—Realmente no quieres que el Rey viva ahora, ¿verdad? —preguntó Ámbar con una sonrisa curiosa en su rostro mientras miraba a Amaya.
—¡Hmph! ¿Quién querría que ese bastardo viviera más tiempo? —Antes de que Amaya pudiera responder, otra mujer resopló.
Evane, Amaya y Ámbar se volvieron hacia Allura, y Ámbar sonrió.
—¿Eeh? Hermana Allura, no sabía que odiabas tanto al Rey.
—Intenta vivir con él unos días, tendrías la misma reacción —resopló Allura.
—Muchas gracias, pero estoy muy bien aquí —rió Ámbar entre dientes.
—Tch —chasqueó la lengua Allura.
—Eh... Hermana Allura... ¿por qué odias tanto al Rey? —Evane no pudo evitar preguntar.
Los ojos de Allura se posaron en Evane y finalmente se dio cuenta de lo que había hecho.
—Nada, solo estaba bromeando. De todas formas, el Rey no vivirá mucho tiempo, no tenemos que matarlo si no es absolutamente necesario —Allura intentó disimular.