Al día siguiente, Edda se despertó y sus ojos se posaron en Nux, quien la miraba con una pequeña sonrisa en su rostro.
—Buenos días, mi sirvienta pervertida —saludó Nux.
Una sonrisa también apareció en el rostro de Edda.
De hecho, era la mejor manera de empezar el día.
Asintió interiormente.
Pronto, los recuerdos de la noche anterior entraron en su mente y su sonrisa se amplió.
—Fuiste increíble anoche, maestro —murmuró Nux.
—¿Y esa asesina, se fue? —preguntó Edda.
—¡Claro que se fue! Jajaja —Nux no pudo contenerse y se rio a carcajadas.
—¡Hmph! Yo no hice nada, solo estaba haciendo lo que tú me dijiste —replicó Edda, sin embargo, aunque intentaba sonar enojada, la sonrisa en su rostro la delataba.
Anoche, alguien los espiaba mientras tenían sexo. No, eso no está bien, es mejor decir que fue manipulada para espiarlos.
Si Nux no hubiera ordenado a Alger llamar a Thyra, nada de esto habría sucedido.
Claro, nadie necesitaba saber eso.
Así que ¡Shhh!
Ejem Ejem.