—Princesa Evane, ¿te gustaría ser la Gobernante de este Reino? —Amaya caminó hacia Evane y preguntó con una mirada curiosa en su rostro.
—¿E-Eh? ¿G-G-Gobernante? ¿C-Como la Reina?
—Claro, ¿qué otra cosa podría ser? ¿Entonces? ¿Qué te parece? ¿Te gustaría participar en la Batalla por el Trono y luchar contra tus queridos hermanos?
—O-Oh.
Evane no sabía cómo responder.
Viendo esto, Amaya retrocedió y explicó.
—Verás, nuestro plan inicial era simple: planeábamos matar al Rey y luego derrocar su reinado. Nux se convertiría entonces en el próximo Rey y viviríamos el resto de nuestra vida junto a él, como Reinas. Su Reina, para que quede claro, no me interesa gobernar el Reino. Mi único deseo es verlo sentado en el Trono y gobernando el mundo.
Amaya miró a Nux y sonrió con amor.
Nux rió entre dientes y luego envió un beso volador en su dirección.
La sonrisa de Amaya se amplió y luego, se volvió hacia Evane,