—Adelante —ordenó Astaria y Nux entró con sus esposas siguiéndolo detrás.
—Ah, finalmente eres libre —Astaria asintió.
Luego, notó que las mujeres de Nux seguían entrando en su habitación, solo entonces recordó una vez más cuán ridículamente grande era el harén de este chico.
En tan solo un minuto, toda su habitación estaba llena.
—… —Ella no sabía qué decir.
—¿Entonces? ¿Sobre qué quieres hablar? —Nux preguntó con una sonrisa en su rostro.
—¿En serio me estás preguntando eso? —Astaria levantó una ceja.
—¿Hmm? ¿Es algo que debería haber sabido? —Nux inclinó la cabeza confundido.
Al final, Astaria decidió rendirse, miró directamente a las mujeres de Nux y preguntó.
—¿Qué son ellas?
—Eso es grosero. ¿Qué quieres decir con 'qué son ellas'?, no son algún tipo de objetos, una de ellas es incluso tu nieta —replicó Nux.