—Eres tan preciosa, mi encantadora Thyra.
—¿Eh? —Thyra frunció el ceño.
Entonces, la sonrisa de Nux se ensanchó y murmuró:
—Jeje~ Pensar que compartirías la esencia de tu ser conmigo, jeje~.
Por alguna razón, cuando lo dijo Nux, a Thyra le pareció que era lascivo.
—No lo pienses demasiado, no estás obligada a compartir algo tan importante con nadie. Guarda tu tesoro para ti misma. Eso no te hace egoísta. Puedo entender completamente lo que significan para ti tus técnicas, y estoy seguro de que los demás también lo entenderían. Además, me alegra que decidieras compartirlas conmigo, me hace sentir especial, gracias —dijo Nux.