—Te estaba esperando —dijo Skyla con una sonrisa al ver a la mujer que había golpeado.
—Qué coincidencia, yo también esperaba encontrarme con ustedes —una sonrisa misteriosa apareció en el rostro de Riona.
—Por favor, pasa —dijo Skyla dando la bienvenida.
Riona entró, luego de mirar alrededor, sus ojos se posaron en Amaya, quien estaba sentada en una silla, mirándola con una expresión de aburrimiento en su rostro.
—¿Estás aquí otra vez? Como reina, ¿no tienes cosas que debes hacer? —preguntó Amaya.
Este ya era el quinto día y Riona no se había perdido ni un solo día de la reunión, ni siquiera un día, no había perdido ni un solo segundo, siempre llegaba unos minutos antes y siempre trataba de irse lo más tarde posible.
Al escuchar sus palabras, Riona no se molestó, al contrario, una sonrisa apareció en su rostro, se acercó a Amaya y enterró su cabeza en sus pechos.