—S-Señorita Allura, no creo que pudiéramos hablar del tema correcto… p-pero disfruté nuestra conversación... siento que te conocí mejor —murmuró Edda con un ligero rubor en su rostro.
—E-Esto quedará entre nosotros... ¿Puedo confiar en ti, verdad? —preguntó Allura, su rostro estaba completamente rojo en ese momento.
Nunca esperó que las conversaciones como esa fueran...
¡Fueran tan emocionantes!
Sin embargo, sabía que no podía hablar así con cualquier persona.
—Puedes confiar en mí, Señorita Allura, ni un alma sabrá de lo que hablamos aquí —asintió Edda.
—G-Genial... —Allura también asintió.
Las dos de verdad se habían acercado mucho más que antes.
—Me retiro ahora, Señorita Allura —murmuró Edda mientras se levantaba.
Allura también se levantó y la acompañó hasta la puerta, algo que nunca había hecho antes.
—Hablemos otra vez, Señorita Allura —murmuró Edda con una pequeña sonrisa.
El rubor de Allura se intensificó y ella asintió.