El pequeño pueblo de Babilonia estaba en un rincón remoto, casi olvidado del reino de Cristal. Durante mucho tiempo, no vio más emoción que la de un comerciante de buena reputación que pasaba por allí porque su ruta normal estaba bloqueada por monstruos. En una ocasión, los hijos de la familia noble que poseía el territorio pasaron por el pueblo, y fue considerado la noticia más grande.
Los niños se reunían en las calles y los padres dejaban el trabajo solo para ver pasar su carruaje. Había una gran diferencia de clase entre ellos, claro, pero también había una diferencia de cultivo. En el mundo donde la fuerza era lo más importante, no había celebridades más grandes que aquellos que ejercían una gran fuerza, y en ese momento, seguramente eran los hijos de los nobles.
