Khuno y Cava fueron teletransportados una vez más, esta vez encontrándose en una tierra fría y desolada. Debido a que eran cultivadores, el frío no les afectaba negativamente, pero fue mucho más cortante aquí que incluso en la montaña nevada en la que estaban antes.
Cada respiración que tomaban se sentía mordazmente fría, pero para ellos, era más revitalizante que incómoda. Cada aliento que exhalaban dejaba un largo y espeso rastro de neblina.
Y sin embargo, además de su aliento neblinoso y el escalofrío que les recorría la espina, no había ninguna otra señal del frío imperante en los alrededores. No había nieve ni hielo por ningún lado. Lo único que podían ver era el suelo seco pero granulado, y los guijarros y rocas grises y beige esparcidos por toda el área. Ni siquiera había alguna vegetación.
Si no supieran mejor, asumirían que habían sido enviados a algún tipo de páramo o área desierta.
