—Bueno, en realidad, no tengo planeado llamar al Rey.
—¿Eh? ¿Tienes algún otro plan? —preguntó Nux con una sonrisa.
—No, tampoco tengo ningún otro plan —respondió Amaya, y Kelton entró en pánico.
—¡¿Qué!? ¿La señorita Amaya se había quedado sin planes!?
—¡¿Cuándo ha ocurrido esto antes!?
—¿Y por qué está tan tranquila?
—Hmm, entonces, ¿por qué no tienes miedo por tu vida? —preguntó Nux.
Entonces, una sonrisa apareció en el rostro de Amaya mientras respondía,
—Simplemente creo que no estás aquí para matarme.
—¿Hmm? ¿Por qué piensas eso?
—Bueno, ¿por qué estás perdiendo tanto tiempo entonces? Vamos, hazlo. Mátame —Amaya se rió entre dientes.
...
Nux parpadeó varias veces, luego, él también se rió entre dientes.
—Tienes razón, no estoy aquí para matarte.
Entonces, retiró la daga del cuello de Kelton y se echó hacia atrás.
Kelton suspiró aliviado mientras se frotaba el cuello.
No lo negará, tenía miedo.
Mucho miedo.
Sin embargo, ahora las cosas estaban mejor.