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—¿Eh? ¿Por qué debería hacerlo? ¿Acaso no hay suficientes perras a su alrededor ya?
Una típica respuesta de Amaya.
—Tsk Tsk, tan egoísta —resopló Ámbar.
Bueno, si fuera alguien más aparte de Arvina, probablemente pensaría lo mismo, sin embargo, no quería perder a su amiga de nuevo.
—Sabes que a Nux le gusta ella, ¿verdad? —preguntó ella.
—Lo sé. Sin embargo, si ella no le corresponde, entonces déjala en paz —respondió Amaya.
—Sabes perfectamente que no gustar de Nux es… difícil. A Arvina le gusta él, solo que no se da cuenta —habló Ámbar.