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—De acuerdo, despide a todos los sirvientes que trabajan aquí, traeré a mi propia gente —ordenó Nux mientras él y sus esposas recorrían Eliya, la nueva mansión de Nux.
—Como ordene, Maestro.
Detrás de ellos, el esclavo más leal de Nux caminaba con la cabeza inclinada.
—Hmm, finalmente esa gente tendría un lugar donde vivir, no están haciendo ningún bien quedándose con Bannermane y Hardwick —Thyra sonrió.
—En efecto. Esos asesinos se estarán moviendo mucho ahora, diles que estén preparados.
—No te preocupes, me aseguraré de que no se relajen.
Thyra asintió.
—Además, ¿cuál es la habitación más lujosa en esta Mansión? —preguntó Nux.
—Esa sería la mía, Maestro.
—Sí, ahora será la mía.
—Sí, Maestro. Me aseguraré de cambiar las cortinas, las sábanas, no, simplemente cambiaré toda la cama y... umm… —Eliyard miró alrededor y murmuró.
—Me aseguraré de colocar la cama más grande posible dentro de esa habitación.
—…
El área entera se quedó en silencio.