener alguna cita psicológica o algo así, creo... no he ido, pero si me lo imagino yo supongo que debe ser así.
—¡Hola!- Tan solo saludó y ya me hizo cuestionar el porqué todos son tan enérgicos. O si solo tengo mala suerte de tener que encontrármelos a todos yo.
...
—Hola...- Saludé, pues veía que nadie se lo devolvía y no quería quedar como mala persona.
—Vengan, siéntense.- Dijo el tipo de pelo gris.
Zakko y yo nos sentamos en frente de él.
El tipo de pelo gris se puso hablar mientras buscaba algo por debajo de la mesa.
—¿Cuáles son sus nombres?- Preguntó.
—W-
—Za-
Zakko y yo nos interrumpimos mutuamente. Lo que no sabe él es que me hizo un favor, casi digo mi nombre real.
—Zakko.- Terminó de decir su nombre tras encima hacer una mirada de reojo como si hubiese hecho algo mal.
—Kairo.
El tipo de pelo gris encontró unos vasos altos que parecían de cristal, pero que colocó tan fuerte sobre la mesa que me hace dudarlo.
—Aquí están.- Dijo, a la vez que los vasos se rellenaban mágicamente... en serio. —Bien, podemos hacer esto rápido. Les explico.
Aclaró su garganta antes de hablar.
—Van a tener que colocar sus manos rodeando el vaso, y concentrar su energía en él. El agua reflejará de una manera bastante efectiva todo lo que necesitan saber. Les ejemplificaré.
Él puso sus manos en el vaso, y el agua empezó a moverse. Se movió tan rápido, que comenzó a volverse un remolino dentro del vaso. Sentí una energía en ese momento... impresionante. Sobre todo por la parte de sentir una energía. Nunca pensé que diría eso y que sea literal.
—Bueno, creo que con eso se entendió.- Comentó, y acercó un vaso a cada uno.
Me puse un poco nervioso al pensar de que yo no tengo idea cómo hacer esto. Me suena ridícula la sola idea de creer que si me concentro sucederá algo. Y para colmo, Zakko me está mirando. Creo que quiere que vaya yo primero.
—¿Qué mirás?- Cuestioné de manera educada.
—Ah, nada. ¿Quieres que vaya yo primero?
—... Sí.- Mientras más tiempo lo evite mejor... ¿no?
El slime colocó las palmas en el vaso, el cual tras unos segundos inició a reaccionar. Parecía no ser para tanto, apenas se movía. Hasta que de un momento al otro el agua saltó hacia arriba tan fuerte que el mismo Zakko se asustó y pegó un salto.
Intenté evitar reírme, solo porque yo aún no voy.
El tipo del pelo gris tras aguantarse la risa también, explicó. O eso quiso hacer.
—Entonces... ¿tu fuerte es... la magia? El elemento no se llega a notar mucho por la forma en la que fue expulsada, ya que... fue inusual.- Suena como si estuviera intentando buscar alguna manera de contar una mala noticia.
—Seguro es fuego, por lo que sea.- Añadió el tipo pelirrojo que al parecer nunca se fue de la habitación. Se quedó parado en una esquina.
—Supongo.- Contestó el de pelo gris.
No sé porqué asumen eso. Pero parecía ser el único que no sabía. Me gustaría preguntar pero... bueno, en realidad algún día iba a tener que empezar a hacerlo.
—¿Por qué?
—Por su raza. Lo normal es que manejen el fuego.- Me respondió el pelirrojo. —Lo normal también es que sean defensivos o fuertes...
Zakko mientras hablábamos de él se puso a tontear con un lápiz, como intentando ignorar lo que escucha. Asumo que no le gusta hablar de eso.
—¿Y tú?- Incidió el de pelo... gris. Debería preguntarle el nombre, tal vez.
—Ah, sí...
Observé el vaso con una mirada fija.
—¿Podrías recordarme qué tenía que hacer...?
El tipo tomó el vaso de Zakko para hacer el ejemplo.
—Pones tus manos así, las concentras, y ya.- Volvió a explicar, de una manera que transmitía tan pocas ganas que por mi mente pasó la idea de acabar con mi vida en ese mismo momento para arruinarle lo que quede de la suya.
Sin embargo, me decidí a ponerlo en práctica. Lo del vaso, no lo del suicidio...
Coloqué mis manos, y fijé aún más mi mirada en el objeto. Quería perderme en mis pensamientos para ver si eso funcionaba. Y al pasar unos segundos, acabó sucediendo.
