—Te aseguro que esta será tu mejor noche. Estás hablando con un experto aquí, puedes confiar en mis palabras.
Edda sonrió con confianza.
...
—Astaria no dijo nada, pero por el tono rojo que apareció en su rostro, todas las mujeres en la habitación sabían que había cedido.
—Finalmente encontró a su primera presa, eh... —comentó Ámbar usando la conexión; esta vez, se aseguró de que Astaria no pudiera escucharlo.
—No puedo creerlo... —asintió Allura con una expresión algo sorprendida en su rostro.
—Bueno, ¿no cedió Lane una vez? —preguntó Felberta.
Las mujeres entonces se volvieron hacia Lane, la chica silenciosa se sonrojó y bajó la cabeza.
—Escuché que ha estado desatada con las cuerdas ahora.
La expresión de las mujeres se volvió crítica. Lane, que podía sentir sus miradas quemando su cuerpo, se sonrojó aún más y luego respondió,
—Se siente bien, ¿vale? ¿Por qué no lo pruebas antes de comentar algo al respecto?
—De ninguna manera. —Ámbar fue la primera en negarlo.