—Escuché que saludaste a mi esposa muy cálidamente cuando se conocieron. Como un esposo responsable, tengo que devolver el favor, ¿no es así? —La sonrisa de Nux se tornó demoníaca.
Al ver esa sonrisa en su rostro, el cuerpo de Wyot tembló. Definitivamente estaba arrepintiéndose de haber dicho lo que sea que dijo antes.
«¡¿Por qué demonios tienes que abrir esa maldita boca tuya en todos lados, imbécil desgraciado!?», se maldijo a sí mismo en su interior.
—¿Hmm? Entonces, ¿qué dijiste? ¿Que no seguirías sus órdenes, que ni siquiera es la Reina real? ¿Hmm? ¿Qué más? ¿Había algo más? —Nux empezó a reflexionar.
—Yo-Yo… —Wyot no sabía qué decir. No había rastros de su anterior arrogancia. ¡¿A quién pretendía engañar!? Solo mírate el suelo. Valora, Trever, Keeve, Reeve e incluso Sir Wysten, todos ellos estaban tirados en el suelo, inconscientes, ¿cómo podría él derrotar a un monstruo que venció a todos ellos al mismo tiempo?