Era un remolino. No tan rápido como el suyo, pero lo era.
—Parece que tienes las mismas características que yo. Viento y velocidad.
Al oír eso, no solo me alegré por haberlo podido hacer, si no que encima seguro que las dos son las que más me gusten. Ni sé cuáles existen, pero dudo que alguna me guste más. Quiero aprender a usarla.
—Bueno, los dos son aptos para que pueda entrenarlos. ¿Les interesa?- Él nos miró ofreciéndonos prácticas.
Volteé a ver a Zakko. Y él hizo lo mismo
Le hice gestos para que él respondiera, pues yo no sé cómo funciona nada. Y creo que él no quería contestar tampoco, pues me estaba haciendo gestos para que lo hiciera yo.
—¿...Qué están haciendo?- Nos cuestionó el tipo de pelo gris.
—Eh... quizás. ¿Podemos venir otro día?- Terminó replicando el slime. Sonando nervioso.
—¡Por supuesto!- Afirmó el... ¿maestro? —Mi nombre es Igtto. Puedes encontrarme aquí casi siempre.- Estiró su mano hacia él.
—Zakko.- Dijo su nombre, devolviendo el apretón de manos.
Al final, salimos, y ya no habían personas. Ni siquiera se veía a la peliverde. Por lo que él y yo nos sentamos a esperarla.
Estuvimos un par de minutos, en los cuales Igtto salió un momento para volver a llamarnos. Al parecer se le había olvidado actualizar nuestra carta. Fuimos con él, e hizo algo raro con las manos encima de ambas tarjetas, y nos la dio. Dio gracias a que siguiéramos acá.
Saliendo de la habitación, ya se visualizaba a Shair, viniendo a la sala de espera mientras hablaba con la tipa que la atendió. Ella se despidió y vino con nosotros.
—¿Cómo les fue?- Preguntó apenas se nos acercó, sonando emocionada cuánto menos.
—Eh... supongo que... ¿bien?- Contestaba mirando mi tarjeta. No entendía casi nada, estaba distribuido de una manera que no lograba entender qué era cada cosa.
Ella se acercó a verla conmigo.
—Oh, ¿velocidad? ¡Qué coincidencia!- Comentó, a la vez que me enseñaba su pedazo de papel con dibujos raros.
Por su tono de voz al decirlo asumo que es algo bueno. Ahora, por costumbre me puse a ver lo que me mostró y como es obvio tampoco lo entendí.
—Ah, sí... qué genial.
...
—¿Qué se supone que tengo que ver?- Cuestioné, al ver que no decía nada más.
—A mí también me salió velocidad.- Me seguía enseñando su carta.
—Ah, mira.- Una reacción genuina de mi parte.
—¿Qué miro?- Preguntó Shair.
—¿Qué?
...
—Olvídalo.- Le sugiero.
—¿Y a ti?- Volteó, para interrogar al slime.
—Ah... me salió... defensa...- Él respondía pareciendo que quería que dudaran de su respuesta. Como si intentara mentir y que descubran su mentira, solo una persona ingenua no se fijaría en su extraña manera de contar lo que le salió.
—Me lo imaginaba.- Shair replicaba sin dudar.
Yo sin querer solté una reacción cercana a la carcajada.
—¿Qué pasó?- Me cuestionó la peliverde, por haberlo hecho de repente.
—Ah no, nada. Recordé un chiste.
Ella tras unos segundos de dudar más de mí que del slime por algún motivo, nos dijo de salir, y... lo hicimos, claramente.
Hacía un atardecer bastante bonito. Pero eso me hizo dimensionar el tiempo que pasamos dentro. Era de día cuando llegamos... creo. Ahora me estoy perdiendo en el espacio tiempo.
—¿Y si antes de volver, vemos algún recado de las tablas en el gremio?- Sugirió Shair.
—Me parece bien.- Dijo Zakko, con una actitud más tranquila. Antes parecía que en cualquier momento se pegaba un tiro en comparación a esto.
Ellos caminaron y yo los seguí, con la mirada perdida por el lugar que nos rodeaba. Ya lo mencioné, pero era hermoso. Este sitio está bien cuidado.
Unos minutos más tarde, llegamos. No había tanta gente como antes, pero seguía siendo una cantidad considerable. Nos acercamos a una de las tablas y ellos comenzaron a observarlas.
