—¿Y si me convierto en el Gobernante de este Reino? Eso resolvería todos los problemas, ¿no es así? —Evane miró a Nux y preguntó con una mirada curiosa en su rostro.
—Ese sería el resultado más ideal, también era mi plan inicial, sin embargo, como no parecías muy dispuesta a ser la Gobernante, no te obligué —Nux se sentó y mirando a los ojos de Evane, asintió.
—No te preocupes, me convertiré en la próxima Gobernante, no, quiero convertirme en la próxima Gobernante, ayúdame a serlo —Evane habló con una mirada solemne en su rostro.
—¿Por qué quieres convertirte en la próxima Gobernante? —Nux entrecerró los ojos.
—Quiero saber por qué todos lo desean tanto —Evane respondió.
—¿Huh? —Nux frunció el ceño.
Esa era… una razón extraña.
—Si alguien está dispuesto a matar a su propio hermano o hermana por este cargo, debe haber algo muy muy muy increíble sobre este trono, ¿verdad? Quiero saber qué es. Quiero saber qué me he estado perdiendo todos estos años —Evane continuó.