Nux extendió entonces sus manos hacia ella y sonrió:
—¿Vamos ya? —dijo Nux.
—E-Está bien —asintió Evane.
Evane no sabía qué estaba sucediendo, por alguna razón, cuando escuchó que esta propuesta era exclusiva para ella, se sonrojó y retrocedió.
Nux entonces avanzó y extendió sus manos hacia ella y su corazón empezó a latir por alguna extraña razón.
¡Él era solo un estudiante ofreciendo un detalle a su profesora tras ganar un duelo, por qué estaba actuando así? Y como su mente estaba ocupada con estos pensamientos extraños, no podía pensar con claridad y aceptó la oferta de Nux para poder lidiar con la incomodidad.
Entonces, ella tomó la mano que Nux había extendido y los dos empezaron a caminar hacia la Cantina de la Academia.
Mientras se sostenían las manos mutuamente.
Esto hizo que Evane se sonrojara aún más, sin embargo, ya que había aceptado la mano de Nux, no podía retractarse de sus palabras. Él se sentiría incómodo si ella lo hacía.