Diría que yo también, aunque solo por encima, debido a que la mayoría de lo escrito no lo entendía. Y digo la mayoría, porque hay algunas partes que sí, y eso se me hace confuso. Por suerte los cárteles tenían dibujitos, algunos.
No sé quiénes se tomarían el tiempo de hacer los dibujitos, dudo que la gente que pida la ayuda. Capaz hacen algún filtro en el cual alguien más se encarga de esto.
No creo que en un caso común sea necesario, pero para mí está siendo de bastante ayuda, así puedo imaginarme de qué son las misiones.
—Miren.- Llamó Shair.
Shair nos enseñó uno que a su punto de vista era fácil. Trataba de limpiar una pequeña cosecha de unos bichos raros. Si el dibujo es más o menos realista, son bastante feos.
Nos darían treinta monedas de estaño y dos de cobre. La peliverde dijo que era bastante dinero por algo tan tonto. Por lo que podíamos hacerla.
—Y... ¿la haremos ahora?- Pregunté.
—No, mañana. ¿No ves que está tarde ya?- Contestó ella.
—¿Entonces qué hacemos para guardárnosla? ¿Hay un protocolo o algo así para eso?
—Ah... seguro que sí. Nada más que yo no tengo idea de cómo proceder.
...
—¿Y por qué no vas y preguntas?
—No quiero.
—¿Entonces...?
Ella se fijó en mi chaqueta.
—Guárdalo tú.- Propuso levantando el papel en dirección a mí.
—¿Yo por qué?
—Porque ni yo ni Zakko tenemos bolsillos.
—Eso se ve como un problema tuyo. Yo no voy a meter eso a mi chaqueta.- Me negaba más que nada porque a saber qué tipo de inconvenientes me podría atraer. Quiero mantenerme lo más legal posible.
—Desde mi humilde opinión, considero que es un problema de los tres. Ya que somos un equipo.- Ella insistía.
...
—Creo que nos está vien-
—¿Cómo?- Reaccionó interrumpiéndome para voltearse y fijarse si era genuino lo que dije. Cosa que no era, pero aprovechó para meter el papel en mi bolsillo.
Apenas lo hizo, salió del gremio y bajó las escaleras. No sé en qué momento se hizo tan rápida.
Yo me quedé quieto al haber oído algo cuando puso el papel en mi bolsillo. Era el sonido de mi llave. Obvio iba a tener mis llaves, si estaba volviendo a casa. Las saqué por un segundo para verlas.
Verlas con el gremio de fondo provocaba dentro de mí una sensación rara y sé que no muy buena. Estuve embobado viéndolas hasta que Zakko se me acercó.
—¿Qué es eso?- Interrogó.
Asumo que existen las llaves aquí.
—Una llave.- Y por esa asunción, repliqué.
—Se ve rara.
—Ah, sí. Por mi... hogar, las hacían diferentes.
...
—Oye, no quiero interrumpirte pero ahora sí nos está mirando.- Mencionó el slime.
Era cierto esta vez. Por lo que me di la vuelta como si no hubiese hecho nada... a pesar de que no hice nada. Shair nos esperaba debajo. Hizo como si nada, y nos dijo de volver al bosque.
Cosa que realizamos. En el trayecto no podía dejar de pensar en que esto todavía fuese un sueño. Quizá estoy en coma aún, y así es como se siente estarlo. Quién sabe, podría olvidar todo esto cuando despierte y solo haya sido una pesadilla.
Entre mi parloteo mental oía a Shair y Zakko hablar. Ellos parloteaban pero verbalmente. No lograba conectar con su conversación, pero se estaban riendo. Me daban una sensación familiar.
Puede que pesadilla sea mucho, esto no está tan mal.
Llegamos, y... nada, llegamos. No iba a pasar nada, si la única persona que ronda por acá tiene miedo de la gente que no sea... yo. Porque a Shair tampoco le tiene miedo ahora, acordándome.
Recién estaba anocheciendo, el tiempo regresando se me hizo más largo que el resto del día.
Shair se lanzó al piso tan duro que chilló de dolor. A veces me hace pensar que no estoy seguro dependiendo de una persona como ella.
Zakko se volvió slime para dormir.
—¿No vas a saludar a... la albina?- Le pregunté a él.
Al instante se hizo humano.
—Es verdad, casi me olvido.- Afirmó.
Se levantó y antes de bajar, volteó a preguntarme.
—¿No quieres venir?
—¿Para qué?- Refuté.
—Para que sean amigos.
Lo miré más fijo.
—¿Para qué?- No tenía muchas ganas tampoco, al menos por ahora.
