—Heeh. ¿Para qué la Señorita Amaya piense tanto en alguien, quién será ese afortunado hombre? —De repente, Amaya escuchó una voz juguetona y un hombre, sentado en su cama, apareció justo frente a sus ojos.
Al ver la sorpresa en su rostro, Nux sonrió, quería burlarse más de ella, sin embargo,
—¿Qué estab... —¡NUX! —Sin embargo, antes de que pudiera decir mucho, Amaya reaccionó lo más rápido que pudo y lo abrazó con fuerza, enterrando su rostro en su pecho.
—¿Estás bien? Escuché que te desmayaste, ¿qué pasó? —La preocupación en su voz era evidente como el día.
Nux frunció el ceño y preguntó,
—¿Cómo lo supiste? —Allura me lo dijo —respondió Amaya.
—¿Ah? ¿Ustedes dos hablaron?
—Sí, usamos esa conexión telepática —respondió Amaya y Nux asintió comprendiendo.
Era algo bueno.
Sus chicas deberían llevarse bien entre ellas.
De hecho, estaba contento de que Allura tomara la iniciativa de contactar a Amaya.