—Ven.
—Bueno.
Bajé con él, y lo seguí. Más o menos sabía la habitación, según yo. Puede ser que el que sea casi la única iluminada sea bastante de ayuda.
Ya en la puerta, él me dijo que saludara primero. Cosa que hice
—¿Hola?- Saludé. Pero había un problema; estaba dormida. Salí de la habitación por consecuente. —Está dormida.
Él se metió a ver.
—Ah, sí. Está dormida.
—¿Zakko?- Oí de la albina.
Qué desgraciada. Ya me cayó mal.
—Ah, disculpa. ¿Te despertamos?- Consultó el slime.
—No realmente.- Ella le respondió.
—Oy-
—¿Hoy f-
Ambos hablaron al mismo tiempo.
—Perdón.- Se disculparon los dos.
—¿Hoy fueron al gremio, no?- Preguntó la albina.
—Sí. Nos fue bien...- Zakko contestaba haciendo notar que quería hablar de algo. —Oye, ¿conociste a Shair?
Era verdad que ella apareció junto a la peliverde de un día para otro. Literalmente.
—Ah, sí. Por la mañana bajó. Fue lo más cautelosa posible.- Procedió a contar. —Ella llegó y se puso a hablar conmigo. Hablamos de cosas banales en verdad. Me preguntó mi color favorito, y cosas así. Me cayó bien, y supuse que podía confiar en ella, ya que también es tu amiga.
—Ya veo. Sí, es de confianza... bueno, no sé cómo meterlo al tema, pero quería presentarte al otro.- Refiriéndose a mí. —Kairo.- Deduzco que él quería que entrara apenas mencionó mi nombre.
No lo hice. Tardé en entrar porque me daba pena.
—¿Kairo?- Volvió a mencionar mi nombre, pero esta vez para confirmar que siguiera ahí.
...
Pasé, pero luego de unos largos segundos. Yo diría que exactamente unos treinta y siete.
—Él es nuestro compañero. Diría que es de confiar también.
—¿"Diría"?- Interpelé.
—Sí.- Reafirmó.
—Hola.- Recibí el saludo de aquella mujer de pelo blanco.
—Hola...- Iba a intentar decir su nombre, pero me acordé de que no me acuerdo su nombre. Si es que lo dijo.
—Yaku.- Ella terminó el saludo por mí.
—Ah, sí, claro. Exacto.
Había algo en mí que evitaba que pudiera verla a los ojos. No sé si estaba nervioso, es posible. Es raro ser presentado con alguien.
—Si de algo puedes estar segura es de que no te hará nada.- Añadió el slime. —Y creo que en poco podré conseguir algo para que puedas salir.
—¿En serio?- Yaku sonó más animada.
—Sí. Mañana intentaré hacer algún recado sencillo y ver si encuentro algo.- Contaba mientras volteaba hacía mí. —¿Me acompañas?
Lo pensé bastante porque en el último tiempo he tenido una agenda muy ocupada.
—Está bien.- Acepté ir con Zakko.
—Gracias.- Agradeció Yaku, sonriéndome. No sé porqué me pone nervioso que me vea.
—De nada...
—Bueno, ya nos vamos.- El slime decidió salvarme de esta tortura de hablar con una mujer que no conozco y no es la exageración de extrovertida.
Me despedí de Yaku, y salí. Zakko se quedó un poco más.
Mientras Zakko se despedía me detuve a observar esta mazmorra. Está de más decir que seguro ya la exploró alguien y está abandonada... Lo que hace preguntarme cómo saben si ya está explorada.
No noto ningún aviso o algo por fuera. Y eso que queda cerca de un gremio.
Él ya salió y nos fuimos hacia arriba. Salimos, y Shair ya estaba dormida. De hecho siento que se durmió antes de que bajemos siquiera.
Zakko se estiró y bostezó.
—¿Quieres que te despierte mañana?- Interrogó.
Me quedé pensando porqué, hasta que caí en lo del recado.
—Sí.
—Está bien. Gracias por acompañarme, por cierto.
—No es nada.
...
—Buenas noches, Kairo.- Se despidió, para volverse slime y acostarse. O simplemente existir, no sé si se puede acostar siendo una bola. Él está parado, existiendo.
Yo me senté en el piso, viendo entre los árboles del bosque, esperando ver algo. Cosa que no sucedió. Lo único que sucedió fue que mis ojos empezaban a pesarme. Por lo que decidí recostarme y caer dormido.